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Teórico nº 5 Manovich 101 ¿Hay medios después del software?

El software es una bisagra evolutiva

Hace mucho tiempo que Lev Manovich nos prometía una segunda obra cumbre. La primera fue El lenguaje de los Nuevos medios y de ella ya datan casi 3 lustros. Otra menos conocida fue Soft Cinema: Navigating the Database. Al menos desde 2008 cuando redactó los primeros borradores de lo que sería Software Takes Command Manovich anunciaba lo que sería un decisivotournant en su deriva cognitiva.

El 11 de Julio el 2013, con un inesperado delay de una semana respecto de la fecha original anunciada, por fin el archivo digital del libro empezó a circular profusamente, (casi inmediatamente hubo traducción castellana), e inmediatamete se abrió una interesante conversación acerca de temas que hasta antes se habían tratado en forma ya sea superficial, ya sea en forma errática, dispersa y con bajo nivel de conceptualización.

A diferencia del Internet-centrismo y del solucionismo tan fácilmente denunciados por Evgeny Morozov en To Save Everything, Click Here: The Folly of Technological Solution, Manovich traza de igual modo una divisoria inextricable entre el ayer y el hoy, pero en su caso se trata de una demarcación mas operacional que ideológica, mas centrada -mcluhaniamente- en el cambio de paso, patrón y escala de los medios, que en cualquier diagnóstico meta-narrativo o histórico-filosófico acerca del semio-capitalismo.

Para Manovich estamos viviendo en el mundo del cambio permanente, pero su velocidad, gigantismo, aceleración y mutación están mas ligados al uso masivo del software que a cualquier otro factor. Lo que define nuestro presente no son las máquinas industriales sino el software que está prendido y operando día y noche, que afecta todos los poros de la vida social, y cuya caída genera trastornos infernales.

Poder transformador y explicativo del software

La omnipresencia del software está asociada en particular a la creación, almacenamiento, distribución y acceso masivo a los artefactos culturales. El software ya no es una artesanía propia de geeks, hackers y sabelotodos computacionales, sino que se ha convertido en una interfaz que nos conecta con el mundo, con los otros, pero también con nuestra memoria y con nuestra imaginación. «Dime que software usas y te diré quien eres«.

Con la clarividencia y la prepotencia epistemológica que lo caracterizan, Manovich no tiene empacho en comparar el poder demiúrgico del software en el siglo XXI con el que tuvieron la electricidad y el motor de combustión interna hace un siglo.

Ya lo había anticipado Nicholas Carr en The Big Switch: Rewiring the World, from Edison to Google, pero lo que allí eran filigrana, grandes pinceladas, macro-historia y cierta identificación de la gran transición con Internet en su conjunto, en la obra de Manovich pasa de las apariencias a los mecanismos (como siempre advertía el gran Francisco Varela que convenía hacer ante cualquier gesta conceptual).

Por fin nos adentramos en las entrañas del monstruo buscando entender como se teje el mundo nuevo (algo similar en otra escala hizo Tim Berners-Lee en Weaving the Web: The Original Design and Ultimate Destiny of the World Wide Web) hace una década atrás.

Cuando todos (hablamos de un par de miles de millones de personas oen el planeta) usamos Word o Outlook, o Facebook o Skype, nos olvidamos del carácter de medios (mcluhanianos) que tienen estas herramientas. No se trata tan solo de instrumentos, soportes o plataformas sino de un auténtico lenguaje, el quinto o el sexto (como alguna vez Robert Logan dijo de la propia Red).

Hay elementos estructurales compartidos por el diseño gráfico, los sitios web, el diseño de productos, los videojuegos y tantas otras actividades que desarrollamos todos los días, pero casi nadie se pregunta en qué consiste ese ADN. Sabemos que hay interfases en juego, sabemos que se trata de herramientas de autoría de medios (siempre hablando en un castellano anglisado). No casualmente Manovich se concentra en los usos y abusos de After Effects, Adobe Photoshop y otras herramientas

Pero estas menciones ocultan mas de lo que revelan, y se olvidan de que estas herramientas/medios están dando lugar no solo a una nueva estética y a lenguajes visuales originales, sino a nuevas formas mediáticas, a auténticas nuevas especies comunicacionales, a seres interactivos inéditos y fundamentalmente, a nuevas formas de ser en el mundo cuando nos fusionamos con una ontología dinámica, fluída y mutante, hecha posible gracias al software.

