Taki Ongoy

Potosi

Graniza en Buenos Aires en un dia que comenzó con un sol radiante que anuciaba una incipiente primavera.

Graniza. Se precipitan del cielo, partículas de hielo en forma de pedriscos. Alguno de ellos son transparentes, otros sumamente opacos. Los vecinos de mi barrio salen corriendo con mantas a proteger aquello que tanto les ha costado (su vehículo) poniéndose en riesgo. Desconocen el grado como la frecuencia del impacto de estas pequeñas bolas irregulares que caen inesperadamente del cielo.

Al decir de Matilde Rusticucci (Dra en Ciencias de la Atmósfera de la UBA que nos visitará próximamente), se han ido sucediendo fenómenos extremos en estos últimos años: olas de calor, fuertes e intensas lluvias, inundaciones, sequias graves y frecuentes. Estos eventos que anteriormente se los consideraban poco asiduos, se han ido constituyendo parte de nuestra normalidad. Nunca se han observado el nivel de cambios al sistema climático como hasta ahora.

Las acciones humanas vinculadas a la quema de combustibles fósiles para la generación de energía son las principales responsables de los cambios observados en el clima a partir de la revolución industrial. A través de la combustión de petróleo, gas natural y carbón se incorporan a la atmósfera grandes cantidades de dióxido de carbono que al intensificar el efecto invernadero contribuyen en el aumento de la temperatura del planeta y los cambios en el clima.

Centro América como Sudamérica se encuentran expuestos e impactados por el clima generando diferentes consecuencias en sus poblaciones reflejándose de forma diferente en la estructura de su composición social ( desigualdad como pobreza). Asimismo se observan grandes cambios en el uso del suelo con consecuencias como la deforestación, degradando la biodiversidad.

El cambio climático afecta a todas las regiones de la Tierra y lo hace de múltiples formas. Sus efectos aumentarán como respuesta a un mayor calentamiento. Las emisiones de dióxido de carbono, metano y otros gases de efecto invernadero pueden ser limitadas. Sólo que al decir de los autores que estamos analizando, es necesario establecer no sólo acuerdos sino un cambio político e ideológico o algo más simple: comenzar a mirar con otros ojos.

Benjamin Bratton nos habla de su proyecto: Terraformación. Las metas del mismo sería plantear un urbanismo a escala planetaria que impacte en la descarbonización, la reducción de la producción y consumo, la redistribución de riquezas en el marco de una clara justicia social. Podemos pensar nuestra Ciudad por ejemplo con la construcción de oasis térmicos que nos permita hacer frente a grandes superficies asfaltadas, a un tráfico intenso, a estructuras de hormigón que reflectan y condensan calor. Es decir, un espacio que nos permita refugiarnos de la contaminación ante la ausencia de zonas verdes.

Sin embargo, vivimos un era geológica llamada antropoceno caracterizada por la continua transformación del espacio en donde habitamos. Somos sus protagonistas. Los efectos de la presencia humana dado por la producción y consumo a gran escala propició un proceso que alteró el sistema terrestre. El cambio climático y la crisis ecológica/ambiental son los síntomas más visibles del mismo. El concepto refleja las consecuencias negativas de las actividades humanas en el planeta y la afectación total de «la naturaleza».

Asistimos a un proceso de convergencia sin igual marcado en la coevolución entre la «naturaleza y la sociedad» en donde se hacen presentes, la historia del sistema terrestre, la historia de la vida misma y la historia de la civilización industrial.

La urbanización, la agricultura industrial, la infraestructura de transporte, las actividades mineras , diversas actividades de geo ingenieria y biotecnología (para dar un ejemplo) fueron conformando un proceso sumamente complejo. El reto geopolitico cobra fuerza: la injusticia y desigualdad se hacen presentes ya no en términos de inequidades de acceso, de fronteras internas en las Ciudades (en nuevos alambrados intangibles) sino en cada una de las catástrofes climáticas que acontecen.

En el Teórico buceamos en una de las tragedias más importantes que tuvo nuestro continente. La explotación que implicó la mita y yanaconazgo en el caso observado del Cerro Rico en Potosi. Éste proceso nos hablaba de una dinámica de exclusión, miseria y degradación. Desde el siglo XV la profanación del suelo, la destrucción de hábitats como la resignificación de creencias, costumbres y ritos tuvo lugar en el corazón del Virreinato del Perú. Diversas comunidades locales fueron desalojadas a la fuerza de sus tierras, y reubicadas sin compensación alguna. Sus tierras fueron apropiadas y los pobladores retornaron a trabajar como mineros artesanales en los espacios en donde alguna vez fueron espacios comunes de su Comunidad.

Condiciones laborales precarias siguen presentes luego de 500 años. El índice de varones muertos por la silicosis (la consecuencia de aspirar durante toda una vida laboral el sílice que contiene el polvo de la mina) es altísimo, y son las mujeres las que muchas veces deben encargarse desde la juventud de la casa, la crianza de les hijes y el ser sostén económico de las familias.

Latour nos advierte en la misma dirección que Bratton: «el nuevo régimen climático es efectivamente un nuevo régimen político» . La inserción de lo planetario en la política rompe las categorías del mundo de ayer, como las nociones de soberanía, estado-nación y fronteras, mientras que los «terrestres» viven en
la escala de vidas conectadas. Al decir del autor, ha surgido un nuevo conflicto político en el que chocan nuevas «clases geosociales». La lucha entre la burguesía y el proletariado se ha superpuesto al enfrentamiento entre los «extractores» y los «devastadores» (nada nuevo, no?). Los primeros persiguen el desarrollo de la economía extractivista en la negación del calentamiento global; los segundos buscan recrear un tejido de territorios remendando. Remendan, remendan y re-tejen un mundo dañado.

Dónde aterrizar? Es posible? Siempre lo es. Como venimos señalando, el positivismo enraizado en nuestra estructura cognitiva, en cómo abordamos «las cosas» es posible de (des) armar. Un camino? Dejar de pensar en los dualismos: lo local versus lo global. Lo que está en juego es el colectivo no lo global. No hay un horizonte compartido, si no hay una cultura compartida, un mundo en común.

Taki Ongoy

Será momento de iniciar una nueva rebelión de las huacas?, será momento en donde Gaia se siga expresando con toda su fuerza ante nuestra mirada ausente? Lo único que sabemos es que como menciona Latour, los fariseos declaran nuevas dinámicas de sustentabilidad desde su confort garantizado.

Les compartimos aqui, el slide visualizado en clase.


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