Bienvenidos a un cuatrimestre más del Taller de Datos cuyo titular es Alejandro Piscitelli. El titular se encuentra tomando un año sabático en Colombia, por lo tanto un equipo compuesto por varios de quienes estamos aquí, junto a ustedes por supuesto, llevaremos adelante la materia en este segundo cuatrimestre.
El proyecto de la materia de este año se llama “YouTube, un ornitorrinco mediático” y se centra precisamente en el análisis de esa plataforma.
Sin embargo, comenzaremos a desarrollar cuestiones de contenido la semana que viene. Hoy vamos a aprovechar para conocernos mejor. Habitualmente una primera clase no se toma en los parciales, ni en los finales, pero asienta las expectativas conjuntas sobre supuestos compartidos, temáticas, modalidades de trabajo. Tanto por parte de ustedes como nuestra.
Todo comienzo es un buen momento para reconfirmar principios, así que comencemos con algunos:
Del co-gobierno universitario a la co-construcción cognitiva.
La universidad es una de las instituciones más antiguas del mundo (la primera que se conoce es la de Bologna, fundada en 1088), y más complejas también por la diversidad de actores sociales que intervienen en ella, y que se vinculan gracias a ella. De hecho, el latín universitas designa a un gran conjunto de personas, una gran comunidad.
La idea que tenemos los docentes es que una universidad es una institución que transmite pero que también produce nuevo conocimiento, es decir, promueve la realización de investigación científica. Esta definición de universidad es bastante compleja y abre todo un núcleo temático, porque intentar determinar para qué y quiénes se produce conocimiento, con qué instrumentos y con qué aplicaciones ya es un debate interesantísimo pero no es nuestro tema de trabajo.
Y para ustedes ¿qué es la universidad?
Sólo habría que agregar que además de producir conocimientos, la universidad se encarga de formar personas, profesionales. No puede entonces la universidad dejar de fomentar la incertidumbre, la curiosidad, la pregunta ante el objeto de conocimiento. El estudiante universitario no es entonces aquél que repite el conocimiento ya sabido, sino el que lo mira con ojos de curiosidad, y de interrogación. Es aquél que adquiere la destreza y la paciencia necesarias para enfrentar la incertidumbre y resolver problemas cognitivos complejos. La Universidad de Buenos Aires ha adherido a ese modelo de excelencia universitaria, que no vemos reflejada en el conjunto completo de universidades locales, desde su fundación, a la que hay que agregar los principios de la Reforma Universitaria de 1918: Autonomía universitaria, Libertad de Cátedra, Vinculación de Investigación y Enseñanza y Cogobierno por parte de todos los componentes de la comunidad universitaria. Además, a estos principios hay que agregarle su carácter público y gratuito, que ya figuraba en los principios liminares de la Reforma Universitaria, pero que Perón implementa con la firma del decreto 29.337 en 1949. Por otro lado, estos principios de avanzada, reclaman construyen, incentivan, un perfil de alumno universitario de alto nivel. La gratuidad y el acceso público pueden facilitar el ingreso a sectores amplios de la población, pero representan un compromiso férreo ante la sociedad.
No menciono esto puntos sólo porque es la universidad lo que tenemos en común ustedes como alumnos y nosotros como docentes, sino por varios motivos más. En principio, porque esta ya vieja Cátedra siempre sostuvo como tema de estudio e investigación la epistemología, es decir, la reflexión sobre los modos históricos y sociales en que se produce conocimiento. De hecho, su titular y fundador, Alejandro Piscitelli, llega al estudio de las máquinas digitales en tanto máquinas intelectuales: “máquinas de pensar” o “máquinas para pensar”, podríamos decir. En segundo lugar, porque esta Cátedra se vio siempre comprometida con el aspecto de producción de conocimiento de la universidad, y, como tantas otras que contribuyen cotidianamente a la excelencia posible de la universidad pública, asume un estrecho compromiso con el aspecto de producción de conocimiento de la universidad pública. Por lo tanto, estamos también profundamente convencidos de que es posible formar estudiantes no sólo versados en el pensamiento crítico, sino también en la formulación de interrogantes, en la búsqueda de respuestas y en la formulación de soluciones a problemas complejos. Yo me pregunto ¿Es posible co-gobernar sin co-conocer?