Un lenguaje obsoleto para una realidad irreconocible

Manovich es terminante al poner en cuestión la misma noción de medio tal como existió durante siglos desde la invención de la prensa en adelante. ¿A partir de la ominpresencia del software cabe seguir hablando de diferentes medios? ¿No estaremos viviendo en la era del metamedio como anunció el pionero (y nunca bien ponderado) Alan Kay hace ya casi medio siglo atrás? Y como teorizó con vehemencia Janet Murray en su opus magnum Inventing the Medium: Principles of Interaction Design as a Cultural Practice.

La pregunta-río que arrastra esta investigación en curso, y que tiene tanta fuerza en este texto que hace tantos años que viene anunciándose, pero mucho mas aun en la fabulosa tarea que Lev Manovich está desarrollando desde The Graduate Center, City University of New York (CUNY), alrededor de la Big Data y las Humanities (coronado con su reciente paper sobre las ciudades de Instagram ver «Zooming into an Instagram City: Reading the local through socialmedia»), y SelfieCity es clara y contundente. ¿En qué han devenido los medios después del software? Que en una refraseo podría rebautizarse así ¿Hay medios después del software?

Lamentablemente mientras que los letrados estamos mas que cómodos en nuestro conocimiento de los padres fundadores de nuestra episteme ¿quién no recurre a su Brunelleschi o a su Alberti de bolsillo para recordarnos que el mundo cambió después de la invención de la perspectiva? ¿Quién no hace valer su equivalente cinematográfico aludiendo a David W. Griffith y Sergei Eisenstein para recordarnos que el cine nació después de que estos pioneros rompieran el nudo gordiano del punto de vista único teatral, desalojando a la cámara del espectador teatral?

Por eso la propuesta de Manovich conlleva tanta fuerza y convicción. Hay que tener cojones para preguntarse acerca de los orígenes intelectuales, filosóficos, epistemológicos y conceptuales del software que usamos cada día (una excepción es la maravillosa obra de Michael Heim Electric Language: A Philosophical Study of Word Processing, curiosamente no mencionada por Manovich).

¿Hay medios después del software?

Porque de esto trata este ambicioso libro, de (re)-escribir la historia intelectual del software que configura medios, y los pioneros desconocidos en esa gesta son J. C. R. Licklider, Ivan Sutherland, Ted Nelson, Douglas Engelbart -fallecido en el año 2013-, Alan Kay, Nicholas Negroponte (el mas conocido de todos ellos pero mas por su naufragada apuesta por la XO (o One Laptop per Child), que por sus antecedentes oportunos desde la época del MIT Architecture Machine Group).

Esta obra es pues una historia secreta (por desatención mas que por conspiración) de la cultura del software. Inspirada hasta en su título por la obra pionera de 1947 de Sigfried Giedion Mechanization Takes Command: a Contribution to Anonymous History. Y así como Giedion fue uno de los primeros en mostrarnos con lujo de detalles y calidad, en que consistía vivir en una cultura técnica (pero no desde la perspectiva simbólica/ideológica sino de la cultura material), Manovich hace lo propio desde el punto de vista de un practicante y activista del software. Su línea de ataque es ¿qué significa vivir en una sociedad del software?, ¿qué significa ser parte de la cultura del software?

Algo muy distinto (como nos venían proponiendo hasta ahora incluso intelectuales brillantes como Manuel Castells o Bruno Latour o Paolo Virilio o Pietor Zielinski, todos ellos potentes críticos culturales pero analfabetos en programación) a seguir cautivándonos por la problemática de la sociedad de la información o de la desinformación, del conocimiento o del desconocimiento y de otras polaridades propias del nivel superestructural mas que infraestructural o infoestructural como está proponiendo Manovich al sostener que somos hijos del software y que habrá que aprender a convivir con esta bendición/maldición.

El software de lo invisible a lo visible

El software es esa cola invisible que «pega» a la sociedad hipermoderna. Si bien sigue habiendo divisorias institucionales, temáticas y funcionales en el entramado social (la salud, la economía, la educación, la ciencia y la tecnología), la lingua franca que articula todos estos sectores es la sintaxis compartida del software: enunciados de control «si».. «entonces», operadores y tipos de datos, estructuras de datos como las listas, y convenciones de interfases que acumulan menúes y cajas de diálogo.

