Teórico 2 2 Cuat 2018Antropoceno, cuando los humanos bautizamos a nuestra época

Antropoceno, cuando los humanos bautizamos a nuestra época (Teórico II, 2do Cuat 2018)

“Sin embargo, nadie ha descubierto hasta ahora
todo aquello de lo que el cuerpo es capaz”. (Spinoza)

La tierra se ha convertido en un gran laboratorio, sin que podamos anticipar el resultado del experimento todavía en marcha. Nos encontramos con el concepto filosófico, religioso, antropológico y político mas importante de nuestro tiempo, y con una mínima moralia que nos obliga a pensar en la cohabitación de los ciudadanos de la Tierra con las formas y los procesos no-humanos. ¿Estamos frente a la reinvención de lo humano a frente a nuestro apocalipsis?

1 El antropoceno se dice de muchos modos

“Estamos en una misión:
se nos llama a configurar la Tierra”. Novalis

La indiferencia de la naturaleza frente a la actividad humana era una ilusión que se correspondía con la era de la ignorancia.

La prepotencia que exhibe Isabel I cuando asciende al trono de Inglaterra en 1558 con su mano contiene al globo terrestre debajo de su trono, ya no es posible en nuestros días. Hasta los gabinetes de curiosidades han empezado a perder su variedad y tono exótico, con la muerte creciente de las especies y las castátrofes naturales (y artificiales) que cada día infligen mas víctimas humanas y materiales, en un mundo cada día mes desencantado y amenazado por las calamidades mas diversas -aunque como sostienen los neo-iluministas en promedio el nuestro es el mejor de los mundos posibles

1.1. Blue Marble

Solo recientemente en 1972 con la foto tomada por la tripulación de la Apolo 17 nos vemos a nosotros mismos como una bolita azul. La tierra se convierte en un globo isabelino.

Pero en el momento mismo que la tierra se unifica y deviene un navío espacial reconocemos -para muchos demasiado tardíamente- que la tierra es un vehículo que viene sin instrucciones de mando, uso y por eso deberíamos entregar las competencias de pilotaje, sacándoselas a los políticos y los financieros (que vienen destrozando el mundo a golpe de decisiones erradas, autistas y corporativas), debiéndolo poner en manos de los diseñadores, ingenieros y artistas.

Así al menos lo creía Buckminster Fuller (1968) quien fue el primero, hace casi medio siglo en penetrar en la conciencia colectiva. Sin embargo sus señalamientos, al que se han sumado ya varias generaciones de ecologistas, muestra que a falta de conceptos más precisos, esa amenaza no permita evasión alguna a la falta de compromiso poético, como prueba el reconocido fracaso de las numerosas «cumbres climáticas». Y su torpedeo definitivo a manos del Fakereal Trump.

El miedo de los viajeros a bordo de la nave espacial Tierra tiene que ser mitigado por medios más concretos. Para su tratamiento se necesitan procedimientos cognitivos y técnicos revolucionarios (necesitamos toolkits filosóficos, epistemológicos en construcción).

A nosotros los pasajeros del navio espacial tierra no se nos ha provisto de ninguna instrucción de uso, probablemente porque nosotros mismos debemos llegar a descubrir el secreto de nuestra situación.

Peter Sloterdijk (2018) autor del ensayo «El Antropoceno: ¿una situación procesal al margen de la historia de la Tierra?» en ¿Qué sucedió en el siglo XX? utiliza el término «monogeísmo», para designar el mínimo de una relación contemporánea no ignorante con la prioridad de la Tierra. Constituye, a la vez, el axioma de una ontología política de la naturaleza.

Somos autodidactas en la navegación espacial, y cada vez en muchas cosas mas, a pesar de que se insiste hasta al hartazgo en pedagogizarnos, en hacernos pasar por el tamiz formalista de los estudios universitarios, en ahorrarnos preguntas y dudas, buscando calificaciones profesionales, y sobretodo en ignorar la pluralidad de futuros posibles a los que asociamos con las fantasias, acostumbrados como estamos a imaginar la inevitabilidad de nuestro presente.

