Dos digresiones prácticas antes de comenzar
Hoy vamos a trabajar con dos textos, el de David Berry “Humanidades digitales: primera, segunda y tercera ola”, y el de Franco Moretti, “Mapas, gráficos y árboles”. Antes de comenzar con su desarrollo, vamos a dos cuestiones igualmente importantes, pero de orden práctico.
En este grupo de trabajo no nos gusta demasiado sacar textos del “freezer” y digerirlos “congelados”. Preferimos ponerlos en circulación y vincularlos con el mundo que nos rodea. En este sentido, y en relación directa con la perspectiva que trabajaremos en esta clase, nos enorgullece presentarles las Primeras Jornadas de Humanidades Digitales que se realizarán en el mes de noviembre en Buenos Aires, en cuya organización estamos tomando una activa parte. Sería muy interesante que revisaran el programa, ya que hay talleres prácticos muy atractivos http://aahd.com.ar/. La inscripción es gratuita para estudiantes… pero hay que inscribirse rápido porque se acaban los lugares para los talleres.
Por otro lado, en relación al texto de Moretti, cuyo abordaje consiste estudios textuales a partir de gráficos, árboles y mapas, diseñamos un ejercicio que se nos dificultó realizar presencialmente en el ámbito del teórico, y que consiste en generar una visualización de una red de autores de alumnos y docentes de la Cátedra. Pero para ello necesitamos tener una cantidad de datos consistente. Es por eso que antes de seguir con el teórico, les pedimos que se tomen dos minutos para contestar este formulario. Con la información que recolectemos durante esta semana armaremos la red y la podremos proyectarla en el próximo teórico.
Nuevas perspectivas para los nuevos medios
Históricamente, los estudios sobre la Internet se sitúan a fines de la década del 70. Increíblemente, un libro como “The Network Nation” estudia una sociedad interconectada con computadoras domésticas. Todo muy bien, pero las computadoras domésticas no existirían hasta 18984. Es decir, era un libro de tono anticipatorio, determinista, y optimista, donde las conexiones en red anticipaban una revolución, e insistían en el progreso social a partir del progreso tecnológico. Los nuevos medios siempre dieron mucho que hablar, tanto a los que veían en ellos una revolución transformadora, los tecno-optimistas, como a los que negaban toda posibilidad de cambio, los tecno-pesimistas. En ese punto disruptivo que emerge entre los medios masivos y los medios digitales se fueron conformando diferentes abordajes sobre los nuevos medios, a saber:
- Perspectivas que analizan la relación entre el hombre y la máquina, y la construcción de subjetividades, identidades, modos de sociabilidad mediadas por esa relación (referente: Sherry Turkle).
- Perspectivas sociológico-empíricas que abordan la dimensión social, económica y política de los intercambios, ligadas al informacionalismo y al debate sobre si las tecnologías digitales producen modificaciones en las estructuras sociales y económicas (referente: Manuel Castells).
- Perspectivas cuantitativistas orientadas al análisis de mercado, sin interpretación cualitativa o conceptual de los datos recolectadas (estudios de consultoras, Nielsen por ej).
- Perspectivas de consumo cultural que ponen de relieve la actividad de las audiencias al usar tecnologías digitales, borrando las distancias entre consumo y producción (referente: Henry Jenkins).
- Perspectivas etnográficas, que ponen de relieve la construcción social de la tecnología a partir de las prácticas que un conjunto de actores realizan en torno al dispositivo (referente: Danah Boyd)
Scolari se hace una buena pregunta:
¿Es alguna de éstas la teoría más adecuada para analizar la new thing? ¿O es que más bien hace falta encontrar una nueva teoría?
Nosotros tomamos del texto de Scolari, en especial desarrollado en el capítulo 3, tanto esta reseña de abordajes posibles como esta última pregunta.