Todas estas cosas son las que vamos a intentar junto a ustedes en este cuatrimestre, y lo que hasta aquí he hecho es dar los motivos de esta decisión. Y el motivo es, ni más ni menos, nuestra pertenencia común a la Universidad.
Quiénes somos
Dentro de la pertenencia a la Universidad, se encuentra también nuestra pertenencia a la Facultad de Ciencias Sociales, en la que el Taller de Datos imparte clases ininterrumpidamente desde 1996, cuando la Internet comercial tenía sólo un año en Argentina, y el hipertexto era una palabra extraña. En los primeros programas apenas mencionábamos a la Internet, centrándonos en los desarrollos de computadoras entre los años cincuenta y ochenta, preocupados por el debate acerca de si las máquinas podían pensar. Progresivamente, la red de redes fue ocupando más espacio, y la abordamos en forma variada: desde su aspecto topológico, como nuevo medio de comunicación, como parte de un ecosistema de medios que se veía obligado, progresivamente, a cambiar. La caída del Nasdaq en 1999 y el posterior surgimiento de la Web 2.0, que ponía herramientas de publicación de contenidos directamente en manos de los usuarios finales hicieron que nuestra materia se tallerizara y nos acercáramos a acercamientos más prácticos a los medios digitales. Fue así que a partir del año 2009 comenzamos a trabajar en diseños de proyectos específicos junto con los alumnos, promoviendo así el perfil del alumno universitario que no repite lo que le dicen, sino que pregunta, investiga y resuelve. Pasaron así diversos proyectos: Facebook (2009), Rediseñar (2010), Medios del Futuro (2011), Narrativas Transmedia (2012) y Humanidades digitales (2013). Hemos recibido subsidios de investigación para desarrollar nuestras indagaciones y algunos anteriores, hemos publicado libros, presentado trabajos en Congresos, organizado eventos exitosos, el titular de la Cátedra ha recorrido el mundo exponiendo los resultados de nuestros hallazgos, construidos en conjunto con nuestros alumnos y con nuestros ayudantes estudiantes, un gran equipo de ex alumnos de la materia que han elegido quedarse un tiempo más con nosotros contribuyendo con traducciones, tutorías, apoyo a los alumnos e indagaciones propias de la materia. Hemos recorrido un largo camino, tanto los más grandes como los más jóvenes, y creo que hablamos desde una gran experiencia acumulada, que todos los años buscamos, genuinamente, compartir con ustedes.
Qué nos gusta
Habiendo narrado nuestra historia pasada, comencemos entonces nuestro recorrido. Elegimos comenzarlo con una de las imágenes que nos identifican: libros que vuelan. Esta es una fotografía tomada en 2012. El espacio es el de la antigua Biblioteca Nacional, aquélla que dirigiera Jorge Luis Borges. Nos gusta la imagen por la polisemia que convoca: libros que vuelan porque nos hacen volar, imaginar mundos e historias. O bien, libros que vuelan porque ya no es tal vez, el momento dominante de la biblioteca y de la cultura letrada que ésta congrega. Libros que van al cielo. Una probable muerte del libro como estandarte de la cultura. Después de todo el libro no siempre existió. A Piscitelli le gusta nombrar ese momento histórico de cinco siglos como “El Paréntesis de Gutenberg”.
Pero también nos gusta, y mucho, la música. Y ese momento de pasaje del libro a la pantalla, se ve perfectamente representado por esa canción de Calle Trece, que dice: “No me regales más libros porque no los leo, yo aprendo de lo que veo.” Y entonces, nuevamente se nos aparece nuestra preocupación epistemológica original: ¿cómo conocemos el mundo? ¿cómo aprendemos en la actualidad? ¿Con libros o con pantallas? No me refiero al aprendizaje escolar. Me refiero al aprendizaje que aprehendemos con nuestros sentidos. El que encarnamos e incorporamos. Entendemos que a cambiar nuestro modo de aprehender el mundo, las pantallas han cambiado nuestra cultura, de lo letrado a lo visual. Decidimos entonces combinar nuestra pregunta constante sobre los modos de conocer, con una profundización acerca del carácter de la cultura visual, y la conciencia sobre la gran escala de información constitutiva de la cultura visual.
Culturas. Algunas fotos de perfil.