Buckminster Fuller quiso dejar la responsabilidad de este cambio dramático en manos de los diseñadores, a los que exigía un modo de pensar «comprehensivo» y «anticipador». Tal modo de pensar debía posibilitar la «planificación del mundo» en un «sistema total de comunicación del ser humano» dentro de la nave espacial Tierra.

Cuarenta años después de la publicación del manifiesto de Buckminster Fuller se comprueba que son más bien los meteorólogos y no los diseñadores los que se han preocupado de que se impusiera la nueva idea de mundo como macrointerior. Pero también un tipo de diseñadores que Bucky no porebvó como los especulativos, los de ficciones, los creadores de prototipos operativos.

Para nosotros resulta evidente: no es la creatividad sino la meteorología la que ha llegado al poder. Se ha impuesto política y científicamente porque ofrece en este momento el modelo más sugestivo del interior global; trata del continuum dinámico de la capa gaseosa terrestre que, desde la época de los físicos griegos, llamamos atmósfera, literalmente «esfera de vapor».

1.2. Antropoceno como mensaje moral

El Antropoceno se dice de innumerables modos, aunque muy pocos hayan escuchado anterioormente el término.

El Antropoceno (que reemplaza a la última era geológica el Holoceno que reinó durante 11.700 años) es una época geológica caracterizada por la transformación humana de los sistemas planetarios, en la que el cambio climático será la principal manifestación.

La palabra fue pronunciada en público por primera vez por Paul Crutzen un Premio Nobel de Química en un congreso internacional en Cuernavaca en 2000. Pero el biólogo estadounidense Eugene Stoermer la venía empleando desde principios de los años 80. Y no remite solo al cambio climático, sino también a la disminución de la naturaleza virgen, a la urbanización inclemente, a la agricultura industrial devastadora, a la infraestructura del transporte colapsada, a las actividades mineras contaminantes, a la perdida de biodiversidad, a la modificación genética de los organismos, a los avances tecnológicos, a la acidificación de los suelos o a la reciente hibridación socio-natural.

La proliferación del concepto, ante todo, revela el hecho de que, bajo el ropaje de objetividad científica, transmite un mensaje de urgencia político-moral

El ser humano se ha convertido en responsable de la ocupación y administración de la Tierra en su totalidad desde que su presencia en ella ya no se lleva a cabo al modo de una integración más o menos sin huellas.

Con la adscripción de responsabilidad se crea una dirección para posibles denuncias

La «humanidad» puede ser reducida al estatus de una “cantidad despreciable”, una moto de polvo -como irónicamente insinúa Stanislav Lem (1986) en su crítica de los libros imaginarios- al insistir en que si todos los seres humanos del planeta, los 7600 millones nos ahogáramos de pronto, el nivel de los océanos no subiría mas que una centésima de mm.

Ante la posibilidad de que la historia y la biología nos consideren insignificantes (como sucede cada vez mas en la ciencia-ficción que no tiene empacho en aniquilar a la raza humana en un santiamén, para “ralear” y empezar de nuevo (como vemos en series como Helix, Colony, los 100), no podemos ya representarnos libertad alguna que no incluya también la libertad para aceleraciones arriesgadas, libertad para movimientos hacia los objetivos más lejanos, libertad para la exageración y el derroche e, incluso, libertad para explotar y autodestruirnos.

1.3 Crítica de la razón profética

Pero no todo apocalipsis debe verse como una declaración postrera de incompetencia para arreglar los asuntos humanos. También vernos ante la posibilidad “realista” de una autodestrucción colectiva, podría servir para bajarnos del piloto automático con el que manejamos al navío espacial tierra, y serviría de antídoto a un futuro sin sorpresas que amenaza con terminar con la única tierra que supimos conseguir.