Cuidadosamente y sin descartar los aportes que cada una de ellas han hecho al estudio de los monstruos como YT y el resto de los metamedios, y las hipermediaciones, ampliaremos esta lista con algunas perspectivas no desarrolladas por una cuestión cronológica en el texto de Scolari, en tanto se instalan en la escena de los estudios de las tecnologías algunos años después de la publicación su libro. Éstas combinan la especificidad del análisis cualitativo e interpretativo, con foco en las prácticas de los actores, y en especial de las audiencias productoras, con el abordaje cuantitativo que tiene en cuenta la escala de información que producen, almacenan y circulan estos nuevos medios.
En los últimos años, una variedad de enfoques, tales como las humanidades digitales, la analítica cultural y la lectura distante procuraron reunir estas dos perspectivas en una sola. Desde el año pasado estamos bastante compenetrados con estas miradas que buscan integrar objetos culturales con métodos tecnológicos, de esto se trata este abordaje conocido con el nombre de Humanidades Digitales, y del que podemos decir que la lectura distante, concepto que recorreremos en esta clase, forma parte. Varios analistas de las relaciones entre cultura y tecnología han retomado el concepto y el abordaje de las humanidades digitales, que es muy reciente, habrá surgido hace no más de quince años en sus primeras manifestaciones.
El texto de David Berry que tienen ustedes en la Bibliografía recorre tres etapas de las Humanidades digitales, que vinculan el uso de dispositivos tecnológicos digitales a las prácticas asociadas a las ciencias sociales y humanas, tradicionalmente vinculadas al soporte analógico del papel, y al pensamiento lineal del texto. Ahora bien, a lo largo de los últimos quince años, estas áreas del conocimiento han empleado en forma creciente tecnologías digitales para llevar a cabo sus tareas de investigación. Comenzando siendo tecnologías de apoyo que tenían un papel periférico en el diseño de las investigaciones (correo electrónico, búsquedas en Internet). A éstas se refiere Berry con Primera Ola de HD. Una segunda etapa consistió en la digitalización de repositorios y grandes cantidades de datos originalmente analógicos, para su preservación y consulta. Como ejemplo, es muy interesante en este sentido el proyecto que lleva adelante la Biblioteca de la Facultad de Humanidades de la Plata, que se encuentra en estos momentos digitalizando los archivos de manuscritos del gran escritor Manuel Puig. Finalmente, una tercera ola de HD se caracteriza por la interacción entre objetos de estudio y preguntas del campo de las humanidades y las ciencias sociales y la intervención activa de tecnologías digitales que determinan directamente el diseño de la investigación, y su capacidad de formular interrogantes y construir interpretaciones. El concepto de “lectura distante” de Moretti podemos decir que atraviesa tanto la segunda ola como la tercera ola de Humanidades digitales. En su propio caso, por digitalizar registros que en un principio constaban en papel, por ejemplo, las actas de publicaciones de libros de la Inglaterra del siglo XIX, pero también podemos pensar que el procesamiento de 20.000 o 30.000 registros resultaría imposible de realizar sin la construcción de una base de datos. Otros proyectos generados por el laboratorio de Moretti donde las tecnologías digitales se encuentran estrechamente asociadas a las preguntas de investigación pueden encontrarse aquí: http://litlab.stanford.edu/?page_id=255
De la lectura cercana a la lectura distante: mutaciones de la lectura.
Comenzamos ahora sí nuestro tema de hoy con un poco de humor, pasando uno de nuestros videos favoritos: un monje medieval aprende a usar un códice, pero como no lo logra, otro monje con más experiencia le sirve de “Help desktop” (ayuda de escritorio). Entendemos que la práctica de la lectura se construye históricamente, y que a medida que varían los dispositivos textuales, varían las maneras de acceder a ellos y también de construir sentido frente a ellos.
Creemos que los recientes hallazgos de Franco Moretti respecto de la “lectura distante” deben ser leídos en un momento de cambio en las prácticas de la lectura. Tanto el crecimiento exponencial de la cantidad de información como la variación de los soportes de lectura como los dispositivos de producción, almacenamiento y circulación textual demandan un cambio en el modo de leer propio de la imprenta, al que Moretti denomina “close reading” (lectura cercana) ¿Será la “lectura distante”, es decir, el viraje de la interpretación del texto a la interpretación de mediaciones cuantificadoras el cambio de modo de leer que exige este momento? Nosotros nos encontramos un poco como el monje del video. Expertos en lecturas cercanas, nos consideramos completamente ignorantes en las lides de la lectura distante. Así que comencemos con nuestra re-alfabetización.
