Hace muchos años, en nuestros espacios de Prácticos, presentábamos categorías de análisis que no podíamos “mostrar”. Como diría una especialista en Tecnologías Educativas, la Dra. Edith Litwin, utilizábamos la tiza y el espacio del pizarrón, (tecnología de muy bajo costo que ha permanecido en el sistema educativo por más de 200 años), para dibujar blogs, explicar criterios de indexación intentando de alguna manera, presentar a nuestros (no)alumnos, la dinámica de la web semántica. Luego de cinco años, trabajamos, explicamos, investigamos de la mano de objetos que actúan como compuertas evolutivas; nos permiten posicionarnos y dar vida a diversas abstracciones.
Es así, que les presentamos una idea: la del vuelo. La misma, ha aparecido recurrentemente en la historia de la literatura universal como metáfora de la libertad y de la claridad de pensamiento. A lo largo del siglo XX, a través de viajes, exhibiciones, noticias, crónicas, juguetes, la experiencia de vuelo ha logrado integrarse en la vida diaria como un hecho habitual. Por tanto, si pensamos ahora en las azafatas, podremos imaginar el andamiaje que ellas realizan a aquellas personas que por primera vez se suben a esos cilindros de aluminio para surcar los cielos. Su sonrisa, su amabilidad, su prolija impronta, nos habilita a pensar en una enriquecedora experiencia: estar sujetos en el aire.
Embarcados en los medios de comunicación, navegamos cielos turbulentos. Quizás lo que visualizamos como imágenes ciertas, son condensaciones que requieren de una ruta a ser develada. Por ello, como azafatas digitales, sacamos una selfie del horror del despegue del novato y comenzamos el trazado de viaje.
Veamos si lo logramos
La convergencia no es solo una palabra compleja. Diríamos que es una tormenta perfecta. En ella, gravitan viejos y nuevos medios interaccionando. Los pozos de aire, las turbulencias son imperceptibles a simple vista: son básicamente sensaciones que interpelan nuestro cuerpo. Por tanto, la significación del peligro, del miedo, depende de cada pasajero, de su historia, de su consumo. Sucede en el cuerpo, en nuestra mente, en la mirada de nuestro acompañante de asiento, no en los objetos con los cuales interactuamos y operamos.
Si; sucede en relación, en vínculo. Si en el asiento de adelante se escucha un alarido, nuestro cuerpo se pone en alerta: es evidente que algo sucede. ¿Corremos en el aire? Ciertamente no hay lugar para hacerlo, por lo que la metáfora que empleamos, no es simple. Sino sumamente acorde con lo que intentamos abordar.
Henry Jenkins nos habla de esta categoría; nos señala que bajo sus “alas” se observa el flujo de contenidos por diversas plataformas. Diversas “conexiones” nos permiten “derivas” que aterrizan en certezas: algo no permanece quieto, sino muta a pesar de que intentemos freezarlo.
Si vemos el video Move like Jagger – Maroon 5 comprendemos a qué se refiere Jenkins. Si bien podemos escuchar el corte (y sus silencios en medios radiales por sus palabras indecentes en Inglés), comprendemos la interacción que produce la convergencia cultural/social, como así también la tecnológica en su video oficial: disfrutamos del proceso de cambio en la textura que se produce al plasmar la temporalidad en una pantalla blanco y negro hacia el color, en conjunción a los cálidos movimientos del cantante Adam Levine frente al histrionismo de Jagger.
Si, cerebro: un corte que vendió más de 10,5 millones de copias en todo el mundo convirtiéndose en uno de los sencillos más vendidos de todos los tiempos, con 7 millones de descargas en iTunes y que contea 200 millones de visualizaciones desde su publicación en Agosto del 2011, en YouTube (a pesar del fracaso que implico el álbum completo “Hands all over”).
¿Qué conocemos del joven Mick? Rolling Stone no solo es un estilo de música sino una marca cultural, un consumo. Una identidad corporal; en el mismo y complejo movimiento. Al observar al cantante en el escenario, comprendemos el quiebre de los 60, estallando su libertad, su estar “en el aire” al plantear la desinhibición y el trastoque de nuestras fronteras y miedos corporales enmarcados por una misma fuente: el ritmo. R.S. hace carne y hiere el “sentido burges” (pero este señalamiento será trabajado en otra conexión, en otro vuelo).
Su atención por favor…
Ya con los cinturones abrochados, cursamos un vuelo movido. La convergencia mediática ha sido una de las escalas, pero nos faltan afrontar horas de vuelo. Se avecinan dos nuevas instancias: inteligencia colectiva y cultura participativa. Así que, no se levante del asiento y disfrute de las pantallas que anunciaremos.