El filosofo político francés Jean-Pierre Dupuy ha presentado esbozos de una crítica así en su estudio de 2004 Pour un catastrophisme éclairé. Según él, solo apocalípticos experimentados pueden ejercer una política racional de futuro, dado que son lo bastante valerosos como para considerar también lo peor como posibilidad real. Pero este tipo de diseñadores holísticos escasea, no se forma en la universidades del pasado y no oractuica políticas de corto plazo con fines electoralistas.

Ha llegado el momento de reflexionar sobre el destino apocalíptico de la humanidad: con el siglo que está llegando a su fin, de hecho hemos adquirido la certeza de que la humanidad es capaz de aniquilarse a sí misma, ya sea directamente a través de armas de destrucción masiva (cuando existen y no como en el invento iraquí), o indirectamente alterando las condiciones necesarias para su supervivencia (que pueden llegar al delirio de forzar la evolución para convertir a los humanos en Humanos-Titanes y poder respirar sin auxilios ortopédicos en la superficie de la luna Titan la mas grande que circula cerca de Saturno como se especula en la película The Titan.

Lo peor ya no está por venir, pero ya sucedió, y lo que consideramos imposible ahora es cierto. Frente a esta situación sin precedentes, la teoría del riesgo ya no es suficiente: debemos aprender a enfrentar la catástrofe, a no imaginarla más en un futuro improbable sino a pensar en ella en el presente.

Y sin embargo, nos negamos a creer en la realidad del peligro, incluso si lo vemos todos los días. Es a la naturaleza ineludible de la catástrofe y no a su mera posibilidad que ahora debemos enfrentarnos. Por eso insiste Sloterdijk en que el expresionismo cinético de los últimos siglos ha de ser modificado radicalmente, si es que no se puede acabar con él de una vez.

1.4 Eurocéntricos

El colectivo que hoy se caracteriza con expresiones como «humanidad» consiste fundamentalmente en agentes que, en menos de un siglo, se han apropiado de las técnicas desarrolladas en Europa. Mas que Antropoceno deberíamos hablar entonces de Euroceno o Tecnoceno con las limitaciones que esto supone para otras consideraciones geopolíticas y geoestratégicas.

Existe un nexo causal relativamente joven desde el punto de vista de la macrohistoria, es decir, de cerca de tres mil años, entre cría de ganado vacuno y política imperial. Con el concepto «Antropoceno» la geología actual retoma el hábito epistemológico del siglo XIX de historizar cualquier objeto discrecional y dividir todos los campos historizados en eones, eras o épocas

1.5. El efecto Mateo

«El desarrollo produce siempre más desarrollo
Schumpeter».

Quien pregunte por el movens de la aceleración típica de la Modernidad se fija en mecanismos de retroalimentación para los que el sociólogo americano Robert K. Merton, siguiendo un pasaje conocido del Nuevo Testamento, ha propuesto la expresión “efecto Mateo” y que en la literaturav reciente sobre digitalismo se traduce en «the winners take all«.

Aunque la Edad Moderna también está marcada por la aparición de circuli vitiosi desastrosos, la imagen de todo su transcurso, sin embargo, es hasta ahora la de un nexo de círculos venturosos cuyos efectos se acumulan en una nueva percepción del tiempo y que se ejemplifican mejor que en otros ámbitos, según Sloterdikjk en

– las artes plásticas,
– el sistema crediticio,
– la ingeniería mecánica,
– el Estado,
– la investigación científica y
– la jurisprudencia.

todos basados en el efecto Mateo.

– Con Tiziano, Caravaggio o Rembrandt la capacidad artística llegó hasta lo estratosférico.

– De la unión de crédito y talento — surgieran grandes fortunas y que a partir de capitales iniciales modestos crecieran empresas de alcance mundial. Por ello aunque el capitalismo habría debido llamarse desde el principio «creditismo» o «invencionismo».

– Solo en la Europa modernamente estimulada, sujeta ya a juegos de autorrefuerzo de todo tipo, pudo surgir la idea en apariencia trivial, pero en realidad aventuradamente audaz, de que los humanos somos por naturaleza seres con derechos inalienables y lo que nos vuelve a ser tales es el “derecho a tener derechos” como bien señalo Hannah Arendt.

