Seguimos encendiendo y entendiendo el mundo como un gran laboratorio global a través de la mirada de Manuel Maldonado y Daniel Innerarity. Nuestra Tierra es un sujeto político que demanda nuevas alternativas. Nuestra naturaleza- cultura es moralmente ciega y la dinámica de la supervivencia sigue su camino.
En palabras de Manuel Maldonado, el antropoceno nos muestra más que nada el descentramiento humano y el protagonismo de lo geológico. Abandonar el actual paradigma productivo, hackearlo a nivel mundial, se constituirá en el gran desafío. Fomentar sistemas sociales más flexibles y resilentes se constituye como parte de esta nueva sociabilidad.
El Covid, modificó la manera de ver el colectivo humano . Al momento carecemos de un relato universal capaz de simbolizar la esperanza de un futuro sostenible. Si la propuesta comienza a partir de un debate sobre la gobernanza global, la cooperación internacional se constituye como el primer eslabón. El problema radica que como visualizamos en el 2020, este no fue el camino. Los gobiernos locales, cual feudos, miraron hacia su interior dándose cuenta que el desmantelamiento que habían realizado del sistema de salud como su inversión en la investigación y desarrollo científico había sido su política de recortes durante los pasados 30 años. La pauperización sanitaria, la anoréxica estructura de servicios (principalmente el del agua potable, electricidad como conectividad) han sido temáticas principales que tuvieron que afrontar. A través de mecanismos de «estados de excepción» organizaron diversos mecanismos de aislamiento y distanciamiento social diseñando una situación atávica poco conocida.
La ilusión de que la incertidumbre puede ser calculada demostró que debemos (re) pensar lo político. Un mundo más incierto no tiene porque ser menos democrático (o al menos eso aspiramos).
Les compartimos la presentación que realizamos en el encuentro del Teórico
La particularidad de Bucky Fuller la trae Maia Moreno de la Universidad San Andrés
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