Algunas cosas han cambiado en los últimos cien años. Este señor, que tan concentradamente juega al ajedrez, era mi papá. Mi papá tenía una gran biblioteca, que heredé en más de un sentido, y era un gran lector. Todos los diarios el diariero traía a mi casa dos diarios de visiones opuestas, para que uno pudiera extraer su propia conclusión. El hobby de mi papá era jugar ajedrez por correspondencia. Nunca tocó una computadora.
También por correspondencia se desarrolló por más de cincuenta años, una de las historias que más lo movilizaron y debo admitirlo, a mí también. La profunda relación entre amorosa y profesional que entablaron El filósofo alemán Martin Heidegger y la filósofa norteamericana Hannah Arendt. Historia personal pero de grandes implicancias para la filosofía del siglo XX y que se desarrolló durante más de cincuenta años centralmente por carta. Mentalidades letradas.
Esta soy yo. En este punto de pasaje entre culturas no puedo evitar sentir que pertenezco a la generación bisagra. Aprendí con libros, pero enseño con pantallas. Solía comprar no dos diarios, sino uno solo y dos veces por semana. Ya no. Me considero muy moderna por colgar videos en mi perfil de Facebook, casi todos de Vevo, el canal oficial de videos de YouTube. Casi una MTV personal. No puedo evitarlo. Mi hastag favorito es #yovinacerlamtv.
Y ahora los más chicos. Facundo, que tiene un canal en YouTube donde publica soluciones de juegos de consola, Mateo, identificador de videos virales, fan de YouTubers varios, Matías, empeñado buscador de machinimas que le permitan sortear con facilidad sus dificultades de jugador de play, Ezequiel, pequeño craftman que disfruta viendo videos DOY hechos con Lego. Algo está cambiando. Ellos están aprehendiendo lo que ven. Y lo que ven, lo ven en YouTube. ¿Seguimos entonces indagando en los medios del pasado, o comenzamos a pensar seriamente en los medios del presente y del futuro? ¿Me siguen?
Qué hacemos
A veces andamos por la superficie, y a veces en las profundidades de las aguas mediáticas. A veces buscamos relaciones, otras tratamos de cavar hasta llegar al fondo de la cuestión.
Como de profundo llegan estos cables: éste es el mapa de cables submarinos de Internet. El llamado informacionalismo ha escrito tomos sobre la llamada brecha digital, que este mapa nos muestra de un rápido y cruel pantallazo. Aquéllas sociedades con mayor intercambio económico son aquéllas que están más conectadas. Recientemente hemos trabajado en los modos de presentar información propios de la cultura visual, a los que llamamos “infovisualizaciones”. Una de las características de este momento visual y digital es la escala de la información. La cantidad de información que se publica en Internet por día, hora y minuto nos hace cambiar todos nuestros puntos de referencia anteriormente conocidos. La cantidad de tiempo y de bytes de consumo de información diario en un contexto informacional convergente y fluido es descomunal. Un estudio realizado en 2008 y publicado en 2012 por la Universidad de California indica que un norteamericano consume en promedio 34 GB de información por día.
Así que en este remix entre circulación de información a gran escala y cultura visual hemos creado a nuestro propio monstruo: YouTube, nuestro ornitorrinco mediático con hocico en forma de gran medio, cola de simple mortal devenido en estrella, y patas de audiencia hiper-masiva e interactiva.
Pero para mirar al monstruo a los ojos ¿Qué anteojos usaremos? ¿Lentes para ver de cerca unas pocas cosas? ¿O telescopios para ver de lejos el paisaje completo? No interesa en este cuatrimestre, prolongando lo realizado durante el año pasado, el paisaje a distancia: comenzar a mirar los fenómenos incorporando la mirada cuantitativa a la dimensión cualitativa de las Ciencias de la Comunicación, y comenzar a ver qué nos deparan las cantidades: ¿dibujan nuevas formas en el paisaje mediático? ¿Plantean nuevas preguntas?
El programa de este cuatrimestre se divide en cuatro unidades. Todas ellas convergen en el proyecto que desarrollaremos, que es el estudio de la plataforma YouTube. La unidad 1 plantea los modos de abordaje de los llamados “nuevos medios”: avanzamos desde perspectivas cualitativas, más clásicas y cercanas a la semiótica hasta perspectivas donde las cantidades pueden aportar un punto de vista más amplio. Aspiramos a pasar por la experiencia de trabajar desde una lectura distante que brinde a quienes cursan esta materia una mirada más, un método posible para construir un objeto de estudio que se presenta opaco e inabarcable.