2. El apocalipsis se refleja/reinventa en las ficciones de diseño

La grieta se manifiesta también de innumerables modos. Mientras los neo-iluministas con Steven Pinker, Johan Nordberg, Hans Rossling (ver PPT al final) y Max Roser a la cabeza, usan llamativas estadísticas para mostrar que vivimos (comparativamente y a pesar de las enormes desigualdades) en el mejor de los mundos posibles, el horizonte del Antropoceno contradice esas certezas y nos pone sobreaviso.

Es cierto que los datos pertenecen a un dominio y el antropoceno -cuando deriva en apocalipsis- corresponde a otro. La Crítica de la razón narrativa revela que el «Apocalipsis» es el intento de evaluar el mundo desde su final; implica un procedimiento cósmico-moral de clasificación, en el que los buenos son separados de los malos.

Pero entre los datos y la era geológica que nos responsabilizan de nuestra autodestrucción existen muchos espacios y dimensiones que deben ser exploradas mediante neo-disciplinas, ausentes de las universidades convencionales, departamentalizadas y abroqueladas en categorías y distinciones del siglo XIX y a veces del XX, sin mayor filo conceptual ni explicativo.

Por eso debemos recurrir a la ciencia-ficción, a las ficciones de diseño, y a otras herramientas y toolkits, para entender que está pesando y sobretodo para manejar las políticas y prácticas inerciales que cada vez le dejan menos margen al futuro para que no sea una mera prolongación del presente.

2.1. La ciencia ficción como desahucio y raleo

Ante las nuevas lógicas y modelos de sociedad, cultura y economía, se necesitan nuevos imaginarios de futuro y nuevas herramientas para construirlos. El diseño ficción es una nueva metodología que nos permite prototipar objetos tangibles, con una estética concreta deliberada y una propiedad narrativa implícita. Con estos objetos podemos viajar a escenarios de futuro y reflexionar sobre cómo queremos nuestro mañana (Sterling, 2005; Roselló, 2017).

Así pues, el diseño ficción se está convirtiendo en la nueva ciencia ficción, un nuevo espacio cultural donde la reflexión y creación de escenarios futuros se adaptan a tiempos donde la velocidad va más acelerada y, en cierto modo, vivimos a intermitencias entre los futuros deseados por unas corporaciones y la negación o impotencia por imaginar otros nuevos. Ahora es tiempo de prototiparlos y construir nuevas posibilidades.

La aglomeración humana no es en absoluto, en su estadio actual de evolución, una mera realidad biomásica. Si ha de ser llevada al banco de los acusados sería ante todo porque constituye una agencia metabiológica, que gracias a su fuerza de acción puede ejercer mucho más influjo en el entorno del que podría suponerse por su relativa falta de peso física.

En este sentido referencias a series televisivas y películas -entre las que destacan algunas como las siguientes- operan como esos prototipos, aunque en este caso sea de consumo, y lo que nos corresponda a nosotros es pasar a su producción al mejor estilo de la cultura maker en los trabajos de los alumnos de la cátedra.

The 100 (en español: Los 100) es una serie de televisión estadounidense de ciencia ficción apocalíptica y drama creada por Jason Rothenberg y basada en la novela homónima escrita por Kass Morgan

Colony es una serie de televisión de ciencia ficción dramática estadounidense creada por Carlton Cuse y Ryan J. Condal, protagonizada por Josh Holloway y Sarah Wayne Callies.

3% El argumento se desarrolla en un futuro distópico en Brasil en el que a las personas se les da la oportunidad de ir a la «mejor cara»

Black Mirror La serie gira en torno a cómo la tecnología afecta nuestras vidas, en ocasiones sacando lo peor de nosotros;

Altered Carbon es una serie de televisión estadounidense de ciencia ficción creada por Laeta Kalogridis y basada en la novela del mismo nombre en inglés, traducida a español como Carbono alterado

Travelers (Viajeros en español) es una serie de televisión de ciencia ficción creada por Brad Wright, y es protagonizada por el actor ganador del Emmy, Eric McCormack

2.2 Apocalipsis varios

La acuñación del concepto «Antropoceno» obedece ineludiblemente a la lógica apocalíptica. Señala el final de la despreocupación cósmica, que estaba en la base de las formas históricas del ser-en-el-mundo humano.

