La estupidización de las multitudes. El día que Pedro Barcia se agenció de un aliado de ley.. sin saberlo.

El dipolo nativos/inmigrantes digitales

Que Pedro Barcia haya llevado a un grupito de alumnas geniales de una escuela del interior de nuestro país a refutarlo con donaire, y a dejarlo chiquito por defender posiciones recalcitrantes, ingenuas y poco interesantes, cuando de atender a la emergencia de nuevos tecnodialectos se trata, es algo que recordamos en cada charla que damos porque nos encanta mostrar como la guerra entre David y Goliath es ganada nuevamente por una pequeña David. Que una mocosa de 12 años como Ana Clara dalla Valle de la escuela Kennedy de Pujato Prov. Santa Fé, de vuelta al presidente de la Academia Nacional de la Lengua es algo que da para pensar y nos obliga a tomarnos en serio el dipolo nativos/inmigrantes digitales.

Pero mas alla de la anécdota, no nos llama tanto la atención la postura de Barcia, porque hemos vista mil y una veces a gente de su edad, pedigree, relevancia institucional y defensores del viejo orden analógico exhibir otras semejantes. Lo que realmente nos dejó patitiesos fue toparnos con la tapa de la revista The Atlantic tapizada con un enorme titulo con la caligrafía googlesca que se/nos preguntaba provocativamente si Google no está estupidizándonos «Is Google Making Us Stupid?» por Nicholas Carr (estoy seguro de que Carr no leyó a Cassin para inspirarse en ella, con lo que las preguntas tontas parece que afloran solas).

Carr comienza su nota con una mención iconográfica a la fantástica escena en la cual Dave Bowman desconecta a HAL 9000 al final de la maravillosa 2001: A Space Odyssey de Stanley Kubrick obligándola a cantar una Daisy Daisy cada vez mas gutural y deshumanizada.

Mi mente está desapareciendo, lo estoy sintiendo, lo estoy sintiendo

HAL implora desesperado/a que no lo desconecten mientras musita «Mi mente está desapareciendo», «lo estoy sintiendo, lo estoy sintiendo«. Y Carr se apoya en esa referencia inolvidable, insistiendo en que desde hace unos pocos años alguien (como Bowen hizo con HAL) está jugando con su cerebro (con el de todos nosotros), remapeando los circuitos neuronales, reprogramando su/nuestra memoria y decidiendo -sin nuestro conocimiento y mucho menos sin nuestro consentimiento- convertirnos en otros, muy distintos de los nosotros mismos que supimos y quisimos ser, durante décadas o siglos y milenios.

Según Carr ya no pensamos como antaño y el mejor diagnostico según él -se vive en esos experimentos cruciales- como es la lectura de un libro o de un artículo largo, delicado y difícil. Aparentemente nuestra concentración se desvanece a las 3 páginas, perdemos el hilo, a los 10 o 20 minutos ya queremos hacer otra cosa, y la lectura profunda que fue la norma durante casi 500 años estaría camino del olvido.

El culpable de tamaño sacrilegio no es otro que el que todos ustedes imaginan, ese que desvela a Barcia y le da argumentos a los adultos, a los pedagogos, a los hombres de letras llevar que es nuestra sobreexposición a la red. Internet convertida en la cocaína del siglo XXI, discurso purificador si los hay.

Google tiene la culpa

La forrajería en línea, la cacería de ideas, las referencias inifnitas, los links sin parar, la nueva forma de citar sin hacerlo, la obra abierta soñada por Mallarmé y teorizada por Eco, el docuverso y Xanadu de Ted Nelson, todas las metáforas condensadas y superpuestas de un medio inmersivo e invasivo que, habiendo cumplido los sueños de McLuhan acerca de la identificación entre medio y mensaje, se estaría convirtiendo, asimismo, en la pesadilla que está terminando con las sagradas operaciones (o deberes) de la mente, cuales son la concentración y la contemplación que bien le haría a Cassin, Carr y asociados repasar las obras mas recientes de Michel Onfray como El cristianismo hedonista y Las Sabidurías de la antigüedad para aplacar su sed cognitivo/moralizante.

Según Carr su padecimiento no es personal sino social y compartido. Su círculo de conocidos y amigos -todo letrados de primer orden como él mismo- dicen experimentar los mismos males y estar sucumbiendo a los mismos peligros y amenazas.

Los nombres de famosos letrados (algunos pasados al vulgar mercado de los weblogs) se suceden y todos convergen en lo mismo. Scott Karp (online media), Bruce Friedman (computers in medicine) ya no son capaces de leer textos largos y profundos, un post de mas de 4 párrafos les causa urticaria, y la lista sigue y sigue.