Una segunda unidad indaga en las características de la cultura visual actual, como un fenómeno convergente entre corporaciones mediáticas que no renuncian a su lugar dominante en las industrias culturales y usuarios finales que a partir de nuevas alfabetizaciones, dispositivos y posibilidades de producción, circulación y acceso a la información convergen en un mismo espacio para la publicación de contenidos. Hasta aquí la mitad de la materia y el primer parcial (más información en cada comisión).
La tercera unidad se la dedicamos específicamente a la plataforma YouTube, su análisis y la aplicación de los abordajes vistos en las dos primeras unidades a su análisis e investigación. Contamos aquí con una cantidad de traducciones de artículos recientes a cargo del equipo de la cátedra que esperamos que todos puedan aprovechar para resolver algunos interrogantes: ¿Cuál es el sentido de YouTube? ¿Cuáles son sus usos sociales? ¿Cuál su lugar preciso en la ecología de los medios? ¿Es en verdad una gran memoria colectiva, o un medio efímero más?
La cuarta unidad se la dedicamos específicamente a las audiencias en YouTube. Veremos algunas prácticas y la construcción de comunidades particulares, definidas por e tipo de producción y de consumo de algunos géneros narrativos particulares: bloggers, vidders, activistas y otros.
Cómo contar una historia muy larga.
Hay diferentes maneras de contar una historia. Podemos narrarla cronológicamente, y entender la tecnología como el desarrollo lineal de un dispositivo o varios, cuyas sucesivas mejoras derraman un progreso seguro sobre la sociedad que las adopta. A este enfoque se le llama “determinismo tecnológico” y si bien podemos reconocer que las tecnologías provocan cambios en las sociedades que las adoptan, éstos son mucho más complejos que el progreso lineal. Por otro lado, la difusión de una tecnología nunca es lineal, sino un fenómeno complejo que puede ser visto desde muchos lugares. El proceso es, muy por el contrario, no lineal.
Del otro lado, podemos ver la emergencia de la tecnología como “determinista social”. El surgimiento de la tecnología empujado por la demanda o la necesidad de un grupo social. Un punto de vista tampoco demasiado feliz en tanto las tecnologías una vez creadas adoptan usos diferentes a los previstos, emergen pero luego desaparecen, y en términos generales tienen por sí mismas, sin estar asociadas a otros procesos sociales, económicos o culturales o técnicos.
Un tercer enfoque puede ser llamado “informacionalista”. Éste enfoca a los nuevos medios como un producto y a la vez un insumo de un nuevo tipo de producción capitalista donde la información es central al sistema productivo. Visión macro social derivada de los estudios económicos, analiza accesos, brechas, relaciones con la economía y con la educación.
El enfoque que nosotros preferimos es en verdad una mixtura de que surge de largos años de contar a historia: entre la ecología de los medios, pensamiento sistémico derivado del pensamiento de Marshall Mc Luhan, la co-construcción sociotécnica entre dispositivos y actores sociales, y los estudios de audiencias participativas derivados en verdad de la escuela inglesa de estudios de comunicación, y el condimento actual y necesario de la analítica cultural y las humanidades digitales que nos permitirán explorar a una escala mayor a nuestro ornitorrinco mediático. Habiendo alisado el terreno, dejamos aquí para encontrarnos la semana que viene ya de lleno con la unidad 1.
Enlaces a otras minucias que entrevimos hoy en el teórico, aquí https://delicious.com/gabysued/datos2014-t1-2c
Comentarios
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Carolina Añino
Gracias por la perspectiva y el riesgo de re-inventar la universidad. Trabajo con educación y tecnologia hace varios años y retomando la carrera me desafìa repensar lo que creemos que conocemos: los nuevos medios. Me entusiasman los nuevos y viejos autores remixados y la propuesta de ver a distancia. Definitivamente formularse reales y concretas preguntas sobre lo que estamos siendo junto con la tecnología e investigar junto con otros es un menu apetecible y tambien una necesidad como madre de un fanatico you tuber de 8 años!