Manovich filosofa a golpes de martillo. Mientras que la electricidad y el motor de combustión interno hicieron posible a la sociedad industrial, el software hace posible a la sociedad informacional. Por ello resulta llamativo que habiendo tantas categorías que dicen ocuparse de lo nuevo: estudios ciberculturales, estudios Interneteanos, estudios sobre juegos, nuevas teorías de los medios, cultura digital y humanidades digitales, la herramienta maestra que las alimenta a todas ella, que es el software, hasta ahora ha recibido una atención muy menor (un contraejemplo no citado por Manovich pero de nicho es Mizuko Ito Engineering Play: A Cultural History of Children’s Software.

Es cierto empero que para analistas y críticos culturales, tecnofílicos o tecnofóbicos el software es consustancialmente invisible, y el hecho de que las competencias para apropiárselo hayan aumentado exponencialmente en las últimas décadas, ha sido totalmente ignorado por parte de la pedagogía (la general y la específica), convirtiendo en absurda la noción de alfabetización digital (¿para qué alfabetizar en lo que casi todos somos competentes, y cómo no alfabetizar en lo que casi nadie lo es?).

Antecedentes y consecuentes

Ha habido, es cierto, algunos análisis preliminares en esta dirección como bien subraya Manovich. Uno de ellos fue la obra seminal de John Battelle, The Search: How Google and Its Rivals Rewrote the Rules of Business and Transformed Our Culture (2006). Como queda demostrado alli todas las expresiones que remiten a la familia de palabras ligadas a la información y al conocimiento («Information society,» «knowledge society,» «network society,» «social media,» «online collaboration,» «crowdsourcing») están determinadas en última (pero también en primera) instancia por el software.

La contaminación de todos los medios (así como su reinvención) por parte del software exige que para su análisis/síntesis recurramos a la programación, y que inventemos/reciclemos términos, categorías y operaciones propias de los medios,… programables. Es por ello (y aquí se explica con suma claridad como ha ido variando el eje de las preocupaciones de Manovich pasando de los medios al software) de la teoría de los medios a la teoría del software.

Por suerte hay una serie de antecedentes que han sido religiosamente inventariados por Manovich antes de lanzarse a su propio estudio en detalle y profundidad. Entre ellos contamos la antología compilada por Noah Wardrip-Fruin & Nick Montfort (2003) New Media Reader. La antología se inicia con el célebre texto de Borges El jardín de los senderos que se bifurcan y después de 54 artículos cierra con un texto de Tim Berners- Lee de 1994. Coincidentemente ese mismo año iniciático de 2003 se publicó Behind the Blip: essays on the culture of software de Matthew Fuller quien también organizó el primer Software Studies Workshop en el Piet Zwart Institute en Rotterdam.

Manovich nos propone estudiar la materialidad del software y en ese dirección se lanzó la Software Studies book series at MIT Press la cual en 5 años ha publicado 5 valiosos titulos: Wendy Hui Kyong Chun Programmed Visions Software and Memory (2011); Nick Montfort, Ian Bogost, et al 10 PRINT CHR$(205.5+RND(1)); : GOTO 10; Geoff Cox & Alex McLean Speaking Code. Coding as Aesthetic and Political Expression (2012) ; Rob Kitchin & Martin Dodge Code/Space Software and Everyday Life (2011); Noah Wardrip-Fruin Expressive Processing Digital Fictions, Computer Games, and Software Studies (2009)

Se trata de una tradición incipiente pero fragmentada que empezaría a adquirir una fisonomía mas integrada a partir de este nuevo libro de Manovich.

De porque el software debe ser un objeto de estudio pormenorizado

La propuesta de Manovich (que retoma iniciativas incipientes anteriores como las de Derek Leebaert (ed) The future of software, o Susan Lammers (ed) Programmers at Work: Interviews With 19 Programmers Who Shaped the Computer Industry) y las sistematiza de un modo excepcional, es definir al software como un objeto de estudio, como un área de práctica para el arte y la teoría del diseño y las humanidades, para los estudios culturales y los estudios en CyT, y como un área emergente de la teoría computacional, pero especialmente de la teoría social de la programación.

Su propuesta es aplicar al software las variadas y ricas estrategias que se han desarrollado en las últimas décadas para dar cuenta de las complejas interacciones entre tecnología y sociedad, como pueden ser la teoría del actor-red (a la Latour), la semiótica social (Kresch), o la arqueologia de los medios (Huhtamo & Parikka), y bañar al software en sus intrincados y a veces contradictorios enfoques.

