2teo12teo22teo32teo42teo52teo3Teórico #2 – Esto no es una clase: bienvenidos a la Universidad del Aire

Teórico #2 – Esto no es una clase: bienvenidos a la Universidad del Aire

Esto no es una clase. Esta no es la Universidad.

por Estela Dominguez Halpern

Si. Esta no es una clase. Esta no es la Universidad. No es lo que queremos pero es lo que tenemos y por ello, salimos, caminamos, nos expresamos.

Somos un ruido, un clamor que invoca el cambio frente a una distorsión de acontecimientos que creen que nos suman pero nos restan. Nos debilitan al tiempo que nos reifican, nos hacen crecer, nos convoca como colectivo con una fuerza inusitada. Nos permiten conocer cuáles son nuestros límites y nuestras creencias. Nos permiten ser agradecidos por los lugares, los espacios que compartimos, las trayectorias que vamos construyendo conjuntamente.

Si. No es la Universidad de Bolonia del año 1000. Somos nosotros los que hemos cambiado. Las estructuras de poder, las dinámicas del mismo, siguen tal cual. Las corporaciones, los grupos de interés, los filtros burbuja, las malversaciones de sentido.

Supuestos nos encadenan pero la verdad es que ya no estamos allí. Donde el supuesto cree encasillarnos. Somos muchos los que consideramos y enfatizamos nuestro espacio. Los que hacemos foco en nuestros ideales y nuestras experiencias. Nuestras experteces nos reconocen. Es época de zombies; pero en esta narrativa, salimos más vivos que nunca. Nos comemos esas pantallas. Las masticamos con la servilleta puesta. Somos poetas en un presente muy descompuesto. Estamos fuera del arquetipo pero nuestras raíces son profundas. Nuestros ideales, nuestros compromisos, nuestra pertenencia es genuina y nos transforma día a día.

 

En 1999, Jan Fabre, creó esta hermosa escultura: “El hombre que mide las nubes”. Hoy se presenta en el Museo Hermitage en San Petesburgo. Pero surco otros espacios, otras ciudades: Ámsterdam, , San Francisco, Roma, Bruselas. Producida en bronce y con un tamaño de 295 x 150 x 79,5 cm, se colocó inicialmente en el Museo de Arte Contemporáneo de Gante (Bélgica)

 

El artista ha reconocido que “El hombre que mide las nubes” está inspirado en la película “El hombre de Alcatraz”, de 1962. En ésta, el actor Burt Lancaster, hace de un interno en la prisión de Alcatraz, por la que cada día da un paseo por el patio. Durante éste, el personaje observa el vuelo de las gaviotas de tal manera que acaba convirtiéndose en un experto ornitológico. Al fin, el hombre consigue salir de la cárcel y, tras la pregunta de alguien que se interesa sobre sus planes de futuro, Lancaster responde: “Voy a medir las nubes”.

Hermosa metáfora para una No Clase – No Universidad. Métricas, evaluaciones, certificaciones, concursos, cargos, sistemas de inscripción, presupuestos vacíos, partidas que no dan cuenta de las necesidades en la Universidad del Aire. El positivismo explota en su propia esencia. Es válido seguir pensando en criterios de verdad, en un método científico si los hombres que miden las nubes han tomado los instrumentos he ingresado al cielo. El cielo y el infierno.

Emanuel Swedemborg (1668) ha escrito sobre ello. Borges lo retoma en su Libro del Cielo y del Infierno. Por qué lo convocamos? Emanuel señala: si el mundo es en esencia pensamiento, es posible y totalmente coherente imaginar las reglas que rigen un probable infierno o un probable cielo. El Estado, el sistema educativo, nuestra Constitución, el derecho de enseñar y aprender. Cuáles son las reglas en este momento? Qué nos sustenta como actores sociales en esta No Clase. ¿Cuál es el punto de vista del hombre que mide las nubes? De qué manera contestar una métrica que se desvanece en su propia formulación?

Swedemborg, buscaba un referente de certezas a través del diálogo con los clérigos que se acercaban a su casa por la profesión de su padre (clérigo). Sumamente curioso, ejercitó las artes manuales del encuadernador, del ebanista, del óptico, del relojero y del fabricante de instrumentos científicos. Grabó mapas requeridos para globos terráqueos Se familiarizó con el mundo de las ciencias naturales, del álgebra y de la nueva astronomía de Newton. Se anticipó a la teoría nebular de Laplace y de Kant. Proyectó una nave que pudiera andar por el aire y otra, con fines militares, que pudiera andar bajo el mar.