Franco Moretti es un catedrático italiano, especialista en literatura, que tiene su centro de trabajo en la Universidad de Stanford (http://litlab.stanford.edu/). Nacido en Roma en 1959 y hermano del famoso director Nanni Moretti, se mudó a Estados Unidos luego de haber brindado un par de conferencias que dejaron sorprendidos a sus pares americanos. Siendo sus antecedentes recientes pero impresionantes, N-gram lo muestra en un nivel de citaciones muy bajo respecto de otros grandes referentes de la crítica literaria como Roland Barthes y Terry Eagleton , pero es el único de los tres cuya referencia asciende y no desciende, lo que resulta significativo.
Además de haber escrito el libro al que hoy nos referimos “La literatura vista desde lejos”, es autor de varios más, entre ellos “Distant Reading”, de reciente aparición. Es precisamente este concepto, el de “lectura distante”, el que hoy reclama nuestra atención, es decir, tomar distancia del objeto como si una cámara de cine se alejara para pasar de un plano detalle a un plano general, de un plano cerrado a otro abierto. O como se suele decir, dejar de mirar el árbol para ver el bosque.
No podemos negar que la idea de tomar distancia para poder examinar un gran corpus de información nos es sumamente atractiva. Y si bien Franco Moretti sitúa sus indagaciones centralmente en el terreno literario, nos interesa más que nada como una nueva forma de leer, muy acorde a los tiempos que corren. La idea de Moretti es muy simple: cuantificar la literatura, y leerla en base a tres nuevas disposiciones, provenientes, además, de otras ciencias: la historia cuantitativa, la geografía y la teoría evolutiva. Estas son los gráficos, los mapas y los árboles. Con lo cual, los textos en sí mismos dejan de ser el objeto de la lectura, sino que pasan a serlo estas tres abstracciones, construidas a veces artesanalmente, y a veces con la ayuda del procesamiento informático.
Una digresión: ¿Cómo leemos?
Cuando leemos un texto, podemos hacerlo no de una, sino de varias maneras. Naturalmente, la más cómoda y común es la lectura literal. Entonces tomamos “Gráficos” y nos fijamos en su aspecto informacional: se trata de un texto crítico en el cual su autor intenta analizar las causas del ascenso y la crisis de la novela en la Inglaterra del siglo XIX y en algunos otros países. Pero en nuestro caso, leer a Moretti en ese sentido literal, informativo, intentando memorizar los datos que proporciona sobre este tema. Pero si entre nosotros y la lectura colocamos un poco de distancia, surge una pregunta ¿por qué, o más bien para qué leemos este texto? Formulada esta pregunta podremos ver que existe un uso del texto. Nosotros el texto de Moretti no lo leemos en el sentido enciclopédico, no lo leemos para saberlo ni para repetir lo que el autor dice. Lo leemos para usarlo. Para encontrar en él una aplicación práctica. De modo que haremos hincapié en el aspecto metodológico del texto.
Hacia la lectura distante.
Comencemos con una cita:
La actividad de los historiadores se asemejaba a la de los coleccionistas: unos y otros recopilaban sólo cosas raras o curiosas, omitiendo cuanto era banal, cotidiano, normal. Ahora bien, ¿qué sucedería si los historiadores literarios decidiesen desplazar la mirada de lo extraordinario a lo cotidiano, de los sucesos excepcionales a la gran masa de los hechos? (Moretti, Gráficos, p. )
A pesar de que estamos ante diferentes objetos de estudio, Moretti ante la literatura y nosotros ante los medios digitales, compartimos una pregunta con él. ¿Qué pasa si nos desplazamos de algunos videos raros, originales, más vistos, mejores (todos seleccionados con criterios cualitativos) a la gran masa de los videos en YT? ¿O, cambiando de plataforma, de los tuits más agraciados o desgraciados de un político al análisis de todos los tuits sobre un tema dado?