El químico alemán Wilhelm Ostwald (1853-1932) fue el primero que, en su escrito Der energetische Imperativ [El imperativo energético], conceptualizó de forma explícita la finitud de los recursos terrestres, y llevo a cabo un giro crítico respecto a la industria y al Estado

En el escrito de Ostwald comienza aquella «analítica de la finitud» que será trasladada poco después por Heidegger de la esfera de las ciencias naturales a la dimensión existencial.

Todas estas series -y muchas otras películas análogas- examinan videoconceptualmente esa dimensión de la finitud violada y de las consecuencias faústicas que supone ignorar las innumerables alertas que desde los territorios mas diversos anuncian el fin del mundo del crecimiento ilimitado, basado en el consumo fósil, en una economía (financiera) desbocada, en una virtualidad fomentada por las tecnoindustrias de la conciencia, y en una ingenuidad absurda acerca del mantenimiento indefinido del hipercosumo.

3 ¿Cuánto dura un siglo, una era una época?

Frente a los datos macizos de la tecnología y la economía conviene anteponer las potencias filosóficas de las preguntas filosóficas, y las interrupciones del sentido común, canonizado universitariamente.

La “descajenagrizacion” operación latouriana (2005) por antonomasia que corona los barruntos de Husserl y Heidegger acerca de poner entre paréntesis a la realidad, al ser y al tiempo, nos lleva a cuestionar cualquier categoría por mas simple e inobjetable que parezca, especialmente las temporales.

Si creíamos que vivíamos en una época geológica: el Holcoeno, pero en realidad estamos viviendo en el Antropoceno, ¿no debemos aplicar este desfasaje temporal/conceptual a nuestro propio tiempo histórico? Si ya no vivimos en el siglo que indica el calendario, sino que que las divisorias memética y epistémicas se mueven según otros parámetros difíciles de dilucidar, ¿cuál es nuestro siglo, y cuál fue el anterior?, y ¿en que lugar de la historia estamos parados? ¿De dónde venimos y havia domnde vamos? Cuando el rol de la filosofía de la historia ya no está en manos de estos profesionales sino de los titanes de la industria de punta como Bill Gates y Elon Musk?

Ya Eric Hobsbawm (1994) había inciado este recorrido bautizando al siglo XX como un siglo corto porque solo abrazaría el período 1914-1991.

«¿Qué son cien años, que son mil años, viendo que solo un instante es suficiente para borrarlos?» ¿cuál es el momento excepcional que cancela el siglo XX?, ¿La caída del muro de Berlín?, ¿La secuenciación del genoma? ¿La introducción del euro? se pregunta Badiou (2005) para inmediatamente triseccionar al siglo en tres cronologías diferentes

3.1 el siglo soviético la época comunista (1918-1989) (70 años)
el siglo totalitario / mal radical

3.2 el siglo apocalíptico “Se inicia en 1917 con Lenin (alguien prefiere comenzar en 1793 con Robespierre, pero luego se convertiría en demasiado tiempo), que alcanza su punto más alto, con Stalin en 1937, con Hitler en 1942 hasta 1945, y termina sustancialmente en 1976, con la muerte de Mao Zedong «60 años

3.3 El siglo liberal / democracia triunfante

Este siglo, donde el parlamentarismo y su apoyo abren el camino principal a las ideas pequeñas, es el más corto de todos. Comenzó a más tardar después de los años setenta (últimos años de exaltación revolucionaria) y dura treinta años. Un siglo de edad «. 30 años

Estas diferentes maneras de circunscribir el siglo dependen, principalmente,  del modo de captar la relación entre violencia y transformación histórica.

