En el mundo contemporáneo, el control del ruido y la institucionalización del silencio constituyen prerrogativas del poder. En el curso de la historia, según Jacques Attali, la música ha sido utilizada para: 1. Hacer olvidar la violencia general. 2. Hacer creer en la armonía del mundo y en el orden del intercambio y la legitimidad del poder mercantil. 3. Hacer callar los ruidos de los hombres produciendo una música ensordecedora y total.
Estas tres funciones corresponden a tres etapas: el Sacrificio ritual (de la antigüedad a la Edad Media), la Representación (a partir del siglo XVI), y la repetición (la época moderna).
Las vibraciones nos conectan y nos constituyen. Los ruidos son percibidos como «alteraciones». Es así que deseamos salir de la contemplación y comenzar a escuchar.: el mundo no se contempla, se oye; no se lee, se escucha.
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