Entonces Moretti se plantea, si tenemos que estudiar la historia de la novela del siglo XIX en Inglaterra, hasta qué punto es válido hacerlo sobre una base de doscientas o trescientas novelas si éstas representan tal vez el uno por ciento de la literatura publicada, veinte mil o treinta mil novelas en todo el siglo? Pero entonces ¿cuánto tiempo llevaría abarcar todo el campo? Realmente, ¿es una cuestión de tiempo o es una cuestión de método?
Cuando realizó el Atlas de la literatura europea, Moretti se hizo la siguiente pregunta: ¿cómo desarrollar la tarea del crítico si durante el siglo XIX se publicaron en Europa entre 20.00 y 30.000 novelas? ¿Cuántas podría leer un crítico de ese total? ¿Tal vez unas dos mil? ¿Qué queda dentro y qué queda fuera de ese corpus? ¿No se define así un tema de poder en el abordaje sesgado de un corpus?
Un campo tan vasto, dice Moretti casi textualmente, no se comprende mediante un caso aislado, sino de un sistema colectivo, de un todo, que se trata de ver y de estudiar como tal.
Ese “todo”, ese “sistema colectivo” serán lo que Moretti denomina tres artefactos, o artificios (textualmente: objetos artificiales), que son los gráficos, los mapas y los árboles. Objetos que proceden de otras ciencias, que no son las literarias, y que son el resultado de un proceso de abstracción, de un alejamiento del texto concreto (que sí es materia de la literatura). Entonces, los gráficos nos permiten tomar distancia del texto, y si bien perdemos algunos detalles sobre éste, podemos ver no tanto el texto, sino las relaciones entre textos: qué las une, qué formas dibujan a lo largo del tiempo, qué regularidades se encuentran en esas figuras, y luego, relacionar esas formas con otras variables.
Este cuadro pone en contraste las características de la lectura distante, versus la lectura cercana.
Un ejemplo cercano de lectura cercana
Un ejemplo local es bastante ilustrativo. La crítica literaria Elsa Drucaroff tardó cinco años en escribir su libro “Los prisioneros de la torre”, donde revisa la producción textual del período de la post-dictadura en Argentina, o sea, la literatura más recientemente producida. Para ello, leyó trescientos libros y consultó quinientos publicados en Argentina entre 2001 y 2007, contó con la colaboración de lectores externos y decidió abrir su libro a todos los escritores, sin establecer jerarquías ni juicios de valor. Aún así, y recibiendo críticas de sus pares por no haber ejercido el juicio de valor ni la canonización que se espera de un crítico clásico, Drucaroff no alcanzó a leer sino un pequeñísimo porcentaje de la narrativa argentina publicada en esos años. Es difícil hacer una cuantificación, pero si en 2012 el 14% de las novedades publicadas pertenecían a la categoría “Literatura argentina”, y suponiendo que en 2007 este porcentaje fuera el mismo, sólo en 2007 se publicaron más de 2000 libros que entran en esa categoría, con lo cual el descomunal esfuerzo de Drucaroff sólo puede cubrir un porcentaje pequeñísimo de la producción del período.
Los patrones de Moretti
- Moretti trabaja en el capítulo que leemos, con un tema literario bastante recurrente que es el ascenso de la novela en el siglo XVIII y XIX. Construye su objeto de estudio a partir de investigaciones que registran las publicaciones de prosa de ficción en Inglaterra. Encuentra un patrón de rápido ascenso: en veinte años, las publicaciones ascienden de cuatro por año a 45, a razón de una novela por semana. Este patrón se repite además, en otros cuatro países diferentes. El ascenso de la novela, da cuenta entonces de varios fenómenos: conformación de un mercado regular, instalación de la novela como una necesidad de la gente, y por ende como un nicho de mercado, cambios en los patrones de lectura: la gente lee más.