¿A ustedes se les mueve un pelo adhiriendo al temor de Carr? A mi no. Habiendo leído mamotretos durante cerca de 40 años y amando cada día mas la «lectura» en línea, me parece que estamos logrando un estado de nirvana maravilloso, polialfabetismos, alfabetización analógica multiplicada por la digital, conversaciones transmedia, acoples intergeneracionales, la Biblia (de Gutenberg) y el calefon (de Breton o de Duchamp) en dosis equivalentes e iluminadoras, de por medio.

Anécdotas vs mas anécdotas

Pero no es tan fácil sacarnos a un aguafiestas como Carr de encima. Porque sabedor de que su suma de anécdotas es tan poco convincente y argumentativa como podría la suma de las nuestras, Carr acude a la sacrosanta ciencia para convencernos de que el David Bowan que vive en Mountain View, y que mora en unas dachas muy fashion denominadas Googleplex, está tramando borrar nuestra capacidad argumentativa.

Es por ello que se refugia en la sacrosanta ciencia, y aunque sabe que aun nos falta mucho para confirmar como Internet infecta (perdón afecta) la cognición, recurre a un estudio reciente acerca de los hábitos on line publicado por University College London, Pioneering research shows ‘Google Generation’ is a myth que corrobaría que estamos atravesando una compuerta evolutiva -para mal.

Tomando como base los logs de visitas a la British Library por un lado, y a un consorcio de entidades educativas inglesas por el otro, se habría confirmado el supuesto de los letrados (base de la batería de argumentos de Barcia et al), de que estamos adviniendo a un tipo de actividad de sobrevuelo de la información, saltando de una fuente de información a la otra y rara vez o nunca volviendo al original.

Saltamontes informacionales y el cerebro lector

Estos usuarios (la gran mayoría, nosotros mismos, todos nuestros alumnos) serían saltamontes informacionales, no leerían mas que una página o dos de un libro, grabarían algún artículo largo pero nunca lo revisitarían. La gran novedad del estudio (para Carr) es que no se lee en línea, sino que se flota, saltea, hojea (No tenía qe invetsigar muhco para llegar a esta conclusión, esto es algo que Jakob Nielsen el guru de la usabilidad había descubierto hace ya mas de una década atrás y que cualquier análisis de eyetracking confirma). Copiando alguna justificación de un psicoanalista argentino los autores del «sesudo» ensayo insisten en que se lee en línea para no leer de verdad.

Gente mas versada que Carr como Maryanne Wolf, de Tufts University autora de Proust and the Squid: The Story and Science of the Reading Brain que nos agenciamos en uno de nuestros ultimos viajes, insiste en que el privilegio que le otorgamos a la «eficiencia” y a la “immediatez” por encima de cualquier otro valor está liquidando nuestra capacidad de lectura (y suponemos también que de argumentación e interpretación profunda -como insistía Clifford Geertz cuando hablada de descripción densa).

Como la lectura no es innata, e implicó un largo trabajo cultural de varios miles de años, intempestivamente y a partir de ejemplos aislados, de un récord de no mas de 15 años de experiencia en la red, y de muchas ganas de que la realidad se acomode a los medios y a los perjuicios, autores de este calibre, (que defienden tanto la inteligencia humana como sus propias profesiones y privilegios), temen que nuestro cableado cerebral colapse y nos borre lo que de mas humanos tenemos que es ser lectores, profundos. La tesis de Wolf es mas compleja y volveremos sobre ella.

Telegrafía conceptual

Haciendo eco al Heidegger que deploró en los años 60 el uso de la máquina de escribir como deficiencia de la capacidad expresiva, Carr no tiene mejor idea que dar el ejemplo de un Nietzsche comprándose una máquina de escribir Malling-Hansen Writing Ball, en 1882 que terminaría -como bien dice Friedrich A. Kittler en Gramophone, Film, Typewriter – trastrocando sus argumentos en aforismos, los pensamientos en juegos de lenguaje y la retórica en un estilo telegráfico -aunque a mi particularmente me gusta mucho mas este Nietzsche epigramático post-1882 que el anterior verborrágico de El Orígen de la Tragedia.

Carr pega trompadas para todos lados. Lo que generalmente podríamos imaginar como una buena noticia, a saber la plasticidad del cerebro humano, la capacidad de autoreconfigurarse y de reinventarse, es vista por Carr y cia como un enorme riesgo. Podriamos perder en un par de décadas lo que habríamos ganado en miles de años. Gigantes de las ideas -pero también tecnófobos- como Lewis Mumford o críticos inteligentes como Joseph Weizenbaum son reclutados por Carr en su saga latouriana tratando de mandar al infierno a Google.

Leyendo a McLuhan al revés, Carr sugiere que Internet se comerá a todos los medios anteriores (¿no oyó hablar nunca de remediación o de retroprogresión?, yanqui tenía que ser el muchacho), recreándolos a su imagen y semejanza, para detrimento del medio anterior y autoenaltecimiento de la Red. Siempre desde una lectura conspirativa que trata de dispersar nuestra atención y de volver difusa nuestra concentración.