¿Hablamos de los servicios del vuelo? Uno de ellos, son sus licuados, especialidad de la Cátedra. En cada una de las mixturas que presentamos, degustamos, saboreamos la conjunción de historias. A veces, difícil de geolocalizar sus referencias, otras… ni lo intenten. Disfruten del vuelo.
Pierre Levi nos acerca una categoría que nos ayuda a comprender muchos de los acontecimientos sociales y constructos simbólicos que se producen en nuestros días. Este autor nos habla de la inteligencia colectiva. Ninguno de nosotros puede saberlo todo; cada uno de nosotros sabe algo y se potencia, se fortalece si está en relación. Por tanto, lo individual comienza a formar lo colectivo teniendo como fuente los recursos y habilidades de cada uno de los miembros de la comunidad. Colaboración, horizontalidad, interacciones en pleno vuelo. Pero no subamos a las alturas, planeemos bajito. No es necesario el vértigo del ciberespacio para comprender este fenómeno que tiene estructura en la misma red: la distribución siendo omnipresente, ubicua, coordinada.
En todo vuelo, cuando se tapan los oídos, una buena azafata ofrece caramelos:
Beans coloridos… nos muestran que aquello que apele y posibilite el aprovechamiento de la inteligencia, de las capacidades, o expertise/saber de lo colectivo c
on un objetivo determinado redunda en beneficios concretos para ese grupo, comunidad o sociedad.
La convergencia se produce en el cerebro de los consumidores individuales, como así también, mediante sus interacciones sociales, con otros. Estamos aprendiendo a usar ese poder de relación a través de nuestras interacciones cotidianas. Por tanto, este vuelo no tiene fin sino es un proceso en el cual se analizan formas de consumo, como de producción, reconfigurando la antigua relación entre productor y consumidor.
Una nueva señal se ha encendido:
La cultura de la convergencia es un mundo en el que cada historia, cada sonido, marca, imagen o relación se juega en la mayor cantidad posible de canales/medios. Y es aquí en donde deseamos detenernos. Tomar una bocanada de aire y relajarnos ante la turbulencia. Lo interesante del sonido que hemos posteado, el Hang , es que es este instrumento ha sido una creación de un laboratorio (PANArt Hangbau AG- Steelpan Manufacture AG, Bern, Suiza) como resultado de una investigación (físicos, especialistas en metalurgia, música, ingenieros y etnomúsicos) del uso del acero con otros instrumentos de percusión resonantes como el Gong, Gamelan, Steelpan o el Ghatam . Pero aquí, nos queremos detener en su sonido, sino en el efecto ilusorio que genera. ¿Es uno o son muchos los que lo ejecutan? ¿Lo que escuchamos es lo que vemos? ¿Qué imaginamos?
Según Jenkins, la cultura participativa es una cultura de pocas barreras que vincula la expresión artística y el compromiso ciudadano, apoyándose en la creación y el intercambio que comparten aquellos que tienen más experiencia con los que se inician.
La cultura participativa, es una propiedad de la cultura. Emerge en el momento en que ésta absorbe y da respuesta a la aparición de nuevas tecnologías permitiendo a cualquier persona apropiarse, recircular o crear contenido. Por tanto, puede concebirse a la misma como un gran espacio de aprendizaje, ofreciendo oportunidades para aquellos que quieren formar parte de actividades y debates sociales, estableciendo un compromiso.
En este instrumento se condensan historias, tradiciones, culturas milenarias. Su (re) diseño constituye una nueva mixtura, un remix de potencia que se nutre de las antiguas configuraciones creando y profundizando “lo nuevo”.
Bienvenidos a la cultura de la convergencia. En donde lo nuevo y lo viejo se recombinan y mixturan. Bienvenidos a la Universidad del Aire.
Ps: Como toda escritura, la transcripción del habla es imposible, constituyéndose en una aventura, volver a visitar escenas del pasado Teórico. Por ello, le dejamos el link de lo que vimos presencialmente:
Comentarios
InterLink Headline News 2.0 — Interlink Headline News Nº 7045 del Lunes 19 de Mayo de 2014
[…] EDITORIAL AZAFATA DE MEDIOS Editora invitada Estela Halpern Post original […]
gabriela martinez
En el ejemplo de Maroon 5 queda super claro los que nos plantea Jenkins. Interesante todo lo que se planteo.