voroscopiocoronoavolutionCuando la ciencia-ficción se convierte en el nuevo realismo (en tiempos de Coronavirus)

Cuando la ciencia-ficción se convierte en el nuevo realismo (en tiempos de Coronavirus)

El gran filósofo Inmanuel Kant nunca enseñó su propia filosofía. Trabajando de todo un poco hasta finalmente ser admitido en el cenáculo de las cátedras filosóficas, debió acomodar sus revolucionarios puntos de vista a las exigencias de los contenidos escolásticos de su época.

A años luz de las genialidades kantianas por suerte ese no ha sido nuestro destino, y hemos podido explorar en nuestro reciente cierre de ciclo de @datosuba dedicado a Westworld y la emergencia de la conciencia -asi como en numerosas temporadas anteriores de la materia, extensiones e intenciones de conceptos futuristas a mano alzada.
Mientras, desplegamos un auténtico vértigo epistemológico que, con ocasionales pifies, igual dejó una vara muy alta en temas muy caros para nosotros, como son la combinatoria: series de televisión como aumento de la inteligencia, preguntas como ¿qué define la identidad humana (o la maquinal)?, y propuestas de travestismo de géneros como cuando la ciencia-ficción se convierte en el nuevo realismo (especialmente en tiempos de Coronavirus).

Un hiperobjeto como el coronavirus admite muchas miradas válidas. Inadvertidamente (tal vez por tener con Estela hipersensibilidad a lo que ocurre en China) ya desde ese prehistórico 28 de Enero estuvimos atentos a una alteración profunda en el Pulso del Mundo, algo debidamente registrado en el Teórico 2 El Pulso del mundo: Wuhan, paredón y después…  Más de una vez pensamos en cambiar paredón por cuarentena, sin saber qué serían la misma cosa.

Por eso la oportunidad inesperada de adentrarnos en una materia específica dedicada a los diseños del futuro en la Universidad de San Andrés, permitiría articular varias de estas preocupaciones, con otras mucho mas lejanas como fueron nuestros análisis y construcciones de escenarios (tecnológicos pero también sociales) de mediados de los años 1970, con los estudios sobre la complejidad (sociotécnica), que arrastramos desde entonces y que se concretizaron en las dos últimas décadas en el diseño de Bandas Creativas.

El desafío sería pues “enseñar” Prospectiva en 2020, combinando varias hebras del “saber-hacer” provenientes de vetas muy distintas, en aras de una mejor detección del presente (Pulso del Mundo), y de proveer ingredientes útiles para construir futuros CON sorpresa (los “preposterous” del Voroscopio), en un momento en que los dados estaban cargados hacia la ineluctabilidad financiero-tecnólogica y al colapso climático irreversibles.

Pero entonces (el 1ro de diciembre de 2019) se inició la pandemia del COVID-19 inicialmente como epidemia de coronavirus de Wuhan causada por el virus SARS-CoV-2. Mientras que el primer caso se dio en nuestro país el 1ro de Marzo (hace SOLO 20 días).

Lo que parecía una “nota” antropológica: ¿qué son 80.000 infectados y 3.000 muertos en una fábrica de humanos imparable como es China?, se convirtió de pronto en un riesgo y una amenaza hasta llegar al paroxismo imprevisible de centenares de muertes diarias 793 ayer en Italia), deviniendo un nuevo normal.

Por esos galimatías de la historia las peores expansiones del virus (a excepción de China y Corea donde está siendo controlado) y de Irán y USA (donde las políticas sanitarias brillaron por su autocrática ausencia), tuvieron lugar en Italia y España, desde donde llegaron nuestros primeros vectores infecciosos.

Lo impensable se volvió cotidiano, lo inimaginable como el cierre de ciudades, países, ¿todo un continente? devino de materia de novelas de ciencia-ficción en la realidad nuestra de cada día. Lo que sucede una vez en un siglo (la pandemia de Gripe Española fue en 1918), nos tocó a nosotros que creíamos haberlo vivido todo. El siglo XXI duró apenás 20 años.

Hacer prospectiva en estas condiciones, cuando se habla de probables millones de muertos, centenares de millones de infectados, meses de encierro, 12/18 meses para la vacuna preventiva, se queda corto frente al poder disruptivo del coronavirus que partió a nuestra historia en dos.

Todas las categorías para tratar de domesticar a la bestia, tildándola de cisne negro, de retorno de lo reprimido, de inevitable retropropagación como respuesta a nuestra hybris, se estrella frente a la constatación de que el mundo que conocimos hasta hace unos días atrás ya no existe mas.

En la cátedra no tuvimos tiempo ni de congratularnos, ni de autofelicitarnos por la cursada y ya estamos viviendo en otra era. Pero no es cuestión de lamentarnos ni de resignarnos. Ya creamos un grupo en Meet para retomar lo mucho bien hecho y anoche tuvimos nuestra primera sesión. También nos abocaremos a armar un nuevo sitio y a publicar todo lo logrado en el verano.

Porque queremos seguir imaginándonos el futuro y, sobretodo, porque es indispensable seguir manteniendo conversaciones que importan en un momento en que mucho de lo que hacíamos se volvió irrelevante, y algunas de nuestras prevenciones antropocénicas, lamentablemente se volvieron realidad. El capitalismo tecno-financiero con pies de barro está trastabillando. Solo que no a manos de otra ieología (ya no queda ninguna) sino de un virus. La revancha de los objetos a veces es peor que la de los humanos.

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