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Las marcas de la Tierra

A modo de Preludio

Bienvenidos a DatosUBA.
Comenzamos el presente cuatrimestre, con un nuevo diseño de Programa académico, que tiene por objetivo, acercarnos de diversas formas a las complejidades y contradicciones que nos arroja el Siglo XXI. Temáticas como la 4ta revolución industrial, la digitalización de la información, el uso de narrativas totalizantes para generar consensos nos provocan imprimirle a esta cursada , un nuevo escenario.
Nuestra actualidad se encuentra minada de controversias: criterios de verdad, formas de vida y de pensamiento invaden de forma particular nuestra Universidad y nuestro espacio. No somos ajenos a ellas, somos su caja de resonancia.

Abordando estos aspectos, proponemos configurar de otra forma nuestros encuentros académicos. El espacio de los Teóricos, será un gran Seminario que tendrá como eje ir desentrañando el hilo de Ariadna que implica comenzar a comprender qué es lo que está aconteciendo a nuestro alrededor:  la metáfora del dinero en papel, las nuevas tecnosociabilidades, los filtros burbuja operando sobre las subjetividades dan cuenta de un pulso del mundo que gravita independientemente de voluntades maniqueas.
Cada espacio de Prácticos, desarrollará ejes diferentes: Plataformas Gafa, Fake News, Inteligencia Artificial, Big Data y Medios Locativos.
Esta nueva propuesta metodológica genera una dinámica en donde el espacio de Teórico, será la unidad de las diversas dimensiones que se desplegarán en cada Práctico.

 

Las marcas de la Tierra

Timothy Morton y Yuval Harari serán los protagonistas de nuestros primeros debates. Ellos plantean la construcción conceptual de una nueva idea: el antropoceno. ¿Qué implica la misma? Según estos autores, creíamos que vivíamos en la era geológica del Holoceno hasta que, en el año 2000, los científicos y filósofos, la dieron por concluida, comenzando a reivindicar nuestro tiempo (siglo XXI) como el inicio del Antropoceno, caracterizado por la hegemonía de la humanidad sobre la naturaleza.

Quizás el meollo de la cuestión en esta gran enunciación sea comprender qué implica humanidad y naturaleza. Pero avancemos en estas ideas.

Aunque ya intuíamos que nuestras actividades económicas estaban teniendo repercusiones en el medio ambiente, Harari/Morton, señalan que se tienen suficientes indicadores objetivos que certifican que, es el ser humano, el agente responsable del actual cambio global eco – sistémico terrestre. La narrativa anuncia que a partir de esta trascendental toma de conciencia, se está produciendo en nuestro tiempo, un cambio radical de paradigma cultural en la propia concepción que tenemos de nuestra especie y del modo en que deberíamos relacionarnos con el planeta Tierra.

De esta forma, el antropoceno es definido como una época geológicamente dominada por el humano. En este período de la historia, es el hombre quien tiene el control de los ciclos biogeoquímicos del planeta. El cambio climático, el calentamiento global, la disminución de biodiversidad, la pérdida de masa forestal, el agotamiento de recursos o la extinción de especies, nos hace responsables de un escenario natural inseparable de nosotros mismos.

Esta teoría, nos permite comparar el poder de transformación de la humanidad con una era geológica. El lanzamiento del 6 y 9 de Agosto de 1945 de las primeras bombas atómicas, nos invita, según estos autores, focalizar un punto de inflexión en esta gran aceleración de modificaciones, posibilitando la marcación de una modificación geológica.
La reflexión de la teoría del antropoceno, promueve a investigar cómo la acción del hombre ha influido e impactado en el planeta. A modo de una gran metáfora podríamos señalar que la revolución agrícola ha silenciado los animales y las plantas y la revolución científica, acabo silenciando a los dioses. Las revoluciones y el humanismo, han dejado al ser humano en el centro del mundo, arrojándolo a la soledad. Un sujeto ya sin Dioses pero con saber científico.

 ¿Cómo se domina el mundo? ¿Cómo se vive en el planeta? ¿Qué es lo natural? ¿Qué es lo artificial?
Es necesario marcar un imaginario para vernos a nosotros mismos.

(des) Naturalizando la cultura

¿Cómo desembarazar nociones?   ¿Cómo quitarles lo apremiante que plantean?¿Cómo dejarlas silenciadas ante tanta pasión?

Quizás aquí el elemento que se puede explorar es trabajar la idea del paisaje. Es decir plantear el paisaje como producto de una construcción cultural. De esta forma, podremos observar cómo una mirada de época, lo construye. Analizar las posiciones sociales concurrentes como así también cómo lo han cuidado, lo han alterado, explicado, discutido, agredido, modificado.

El paisaje es el resultante de la dominación entre la cultura y naturaleza. La propuesta es realizar un análisis desde los propios privilegios que el humano tiene en esta posición. El planeta, en este caso, es una producción material realizada por los humanos.