Después de todo el software es una «capa» que atraviesa todas las áreas de la sociedad. Es imposible entender las técnicas contemporáneas de control, representación, simulación, análisis, toma de decision, memoria, visión, escritura e interacción (las obras de Manuel Castells, Alexander Holloway, Michael Strangelove & Bruce Abramson balizan con detenimiento esta problemática), sin prestar debida atención re/deconstructiva a la capa del software.

Es lo que vienen haciendo con una dedicación y un detalle y sensibilidad notables híbridos (programadores + críticos culturales) como Ian Bogost, Jay Bolter, Florian Cramer, Wendy Chun, Matthew Fuller, Alexander Galloway, Katherine Hayles, Matthew Kirschenbaum, Geert Lovink, Peter Lunenfeld, Adrian Mackenzie, Paul D. Miller, William J. Mitchell, Nick Montfort, Janet Murray, Katie Salen, Bruce Sterling, Noah Wardrip-Fruin, y Eric Zimmerman, entre muchos otros.

La softwarización de casi todo

Ha pasado ya mas de medio siglo desde que los únicos lenguaje disponibles para programar eran FORTRAN (1955), COBOL (1959) y LISP (1958), o el lenguaje de algoritmos ALGOL 60. La década del 70 vio emerger los lenguajes dominantes en la actualidad como Logo (1968); Pascal (1970), C (1972); Smalltalk (1972), Prolog (1972) y SQL (1978).

Desde entonces cada década vio aparecer unos 10 lenguajes de programación nuevos, cada vez mas adaptados a nuevas arquitecturas de hardware crecientemente mas sofisticadas y potentes (pero siempre con un delay de muchos años). Después de todo ¿quién hace uso de los 6, 8 o más núcleos que traen los procesadores actuales? Desde el punto de vista de la apropiación social de la programación, lo mas interesante para nosotros ha sido la aparición de lenguajes scripts como Perl (1987), Python (1991), PHP (1995), ActionScript (2000) y Processing (2001), asi como la publicación de APIS para las plataformas mas importantes desde mediados de los años 2000.

A principios del año 2012 había al menos un millón de programadores trabajando en apps para plataformas iOS (iPad & iPhone) y otros tantos se dedicaban a Android. Por algo ya hablaba Martin LaMonica en The do-it-yourself Web emerges de la larga cola de las apps, cuando éstas aun ni existían. Intuyendo la avalancha que se venía, LaMonica insistía en que la gente (nosotros) no solo queremos usar la web, sino también queremos entender cómo funciona, y si fuera posible plegarla a nuestros usos y costumbres (aun los que todavía ni siquiera intuímos).

Aunque distamos de poder programar con la misma facilidad con la que escribimos, ese momento llegará antes temprano que tarde, y todos estos desarrollos colaborarán a esta aspiración. Mientras, la sutura entre el software y nuestras habilidades cognitivas hace posible un proyecto como el de Manovich, que después de madurar 5 años finalmente está disponinle para nuestro exámen y aportes.

La computadora se hace cargo y el Media Software triunfa por doquier

Cuando Donald Norman hablaba a fines de los años 1990 de la Invisible Computer Why Good Products Can Fail, the Personal Computer Is So Complex, and Information Appliances Are the Solution, tenía en claro lo que se venia (o debia venir según sus expectativas ergonómicas). Para él los ingenieros y los programadores debían empezar a entender las necesidades de la gente, privilegiando a los usuarios por delante de la tecnología, a diferencia de cómo sucede hoy en día incluso en el entorno Linux.

Mientras, durante la década del 2000, la computadora pasó de ser una tecnología invisible (en un sentido muy distinto al imaginado por Norman), hasta convertirse en el nuevo motor de la cultura (algo registrado por Invisible Engines How software platforms drive innovations and transform industries).

A Manovich le interesa en particular un tipo de software que damos por descontado y que ha quedado oculto a la reflexión y el análisis. Se trata del software ideado para crear, editar y organizar el contenido de los medios (Media Software).

