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Teórico 4 (Primera Parte). Hamilton y Big Data.

Un libro liberado en los escalones de la Iglesia de la Plaza San Pedro, en pleno centro de la ciudad de Barcelona; espera. Sus hojas se mueven con el viento, invitando a descubrir la escritura en su interior.

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Miramos a nuestro alrededor buscando a su antiguo dueño. Intentando develar el porqué de su elección. No es cualquier libro. Hamilton, padre de la Constitución americana. Sus ensayos publicados bajo el título The federalist, constribuyeron a su aprobación como a la constitución del primer partido político de ese país (Federalist Party). Secretario del Tesoro de Washington, autor de leyes proteccionistas y de los gravámenes a los licores provocando la llamada Guerra del Whiskey.

Una escritura más que se suma al movimiento de BookCrossing. Esta escena, se repite en diferentes lugares del mundo. La hemos experimentado. Lo particular y lo global del entendimiento silencioso. Observar un acontecimiento y reconocer sus particularidades. Sus instancias instantáneas y pequeñeces pero al tiempo, su configuración global. Ciudadanos que van de caza por las calles de las ciudades, por “la jungla”. Lectores que liberan libros, como si las ideas, sensaciones, experiencias que se han tenido al recorrer sus páginas, pudieran expandirse al desprenderse del formato físico.

Libros que revolotean como las palomas, compitiendo por las migas que dejan los comensales. Desde el 2001, vuelan por el planeta.

Libros, barquitos de papel, jinetes de papel cuadriculado. Un catalán como Serrat nos nutre con su poesía. Nuestras manos recuerdan nuestros origamis originarios: Cuando el canal era un río, cuando el estanque era el mar…; con el mundo de las letras cruzamos el mundo. La analítica cultural se asoma a esta inmensidad.

En el 2010, Google digitalizó 5,2 millones de libros, dejándolos disponibles para su libre descarga. Si nos preguntamos, en cambio, cuáles son los libros más leídos, obtenemos el siguiente resultado: se han realizado 3.900 millones copias de la Biblia y se han realizado 820 millones de copias de las citas de Mao Zedong. ¿Referentes de certeza de la modernidad?.
Claro. Que sean los más leídos no implica que sean los indispensables. Los que dialogan con nosotros, los que nos constituyen.

Estas voces, se suman al volumen de información que consultamos diariamente. Volvamos al libro, a Hamilton. Su escritura fue considerada por el New York Times como uno de los diez mejores libros del año. ¿Hablamos de qué año? Del 2004. Pero, en el 2015 se presentó un musical que realizó un abordaje de la obra, a través del rap y del hip hop entre los tonos más fuertes del planteo escenográfico. Rip, mix and burn. Dimensiones que cubren los aprendizajes contemporáneos.

Henry Jenkins nos señala que hay más aprendizaje fuera del contexto escolar, que dentro del mismo. Facebook, YouTube, Snapchat, twitter, Instagram, Flickr, Pinterest, Spotify y podemos contar hasta más de 20 redes sociales más. Plataformas básicas que utilizamos para conectar el mundo y conectarnos socialmente, expresarnos, buscar nuevos contenidos… aprendiendo el uno del otro, generando una nueva ecología de relaciones y conocimiento. El éxito del musical de Hamilton se desliza en comentarios de Obama (es lo único que él y Dick Cheney están de acuerdo), en series como Scandal. Sin embargo, éste se encontraba presente en el cotidiano del americano, dado que su semblante se visualiza en el billete de 10 dólares, en su multiculturalidad constitutiva, en la diversidad y complejidad que reviste una Nación.

¿Qué condensación se ha liberado? El libro en las calles de Barcelona, se encuentra cubierto, cual golosina, de estos detalles. Una obra desmenuzada, unos apuntes diversos, una mixtura de contenidos, huellas de lectores, un modelo de lectura asoma cuando lo vemos allí, posado en los escalones de la Iglesia. Cultura de la convergencia, viejos textos; nuevos significados.
La digitalización de los medios nos ha convocado a un proceso cultural basado en nuevos patrones de acción, participación y consumo. Veamos el siguiente gráfico: ¿qué sucede en un minuto en Internet?

3,3 millones de post en Facebook; 2,4 millones de búsquedas en Google, etc, etc
¿Podemos realmente mesurar lo que sucede? Visualizamos un Tsunami de información y conversación que nos posiciona como personas en el mundo social. Una herramienta para poder comprender qué es lo que transcurre y quizás analizar cómo transcurre la analítica cultural. Fotos, instancias instantáneas cubrirán densas explicaciones. 3,2 billones de personas, consumen, participan, se informan, producen.

Lev Manovich nos extiende la mano. Tomemos la misma y caminemos. ¿Qué nos propone? el uso de métodos de computación para el análisis de información cultural masiva obtenida de múltiples fuentes diferentes. El objetivo final es avanzar en el conocimiento de la evolución cultural de la especie humana usando las tecnologías digitales para hacerlo. El cultural analytics no es nada más que una nueva metodología para trabajar con lo que se denomina Big Data: sistemas que gestionan grandes cantidades de información y que requieren –necesariamente– de un replanteamiento sobre cómo clasificamos, mostramos o gestionamos grandes volúmenes de información que desbordan las metodologías tradicionales. Nos permite generar múltiples mapas del mismo objeto cultural, observando variabilidad y diversidad.

La investigación de los patrones comunes en colecciones masivas de imágenes o videos o el análisis de la evolución de las experiencias interactivas digitales son algunas de sus ocupaciones centrales.

La propuesta metodológica será no ir de los datos al conocimiento sino ir desde nuestro conocimiento hasta los datos culturalmente conformados. Esto es, analizar las relaciones entre los individuos, las interacciones. Los puntos de encuentro, las transiciones que se producen, las secuencias. Transitamos un mundo en donde el software ha tomado el comando. Aparece invisible (extraña imagen la señalada) pero se ha vuelto un layer que está adherido a todo rastro social contemporáneo, constituyendo un flujo permanente. Nuestra cultura “corre” bajo un software. El mismo, sacude la forma de instalarnos en el mundo, de transitarlo. Hoy, las modelizaciones se presentan sin mediación alguna; los layers son cada vez más transparentes: ecografías, simulaciones de recorridos de GPS, estimaciones de tiempo de espera en consultorios, interfaces de escritura y lectura, inmersiones y transformaciones no solo en video juegos sino en la forma de vincularnos con el otro.

Comprender las Digital Humanities es de alguna manera comprender el código. Estar inserto en este nuevo tipo de mutación, nos embiste de otra forma. Lo interesante o particular de este nuevo momento, no es exclusivamente desnaturalizar esta situación sino descubrir que en el campo de lo social, subyace su naturaleza y como parte de la misma, coevoluciona.

El fantasma de la máquina, se desliza. Su velo fugaz se hace presente, cual estrella moribunda. Las vibraciones de su presencia, delatan su existencia.

Como todo espacio de escritura dialogamos con un lector. Los dejamos aquí. Para recordar los trazos del espacio presencial. Pueden revistarlos aquí:

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