Deseamos al respecto, plantear el siguiente ejemplo:

Cartografías: cuando el mapa no es el territorio

La construcción del globo terráqueo tiene 400 años de historia. Su fabricación, se desarrolló rápidamente durante el Renacimiento europeo como resultado de desarrollos tecnológicos como la impresión y la disponibilidad de traducciones al latín del tratado geográfico de Ptolomeo a principios del siglo XV.

La tradición islámica anterior de creación de globos, se centró principalmente en el globo celeste, pero el trabajo de Ptolomeo y los nuevos descubrimientos realizados por viajeros europeos, proporcionaron el estímulo para desarrollar el globo terrestre como un instrumento científico. A fines del siglo XV, la fabricación de globos, se convirtió en un arte en Europa.

El geógrafo alemán Martin Behaim hizo el globo terráqueo más antiguo que ha sobrevivido – 1492 (y se encuentra en el Museo de Historia de la Ciudad de Berlin). 

El logro de Behaim fue oportuno. Quizás Cristóbal Colón, lo tomara como referencia en su convicción de navegar hacia el Oeste para encontrar el Oriente.

Pero en realidad, lo que acabamos de afirmar….no es así. Colón tenía pleno conocimiento de las mediciones de Eratóstenes, de los viajes vikingos y de los mapas de Toscanelli. No se discutía la redondez de la Tierra, se discutía si la estimación de Eratóstenes era en estadios grandes o pequeños. Si eran pequeños, llegaba a oriente con las carabelas que permitían una autonomía de unos 25 días, pero si el radio era en estadios grandes, entonces no llegaba y habría escorbuto en su tripulación por falta de frutas y verduras.

Esa fue la discusión en Salamanca. No la esfericidad que todos los sacerdotes o sabios conocían. Como vemos, de lo que se trata entonces, no es solo de criterios de verdad epocales, sino de construcción de narrativas (y de su recursividad sobre ellas).

Avancemos un poco más: los globos terráqueos de hoy no serían lo mismo sin el geógrafo flamenco Gerhard Kremer, que es más conocido por la forma latina de su nombre, Gerardus Mercator.

Mercator vivió desde 1512 hasta 1594 y también fue cartógrafo, matemático, astrónomo y grabador. Es conocido por todos nosotros, dado que en nuestra escolaridad primaria y media, se ha visto plagada de actividades de configuración del Planeta Tierra bajo su cartografía (todos algunas vez hemos realizado trabajos en mapas). La proyección de Mercator, configura un espacio en el que todos los meridianos y las líneas longitudinales son paralelas y las líneas de latitud se cruzan en ángulo recto y también son paralelas entre sí.

Este tipo de proyección simplificó la lectura del mapa; por ejemplo, un navegante puede trazar el rumbo de un barco entre dos puntos cualquiera en línea recta y seguir ese rumbo sin cambiar la dirección de la brújula. Mercator también influyó ampliamente en todos los demás aspectos de la creación de mapas; el atlas mundial también es su invención.

En el pasado, los globos eran en general sólidos y estaban hechos de una variedad de materiales que incluían vidrio, mármol, madera y metal. Los globos huecos, incluidos los hechos bajo el patrón de Mercator, se produjeron a partir de hojas de metal delgadas, incluido el cobre.

Los globos celestes anteriores generalmente estaban hechos de metal y eran obra de orfebres y grabadores. Pero con la invención de la imprenta mecánica en el siglo XV, fue posible imprimir trozos de papel que podían cortarse y pegarse en una esfera. La artesanía de la fabricación de globos terráqueos se convirtió en la expertes de impresores y editores.

La construcción de los globos impresos, como los que nuestros maestros utilizaron en nuestra primaria,  comenzó con la creación de una esfera hueca de cartón pegado en capas con una hoja de papel similar al papel maché. Se crearon dos hemisferios que luego se montaron en un marco y eje de madera y se cosieron juntos. La esfera se cubriría con yeso y se envolvía con otra para crear una superficie lisa. Inevitablemente, el peso no se distribuiría de manera uniforme y el globo terráqueo estaba desequilibrado (por ese motivo, lo veíamos siempre inclinado). El proceso de “equilibrar el mundo” implicaba pegar pequeños paquetes de plomo en tela en el interior del globo para evitar que se desplomara en una posición.

Como podemos observar, la construcción del Globo, marca un imaginario para vernos a nosotros mismos. Una forma de representar un espacio, un territorio al tiempo de construir una imagen y marca del mundo.

 

Post scriptum:

A continuación, las imágenes que nos permitieron conversar en la Clase Pública Presencial

 

Comentarios

  1. adolfo tapia gallardo

    muy interesante e instructivo articulo
    1era vez que veo cómo se confeccionan los globos terráqueos!
    pido un favor:
    proporcionar un link para luego
    imprimir las piezas a pegar (husos o semi-husos)
    tanto de la tierra como de las constelaciones
    gracias
    saludos desde el perú

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