- Luego, se pueden ver varias formas de leer a lo largo de los siglos XVIII y XIX: una fase de consolidación, otra de heterogeneidad, los lectores leen textos viejos y nuevos, y en una tercera fase, la búsqueda constante de novedades: la novela como forma del presente.
- Lo mismo sucede con la crisis de la novela. En ese fenómeno también encuentra Moretti ciertas regularidades: toda vez que la novela decae, se debe a cuestiones políticas: censura, guerras, conquistas. ¿Pero la crisis puede deberse sólo al factor político? No, hay otros motivos. Lo que sí podemos ver, es que siempre la novela cumple ciclos.
- Los ciclos, intervalos temporales de duración intermedia, merecen ser interpretados en su totalidad. ¿Qué factores contribuyen a producir un ciclo de ascenso y caída? Entonces, Moretti relaciona género literario con ciclo. Y se da cuenta de que cada ciclo coincide con con una forma dominante de novela: primero epistolar, luego gótica, luego histórica (me refiero a la figura 7, pág 31 del apunte). En el gráfico se aprecia que la caída de un género da pie al ascenso de otro.
No siempre lo acompañaron a Moretti los programas informáticos. Los primeros gráficos y mapas los hizo a mano. Más tarde incorporó programas de procesamiento textual. ¿Qué busca entonces Moretti en sus gráficos, mapas y árboles? Busca recurrencias: periodizaciones, distancias, relaciones, agrupamientos. Qué busca el crítico tradicional: originalidades. Por eso su tarea incluye el juicio de valor: buscar la diferencia, lo que se distingue de la masa. Estos nuevos interrogantes desde ya ponen en tela de juicio el lugar del crítico. ¿Qué deber hacer el crítico hoy en día? ¿Formular juicios de valor que abran o cierren las puertas institucionales de la literatura? ¿O buscar patrones, recurrencias, temáticas e interpretarlas, por ejemplo en relación a un período histórico, o al surgimiento de un nuevo género literario? ´Cómo hará el crítico para dar cuenta de un período de manera cabal si sólo es capaz de leer, mediante el close reading, no más del 1% de su producción?
El trabajo de Moretti ya tiene varios años, y sus proyectos abarcan tanto temáticas literarias como informativas. Sus primeros proyectos abarcaron los temas clásicos de la historia de la literatura: periodizaciones y surgimiento de nuevos géneros en la novela inglesa europea y burguesa del siglo XIX, el estudio de las obras de Shakeaspeare, la melodía en la poesía alemana, y así. Por ejemplo, para estudiar las obras de Shakespeare usó un programa llamado Docuscope, desarrollado por la Universidad de Carnegie Mellon (desde 1998). Este software puede reconocer más de cuarenta patrones de uso del idioma inglés y agruparlo en más de cien categorías retóricas.
La metodología de la lectura distante permite hacer una lectura de la totalidad de la producción literaria de un período dado, y no simplemente de una parte (que puede ser la mejor, la consagrada, la clásica). Se basa en la construcción de tres tipos de dispositivos: gráficos, mapas y árboles. A partir de ellos Moretti puede hacer tres tipos de operaciones: periodizar (gráficos) y describir ciclos, localizar y relacionar (mapas) y agrupar o” clusterizar” (árboles) relaciones entre personajes, palabras de alta frecuencia que permiten identificar los sentimientos, colores, lugares mayormente referenciados por todas las novelas de un período.
Comentarios
InterLink Headline News 2.0 — Interlink Headline News Nº 7155 del Viernes 5 de Septiembre de 2014
[…] EDITORIAL TEÓRICO 3: HUMANIDADES DIGITALES Y LECTURA DISTANTE Editora invitada Gabriela Sued Post Original […]
Stefano Argerich
Estuvo bueno el teórico. Sé que es una obviedad, pero es inevitable pensar en todo el aspecto cualitativo que se pierde con la lectura distante de Moretti. Es cierto que te abre la puerta a otro tipo de enfoque, pero da la sensación de que hay ciertos campos en los que simplemente basarse sólo en la cantidad nos revela algo mucho menos valioso que un análisis más reducido pero más minucioso.