Entonces, la periodización más difundida, y también la más fuerte en este libro, hace comenzar al siglo en los años 1914-18, lapso de la primera guerra llamada mundial, que incluye además a 1917, año en que se produce la revolución de octubre, dando inicio a la empresa comunista igualmente concebida como planetaria.

Guerra y Revolución, son los términos que vertebran este período, que dura sólo 75 años, y culmina junto con la guerra llamada fría, en 1989. Para el autor, este último conflicto fue una especie de puesta en escena de la disposición ontológica del siglo que, más allá de las apariencias, no habría estado presidida ni por la figura de lo “Uno”, ni por la dialéctica, sino por “Lo Dos”, cuya dinámica es la síntesis disyuntiva (Deleuze dixit), y cuya meta en el siglo fue la destrucción de los términos. Se trataría por tanto, de un “antagonismo no dialéctico”.

Independientemente de qué puntuación elijamos, lo que todas tienen en común es que el siglo pasado no fue el de las ideologías o de las grandes construcciones imaginarias (lo que se correspondería más bien con el siglo XIX), sino que fue un tiempo dominado por la figura de la apuesta definitiva, que traduce una pasión de lo real, es decir, un impulso por maniobrar fuertemente el soporte mismo de la realidad. De ahí una de las tópicas predilecta del siglo, la del hombre nuevo, cuyo reverso también fulgura como un síncope, y se trata del final del hombre.

El siglo XX buscó hacer presente. ¿Cómo conciliar esto con el género del manifiesto, en el cuál es condición la referencia a un futuro, a lo que vendrá? Respuestas: notando que la subjetividad del siglo estaba convencida de que podía “construir el tiempo”, y hacer que aquello que iba a llegar en el futuro comenzara a efectuarse ya mismo. Eso sí, para hacerlo, sólo se podía confiar en la vía formalista. Por eso el XX es el siglo de expansión del formalismo, no sólo en la ciencia sino también en la política, en el arte y en la filosofía.

El punto, de hecho, para nosotros los filósofos -dice Badiou-, no es lo que sucedió en el siglo, sino lo que se ha pensado. ¿Qué piensan los hombres de este siglo, que no es simplemente la continuación de un pensamiento anterior? ¿Cuáles son los pensamientos no transmitidos? ¿Qué se pensó antes sin pensamiento, o impensable?

¿Y si el siglo XX fue el de la construcción, el del XXI será el de la destrucción? ¿Los intentos fallidos del siglo XX por construir al hombre nuevo (con sus terribles secuelas de muertos y exterminios), serán un pálido anticipo de lo que la naturaleza convertida en actante e hiperobjeto ejercerá sobre la humanidad en su conjunto?

– La nuestra es la era del asombro, de las potencias técnicas sin fin.

– La nuestra es la era GAFA, de las plataformas sociales detenidas en imperios de la manipulación de la conducta

– La nuestra es la era de las Preguntas, sin fin ni posibilidad de palpación de la verdad. ¿Habrá que contentarnos con hacer buenas preguntas como hizo el gran Joseph Needham en los años 1930 cuando le dedicó toda su vida a la pregunta incontestable “¿Por qué se estancó China, después de inventar todo antes que Occidente?” https://www.pagina12.com.ar/136232-les-dejo-una-pregunta

– La nuestra es la era VUCA: volátil, incierta, compleja y ambigua

4. Inteligencia Prognóstica

No alcanza con las inteligencias las de Gardner, 2008 (por mas que haya dedicado una obra entera a cernir los modos de pensar el futuro) para poder lidiar con el diagnóstico antropocénico. Necesitamos por el contrario una inteligencia pronóstica, muy afín a las propuestas de George Voros (2017), a las del diseño epsevulativo, a las de las ficciones de diseño.

