ObitóKryptonita

Obitó

Leonardo Oyola comienza su novela Kryptonita con esta simple palabra: obitó .

Dentro del entrenamiento médico, hay muchas formas para comunicar el deceso de un paciente. Cómo se enuncia el fin de la vida? De qué manera se formula empáticamente el silencio del otro?

Obitó. Parece japonés pero no lo es. Constituye quizás una » acción terminal para pronunciar la peor noticia que pueda llegar a recibir una persona». En el caso de la novela mencionada, un «nochero» que desarrolla una guardia en un hospital público llamado Paroissiens de Isidro Casanova, se enfrenta al necesario acto de enunciación .

Nos adentramos en nuestra propuesta académica, desarrollando una narración en los márgenes, buscando un nuevo acercamiento «a lo real» . Cual teatralización de La lección de anatomía del Dr. Nicolaes Tulp , una arquitectura comienza a desplegarse basada en una matriz cultural e ideológica con raigambre occidental.

Nos sumergimos en la mirada artificial de un mundo en donde desde nuestra infancia, nuestros ojos se han entrenado a comprender coordenadas y localizaciones sin darnos cuenta del proceso histórico social que les dio origen. A modo de ejemplo, los mapas reflejan los territorios y son en sí mismo la prueba gráfica del interés del hombre por dominar el mundo (o así lo entendió Mercator cuando afirmaba que los mapas son los ojos de la historia).

La construcción del globo terráqueo tiene 400 años de historia. Su fabricación, se desarrolló rápidamente durante el Renacimiento europeo como resultado de desarrollos tecnológicos como la impresión y la disponibilidad de traducciones al latín del tratado geográfico de Ptolomeo a principios del siglo XV.

La tradición islámica anterior de creación de globos, se centró principalmente en el globo celeste, pero el trabajo de Ptolomeo y los nuevos descubrimientos realizados por viajeros europeos, proporcionaron el estímulo para desarrollar el globo terrestre como un instrumento científico, como un artificio (una representación para la modelización).

Cuando Manu Chau canta qué hora son mi corazón , nos provoca desmenuzar el artificio que constituye el tiempo. Antes del siglo XIX, cada ciudad establecía su propia hora oficial ajustada a la hora solar de la localidad (lo natural?). Con el desarrollo de los ferrocarriles y los telégrafos se vio la necesidad de establecer una misma hora para amplias zonas en las se que extendían dichas redes. Así, el horario del ferrocarril fue el antecedente de la unificación horaria de los países.

Lo que falta agregar es que la uniformidad en la organización social del tiempo – experiencia se concretó en 1884, en Washigton (otro actor que se suma a la disputa que no es ingles ni francés en la constitución de convenciones). Allí se estableció que los usos horarios estarían vinculados con las líneas imaginarias (meridianos y paralelos) que circunscriben el globo, siendo el observatorio astronómico real de Greenwich el que marcara la unidad. Cuando transitamos por el mundo, estamos sostenidos por una misma temporalidad arbitraria (?)que organiza el espacio.

Al decir de Latour, lo que observamos sobre la naturaleza se ha convertido en una construcción artificial o en palabras de Bratton, la abstracción mecánica moderna convierte al mundo mismo en una imagen.

Desde el gran aparato conceptual del siglo XIX, utilizamos los mismos principios explicativos para abordar diversos fenómenos, incluyendo al hombre y a todo lo que lo rodea.

Terraformación es una propuesta política sobre esta artificialidad en donde Björk podría convertirse en una de sus musas.

Compartimos aqui el enlace de las imágenes que organizaron el Teórico del 23 de Agosto

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