Captura-de-pantalla-2013-05-10-a-las-13.04.441Teórico n° 1. Bienvenidos

Teórico n° 1. Bienvenidos

Hace escasos días, hemos finalizado el curso de Verano. El mismo, nos ha brindado espacios de anclaje para iniciar lo que hoy es nuestra clase inaugural.

Las reflexiones, los debates que fuimos realizando en los últimos años, se vieron cristalizadas en este curso que hoy comenzamos.

El fantasma de la Máquina – II Temporada


Las imágenes nos permiten presentar texturas, sensaciones, vibraciones. En nuestro primer slide un pintor estadounidense, Edward Hooper. Sus obras son ejemplos de la pintura realista, reflejo de la soledad de la vida contemporánea, retratos únicos de la Gran Depresión: gasolineras vacías, bares con pocos clientes, habitaciones de hoteles, casas solitarias junto al mar, un porche, un oficinista.

Un entorno? El silencio, la soledad. Quizás estos dos elementos sean los que consideramos como nexos o vínculos con el planteo que deseamos desarrollar: la visión de un mundo deshumanizado y la incomunicación son temas principales de su expresión plasmadas a través del frio uso de las líneas rectas y formas geométricas, los espacios vacíos, las figuras humanas, los rostros difusos o inexpresivos.

Datos, el fantasma de la máquina. Una frase acuñada por Gilbert Ryde, que encierra un señalamiento al dualismo presentado por Descartes. En su libro The Concept of Mind, se desarrolla  una crítica a la idea de que la mente es distinta del cuerpo. De acuerdo con Ryle, la teoría clásica de la mente, asegura que hay una distinción entre lo mental y lo material. Sin embargo, se cae en un error categorial intentando analizar esta relación entre mente y cuerpo como si fueran términos pertenecientes a una misma categoría lógica. La teoría de la mente, ingresa en un error cuando intenta reducir la realidad mental al mismo status a la realidad física. Su investigación desarma lo presentado por Descartes, quien enfocaba los procesos mentales como si estos fueran posibles de separarse de los procesos físicos. Para demostrar el equívoco de la teoría, él nos explica que saber cómo ejecutar un acto habilidosamente, no solo es cosa de ser capaz de razonar prácticamente, sino también es cosa de ser capaz de poner en acción el razonamiento práctico. Las acciones prácticas no necesariamente son producto de razonamiento teórico especializado o de secuencias complejas de operaciones intelectuales. El significado de las acciones no se explica haciendo inferencias acerca de procesos mentales ocultos, se explica examinando las reglas que gobiernan esas acciones. En este sentido, no hay ninguna entidad oculta que sea “la mente”, dentro de un aparato mecánico llamado “el cuerpo”. He aquí, el fantasma. Esa idea de que otro (el alma), nos gobierna.

Nuestro mundo y sus transparencias. La postmodernidad sostenida por desarrollos de la ciencia que tienen más de un siglo. Tesla, el croata olvidado ante la magnánima figura de Thomas Edison. Formas tecnológicas de vida que toman cuerpo a través de la radio, la transmisión inalámbrica, la corriente continua y la alterna, los principios teóricos de la radarización o las lámparas de bajo consumo. Cómo hacer observable, aquello que es invisible. Quizás la música y sus frecuencias de onda, nos permitan materializar una apariencia del espectro que se hace presente.

La modernidad, la imbricación de la tecnología en nuestro cotidiano, en nuestras performances diarias, reviven, quizás de forma única, esa ilusión.

How Deep is your love

Sensaciones y sentimientos que transitamos diariamente. Palabras que se lanzan en el entorno digital. Cuerpo, mente, dualismos que quiebran realidades a través de algoritmos. Los sentimientos y las relaciones mediadas por emoticones, por espacios en donde la escritura no transcribe el habla. Oralidades en línea amordazadas por secuencias y chequeos que son de “otros” y no de “nosotros”. Cuando existir está pendiente de un doble check.

Fantasma. Usos no esperados o desviados en la programación. Lo inesperado que se vuelve regular, independientemente de la configuración. Las aplicaciones de software permiten a los usuarios controlar sus computadoras, sin pensar del mismo modo, que los programadores.