4.1 Del Antropoceno y de los diseños del futuro

«¡Nada sino la desesperanza puede salvarnos!»
(Friedrich Grabbe, 1836)

La catátrofe de Chernobil se puede leer de muchos modos, pero una de las formas mas inesperadas y ricas de verlo, ha sido el abandono de 116.000 personas de sus hogares a causa de la contaminación radioactiva, y la creación de una zona de exclusión liberada de toda presencia humana de 4.200 km2. La zona contra todo pronóstico se ha convertido en una vibrante reserva de vida animal. No es que la radioactividad sea buena para la vida animal, pero a veces la presencia de los humanos es mucho peor… para ellas.

Con lo meneado que es el término oscilando entre la base de una plataforma política para Manuel Arias Maldonado (2017) y un mal ejercicio de una disciplina inexistente como es la crítica de la razón narrativa según Peter Sloterdijk (2017), lo que tiene de bueno la noción es abrir una nueva conversación pública capaz de mirar mas allá del próximo ciclo electoral.

El Antropoceno nos recuerda que naturaleza y sociedad están profundamente imbricadas. La historia humana es la historia de nuestras relaciones con la naturaleza. Hemos transformado a la naturaleza al tiempo que descubríamos su influencia sobre nosotros. La transición al Antropoceno hace converger la historia del sistema terrestre, la historia de la vida y la historia de la civilización industrial,

La tierra se ha convertido en un gran laboratorio, sin que podamos anticipar el resultado del experimento todavía en marcha. Nos encontramos con el concepto filosófico, religioso, antropológico y político mas importante de nuestro tiempo, y con una mínima moralia que nos obliga a pensar en la cohabitación de los ciudadanos de la Tierra con las formas y los procesos no-humanos.

La temperatura ha sido relativamente estable en el Holoceno. Ya no más. En ausencia de datos concluyentes hay que apostar por la capacidad mejoradora de la acción humana. Por ello no hay Antropoceno sin política del antropoceno, sin una geopolítica capaz de responder a un desafío de orden planetario.

No son pocos los que creen que la nueva época nos fuerza a cuestionar las fronteras establecidas entre naturaleza y cultura, ciencias naturales y ciencias sociales, clima y política, entre muchos otros dualismos por el estilo. Y sobre esto trabajaremos en detalle este cuatrimestre.

4.2 Ver lo mismo con ojos nuevos

Se trata de ver lo mismo con ojos nuevos, de reconocer que las cosas no son como aparecen sino como nosotros somos, y que si no cambiamos nuestros esquemas perceptuales, emocionales y racionales, continuaremos viviendo en el siglo equivocado con el riesgo de caernos del navío espacial tierra, y entonces toda la aventura humana habrá sido en vano.

El corte que proponen estos postulados es tan profundo que permite llegar a grandes analogías; el cambio de modo de pensar que se les exige a los seres humanos del siglo XXI va más allá de las reformas del siglo XVI, en las que, después de todo, se revisaron las reglas del tráfico entre la tierra y el cielo (primer herida narcisista cerrada según Bruce Maszlisch, (1995).

Recuerda la voz de Juan Bautista, que clamaba por la inversión total; la voz del desierto exigía entonces nada menos que una metanoia pensada para sustituir el trivial ethos egoísta del día a día por el estado de excepción de una moral del corazón, y esa llamada provocaría la revolución permanente que llamamos «cristianismo».

De lo que se trata es de la posibilidad de mantener abierto el proceso civilizatorio y de asegurar su continuidad y de establecer un régimen global de estabilización. La ética del futuro, hostil a la expresión y emisión, apunta directamente a que hay que darle la vuelta a la orientación civilizatoria habida hasta ahora. Se anuncia y se desea un calvinismo ecológico

4.3 La humanidad solo dispone de esta única Tierra

Viviremos la lucha entre expansionismo y minimalismo. Habremos de elegir entre la ética de los fuegos artificiales y la ética de la ascética. Desde el siglo XX, la parte mas acaudalada de la Tierra vive un intermedio hedonista que podría acabar antes de que finalice el siglo XXI. Aparece en el horizonte un nueva ideología definida como socialismo meteorológico

Los seres humanos de las naciones ricas consideran el bienestar y sus premisas técnicas como conquistas que ya no abandonan. Se negarán a acostumbrarse a un futuro fundado en la reducción y la moderación. ¿Entendemos, pues, nuestra situación correctamente cuando interpretamos el planeta y su biosfera como una unidad no multiplicable y concebimos esta como un fixum irrebasable?