Pero, su vida enmarcada en el ámbito de la invención y la ciencia, tuvo su quiebre; su punto de inflexión. En un abril de 1745, en Londres, experimento la presencia divina. Su vida cambió, giró hacia una misión: revelar a los hombres, ahora sumidos en el ateísmo, en el error y en el pecado, la verdadera y perdida fe en Jesús. Le anunció que su espíritu recorrería cielos e infiernos y que podía conversar con los muertos, con los demonios y con los ángeles. Y tras esta presencia y mandato, escribió. El cielo y el infierno. Allí brindó una detallada descripción de la vida en el más allá, y de las regiones remotas y siderales a las que viaja el alma una vez desencarnada del cuerpo. El cielo y el infierno de su doctrina no son lugares, aunque las almas de los muertos que los habitan, y de alguna manera los crean, los ven como situados en el espacio. Son condiciones de las almas, determinadas por su vida anterior. A nadie le está vedado el paraíso, a nadie le está impuesto el infierno. Las puertas, por decirlo así, están abiertas. Quienes mueren no saben que están muertos, durante un tiempo indefinido proyectan una imagen ilusoria de su ámbito habitual y de las personas que los rodeaban. Al cabo de ese tiempo se les acerca gente desconocida. Sería una locura plantear similitudes con Lost? Sintámonos reconfortados por haber consumido Swedemborg en capítulos de una hora, sin saberlo.

Las capas del cielo, los destinos ultraterrenos. Si el mundo es pensamiento, existen tantos mundos como nuestro pensamiento pueda sostener. Eso es lo que aprendemos aquí: en la Universidad del Aire. Algunos serán sitios de tortura como los abismos infernales (llenos de castigos, de olores nauseabundos, de oscuridad, de bestias y monstruos) y otros de gozo indecible (casas, jardines, parques y relaciones eróticas), pero, al fin y al cabo, posibles dentro de los difusos límites de la experimentación mental, que quizá sólo esté cercada por la experiencia propia.

Big Data: la desnaturalización del campo positivo.

Afirmaciones de hipótesis, aferrándose a un método del siglo XIX. La ciencia marca los tiempos, cual el acorazado Potemkin. La fuerza, la legitimidad, el poder, la autoridad al tiempo que se presenta la rebeldía ante el maltrato, la desconsideración. Algunos resultados? La violencia como respuesta, la conformación de un colectivo conjunto.

Lo auténtico y el conocimiento cienEstotífico no pueden dar cuenta de la post verdad. La seriación y la masificación, lo individual y lo colectivo, la comprensión de los fenómenos sociales, de la estructura y cambio social. Categorías del siglo 20 que se desvanecen en este caos.

Ante ello, nuevos mojones para aferrarnos en el camino son posibles. La culturonomía, la analítica cultural, las humanidades digitales se nos pegan en esto nuevo made to stick. Estos puntos de referencia, basados en software, para el procesamiento, el análisis y la interpretación de grandes cantidades de datos culturalmente significativos nos permiten comprender el carácter cuantitativo a gran escala y el rol del software, en la producción cultural actual. Ya no tenemos que elegir entre la magnitud de la información y su profundidad. En vez de tener que generalizar desde pequeños ejemplos o depender de nuestra intuición, podemos estudiar patrones culturales exactos formados por millones de textos culturales.

Vivimos corporalmente y digitalmente. Reaccionamos y anclamos palabras en la pantalla como si fueramos fieras luchando por sobrevivir. Nos indignamos, enternecemos, asociamos, actuamos y consumimos bajo patrones que crecen con nuestra propia actividad. Algo nuevo en el escenario de las Ciencias Sociales ha aflorado en los últimos 20 años. Comprenderlo, analizarlo e investigarlo es parte de nuestro compromiso como Cátedra.

El software nos brinda nuevas herramientas que permiten agilizar los procesos y extender nuestra mirada sobre aquellos objetos que no podríamos abordar a través de otras metodologías. Sin embargo, no nos brinda respuestas automáticas para resolver todas nuestras preguntas y allí es donde toma protagonismo nuestro lugar como analistas. Las perspectivas teórico-prácticas mencionadas necesitan de la combinación de nuevas técnicas de lectura e interpretación. El scraping es una de las novedosas técnicas basadas y mediadas por software más utilizada para el procesamiento, el análisis y la interpretación de grandes cantidades de datos culturalmente significativos. Su popularidad quizás se deba al auge que presenciamos de la Web en tiempo real.

2 ballenas entran a un bar…

por Martín Rodriguez Kedikian

Siguiendo la investigación los #100 días de Macri, podremos ir comprendiendo parte de estas nuevas dinámicas. De las relaciones sociales que pensamos que se establecen, a las conformaciones y ciudades que se despliegan en las visualizaciones. Los mundos de Swedenborg levantan la mano a nuestro paso. Dicen presente de forma ineludible. Veamos sus estratos y protagonistas.

 

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