Los corazones se convierten en ciudades fantasmas en la pantalla. La modernidad nos trae nuevas incertidumbres, nuevas preguntas, nuevas tensiones entre lo tecnológico y lo humano.

Los valores de nuestra sangre ya no son nuestros. Nuestro crecimiento corporal o nuestra masa muscular se convierten en fríos números en donde lo histórico y cultural, dejan de pertenecer al campo. Promediamos en un universo organizado por agregaciones de escalas construidas en “no lugares”. Nos vemos reflejados en pantallas que construyen nuestro interior, dialogando con parámetros de salud, de belleza, de lo que se ha denominado “normalidad”.

Como respuesta, al tiempo que accedemos, producimos, creamos y compartimos información. Somos los ceros y los unos de un algoritmo que crece y se reproduce a escala impensada. El presente se geolocaliza, el pasado se digitaliza. Cual metrónomo, en cada secuencia diaria, registramos, posteamos. De algún modo, el tiempo se hace instante. Marcamos un presente continuo en una timeline infinita.

Yo vi un cisne negro

Las compuertas evolutivas, permiten ver los grandes saltos que el hombre ha transitado. El fuego, la rueda, la escritura, la penicilina y ahora google. Algoritmos que nos delinean cual tallado en mármol.  Los trazos que efectúa, son imperceptibles pero determinantes. Sus huellas, son imborrables y marcan un nuevo tejido, una nueva piel.

Su impacto en un inicio es inocente, pero sabemos que debemos analizar más allá de su forma. Lo que sucederá es difícil de predecir dado que estamos en el campo de lo humano, de lo social, de lo político, de lo cultural pero nos inunda individual como colectivamente.

Nuestros debates (al igual que nuestras búsquedas) no comienzan hoy. Tiene una larga historia Cumplimos 20 años. Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.  Somos las preguntas y las incertidumbres. Somos lo extraño y lo disidente. Somos el alocado Maestro ignorante. Como señalara Ranciere, en nuestras aulas, el atontamiento sigue su curso. A Jacotot, lo ponemos contra la pared y le colocamos un lindo bonete. Dejar de explicar para comenzar a compartir y hacer. Quizás este sea un buen inicio.

Es posible enseñar lo que uno ignora si se es capaz de impulsar al otro, desplegando su potencial. Aprender a escuchar, aprender a mirar y aprender a preguntar.

Nosotros somos Alicia que desandando el camino, llega a su bifurcación. Allí, colgado de un árbol se encuentra el gato de Chesire. Ella, consciente de su duda, pregunta:

– ¿Qué camino tomo? ,
– ¿Adónde quieres ir?
– No lo sé, contesto.
– Entonces, dice el gato, no importa.

Comentarios

  1. Gisela Guerrero

    «El presente se geolocaliza, el pasado se digitaliza. Cual metrónomo, en cada secuencia diaria, registramos, posteamos», excelente frase que me quedará retumbando todo el domingo (y probablemente la semana también).
    Se me vienen a la cabeza la cantidad de sensores y de gadgets preocupados por la monitorización de la actividad física. La necesidad de entrar en un patrón de normalidad, de adecuarse o de esforzarse por alcanzarlo para después compartirlo, mostrarlo.
    Estaré atenta a las lecturas de este cuatrimestre. Son un gran puntapié de reflexión!

  2. Diantonio Carmelo

    Dos cosas, la primera: no se si es a propósito o no pero hay un error de 1986 a 2016 son 30 años y no 20 y esto me detonó una noticia que leí y se relaciona con el presente se geolocaliza: En EE UU una empresa tiró abajo una casa por error porque se guió por google maps para llegar al lugar, no tuvieron presente ni siquiera mirar el cartel de la calle (no se si había) , pero directamente fueron llegaron al lugar y comenzaron la demolición
    http://telefenoticias.com.ar/internacionales/una-empresa-de-demolicion-derrumbo-por-error-una-casa-y-culpa-a-google-maps/
    saludos

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