La «situación de naturaleza» y su superación por la «situación de Estado», se ha visto afectada hoy por un desplazamiento inesperado de sentido.

Se ha desencadenado una nueva guerra de todos contra todos en la que ya no se enfrentan simplemente lobos y corderos, es decir, pueblos armados e ideólogos dispuestos a matarse. Lo que choca en frentes muy poco claros es el conjunto muy diverso, por ahora sin ley, de actantes que, junto con las «sociedades» humanas, pueblan el campo de acontecimientos y de batalla Tierra: el CO2 el nivel del mar, las algas, los ordenadores, los microorganismos, los atunes, los meteoritos, los antibióticos, los algoritmos, el gas metano, los derechos humanos, los aerogeneradores, el maíz manipulado genéticamente, los trasplantes de riñón.

El concepto de «Antropoceno» contiene los minima moralia espontánea de la era presente; implica la preocupación por la convivencia de los habitantes de la Tierra tanto en forma humana como no humana; exhorta a cooperar en la red tanto de los círculos de vida simples como de los de grado más alto, en los que los actores del mundo actual van generando su existencia al modo de la coinmunidad.

NOTA Este teórico se basa en una glosa libre y mutlitramática de «El Antropoceno: ¿una situación procesal al margen de la historia de la Tierra?» contenido en ¿Qué sucedió en el siglo XX? de Peter Sloterdijk.

Referencias

Arias Maldonado, Manuel La política en la era humana. Taurus, 2017.
Badiou, Alain El siglo. Buenos Aires, Manantial, 2005.
Dupuy, Jean-Pierre Pour un catastrophisme éclairé, Seuil, 2004.
Fuller, Buckminster Operating manual for spaceship earth, Lars Muller, 1968.
Gardner, Howard Las cinco mentes del futuro. Planeta, 2008
Hobswbawn, Eric Historia del siglo XX. La era de los extremos 1914-1991. Critica, 1994.
Latour, Bruno Cogitamus. Seis Cartas Sobre Las Humanidades Científicas. Manantial, 2012.
Lem, Stanislav One human minute, Mariner Books, 1986.
Mazlish, Bruce La cuarta discontinuidad. La coevolución de hombres y máquinas. Alianza, 1995.
Roselló, Elisabet “Diseño ficción: prototipando futuros deseables”. 2017
Sloterdijk, Peter “El Antropoceno: ¿una situación procesal al margen de la historia de la Tierra?” en ¿Qué sucedió en el siglo XX? Madrid, Siruela, 2018.
Sterling, Bruce Shaping Things. The MIT Press, 2005.
Voros, Jospeh ‘Big History and anticipation: Using Big History as a framework for global foresight’, in R Poli (ed.) Handbook of Anticipation: Theoretical and Applied Aspects of the Use of Future in Decision Making, Springer International, 2017.

Manos en los datos

Como primer ejercicio colectivo en el cuestionamiento de prejuicios acerca de la distancia que hay entre como vemos al mundo y como éste se nos aparece recurrimos a la herramienta Gapminder creada por Hans Rosling, su hijo y nuera. El mismo quedó registrado en su publicación reciente Factfulness: Ten Reasons We’re Wrong About the World–and Why Things Are Better Than You Think (2018).

Gracias a los buenos oficios de nuestro co-jefe de trabajos prácticos Julio Alonso, revisamos algunas preguntas globales y cómo somos inducidos a contestarlas en base a prejucios y no a datos.

Aquí el ejercicio en su conjunto, en próximos teóricos retomaremos la herramienta utilizada en tiempo real Kahoot para hacer otros ejercicios por el estilo.

La seguimos

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