Organizar fotos en Flickr o en Picassa y meta-organizar esa info en blogrolls o lectores de feeds, ha dejado de ser un arcano o una curiosidad estrambótica, para convertirse en una forma de comunicación tan vital como en su momento fueron los formatos en papel. Solo que en vez de miles o decenas de miles de autores lo que tenemos ahora es una escala muchas veces millonarias (en Argentina hay 23 millones de usuarios de Facebook por ejemplo en el mundo 1200 millones).

Nuestra vida cultural ya no se agota en el consumo y en la autoría ocasional de programas o scripts (salvo la de profesionales o expertos), traspasa el software de autor y llega al social software. Los medios que durante siglos fueron privativos de públicos profesionales están cayendo en mano de las masas. Los datos dejan de ser coto de caza de gobiernos, negocios y profesionales y empiezan a interesar a la gente en general. Y si bien todavía somos muy pocos los que usamos Photoshop, Flash, Maya, y otras aplicaciones para crear medios, no lo es menos que es tan importante evaluar esta migración, como la de dar cuenta del modo en que el software no menos masivamente está modificando la cultura contemporánea en todos sus niveles y ámbitos hasta convertirnos en microLeonardos digitales.

A ello invitamos a nuestros alumnos en esta nueva cursada orientada hacia las Humanidades Digitales

Algunas referencias

Connor, Michael Software Takes Command: An Interview with Lev Manovich

Manovich, Lev Studying Culture With Search Algorithms

Navas, Eduardo Research on Remix and Cultural Analytics, Part 1

Scolari, Carlos Los medios al gobierno, el software al poder (leyendo a Manovich) (I).

Scolari, Carlos Los medios al gobierno, el software al poder (leyendo a Manovich) (II).

Scolari, Carlos Media Evolution: Emergence, Dominance, Survival, and Extinction in the Media Ecology

Sued, Gabriela Lev Manovich: Estudios de software para principiantes.

NB: Pasaron 4 años desde la escritura de este post. Manovich está por sacar un nuevo libro, todos los temas tratados se amplificaron de un modo exponencial, varias cursadas de la materia han ido siguiendo estos recovecos y anticipando otros nuevos. La cultura del software ha dado lugar a una manipulación política jamás imaginada. Todo lo que Manovich anticipaba se ha cumplido y mucho mas aun. ¿Quovadis software, antes de que se demasiado tarde?

Comentarios

  1. Teórico nº 5 Manovich 101 ¿H...

    […] El software es una bisagra evolutiva Hace mucho tiempo que Lev Manovich nos prometía una segunda obra cumbre. La primera fue El lenguaje de los Nuevos medios y de ella ya datan casi 3 lustros. Otra menos conocida fue Soft…  […]

  2. InterLink Headline News 2.0 — Interlink Headline News Nº 7038 del Lunes 12 de Mayo de 2014

    […] distribución y acceso masivo a los artefactos culturales”, como nos recordaba Piscitelli (UBA Teórico 5, 2014) “El software ya no es una artesanía propia de geeks, hackers y sabelotodos […]

  3. Patricia Di Ciano_ C14

    Siempre es interesante como en los teóricos nos muestran los antecedentes de lo que hoy es tendencia, en este caso, el descubrimiento del «dynabook», el prototipo de Alan Kay, muy similar al actual IPAD.

  4. gabriela martinez

    Creo que el texto de Manovich nos propone una discusión interesante con respecto al sofware y los medios.

  5. Aldana Taboada (Comisión 14)

    Me interesó particularmente la perspectiva de Manovich porque encarna por primera vez un análisis social de las prácticas vinculadas al software como modo de configurar nuestra realidad social e individual. Sobre esto último, al observar desde hace algún tiempo como la emergencia de las redes sociales incide en la vida cotidiana y cómo han afectado la dinámica de las relaciones me parece que empezar a problematizar y explicar estos fenómenos por parte de Manovich es más que necesario.

  6. Rodrigo Oshiro (Comisión 14)

    Muy buena la anécdota del profe con Manovich. Debe ser increíble todo lo que hay en su computadora!

  7. tatiana c14

    Me llevo la reflexion “Dime que software usas y te diré quien eres“.

  8. El Todo está en la Parte, reiventando organizaciones | Cátedra Datos

    […] nuestra participación en eventos como el XIV Festival de la Imagen en Manizales, el dictado de una clínica en la Universidad de Buenos Aires sobre Humanidades Digitales, la invitación a dar la Keynote de la escuela de Bibliotecología de la Universidad Javeriana de […]

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