El colonialismo epistemológico de la web

Esta colonización de los medios anteriores se reflejaría en la mala costumbre de los medios tradicionales de incrustar en su soporte la retórica y el estilo comunicativo de la red. El peor sacrilegio cometido en esta dirección seria la osadía del The New York Times de dedicar la segunda y tercera página del diario a abstracts de artículos que responderían al gusto de los lectores interneteanos.

Carr como Cassin no tiene empacho en saltar de la preocupación al delirio. De jugar con una intuición, sin mayor base empírica y solo validada por una tribu endogámica como la suya (los lectores y escritores compulsivos pre-1980) y de pronto invocar a Frederick Winslow Taylor y a sus experimentos en la planta de acero de Midvale y a la invención del algoritmo laboral, adscribiéndole la paternidad de y el carácter de precursor de la tarea de goma borralotodo cultural de Google.

La taylorización de la fábrica y algo mas

Porque cualquiera que conozca algo de teoría e historia organizacional sabe que Taylor (su vida y obra están magistralmente registradas en esta biografía monumental de Robert Kanigel The One Best Way: Frederick Winslow Taylor and the Enigma of Efficiency) aprovechando la «buena voluntad» de los trabajadores de Midvale, deconstruyó cada tarea en una serie de pasos discretos convirtiéndolos en un conjunto de instrucciones precisas (algoritmos) que de ahora en mas determinarían la tarea de cada trabajador en particular. Aunque los trabajadores protestaron al verse automatizados la productividad creció en forma exponencial.

Pronto se cumplirá un siglo desde la publicación de The Principles of Scientific Management, (1911), un manual omnicomprensivo del mejor método de trabajo. La utopía de Taylor no se limitaba a los cánones de la fábrica e imaginaba (absurda y maniqueamente) no solo la reestructuración de la firma, sino también de la sociedad toda, alterando la máxima de Protágoras e insistiendo en que si en el pasado primero había sido el hombre, en el futuro lo seria el sistema, su sistema

La máquina que nos está usando/y que somos nosotros

Despertar a Taylor de su sueño dogmático es rendirle honores insiste Carr, quien no tiene empacho en calificar a Google (a Brin & Page & Smith) pero probablemente también a la propia máquina que nos está/usando/siendo de versión tayloriana para las artes de la mente.

Casi calcando, sin saberlo, los argumentos de Cassin, Carr insiste en que Internet es una máquina diseñada para la colecta, transmisión y manipulación de la información en forma eficiente y automatizada. Y sus programadores serían (cual trabajadores taylorizados aggiornados) los encargados de encontrar el mejor método (el algoritmo perfecto) capaces de reproducir cada uno de los movimientos mentales de los trabajadores del conocimiento.

Cayendo una vez mas en la misma trampa en la que cayó Cassin y que se tendieron ellosmismos, Carr se aferra literalmente a la misión autoproclamada de Google de «organizar la información del mundo y volverla universalmente accessible y útil«. Pero Carr va mas lejos y se aprovecha de un slogan marketinero, aunque también debemos admitir la facilidad con la que Page cae en los delirios futuristas, quien insiste en que Google está tratando de crear inteligencia artificial en gran escala, para endosarle el sanbenito de Taylor redivivo.

Lo que vuelve loco a Carr (en esto Page & Brin son tan tábanos como Raymond Kurzweil el profeta de la próxima singularidad) son las comillas mas ideologizadas del discurso de los fundadores de Google. Cuando estos personajes geniales flirtean mas con Spielberg que con Asimov y se proclaman a si mismos los verdaderos sacerdotes de la inteligencia artificial como propiedad emergente de una máquina, Carr estalla en odio. Si algo les falta a Carr y a los amantes el canon literario es sentido del humor.

No renunciar nunca a la ambigüedad

Lo que irrita a Carr (y a los defensores del paraíso analógico por igual), es la supuesta eliminación que un proyecto de estas características -de tener éxito- provocaría en los dominios tan inexactos y por ello tan valorados de la contemplación, la anfibología, la indeterminación y el riesgo de implosión permanente del sentido.

Según Carr, los googlófilos somos unos antropofóbicos que insistimos en que el cerebro humano no es otra cosa que una computadora obsoleta que necesita un procesador mas rápido y un disco duro mas grande para estar a la altura de los tiempos.

Carr le rindió honras fúnebres a Socrates e hizo lo propio con el humanista renacentista Hieronimo Squarciafico quien anticipó gran parte de las heridas narcisistas que la imprenta infligiría en contra de la autoridad religiosa, la corporación de los eruditos y escribas difundiendo la sedición y el escarnio.

Carr es -a pesar de haber escrito esta elegía- un tipo inteligente, sabe que será tildado ipso facto de luddita. Igual para él Internet no es el alfabeto, y la lectura profunda de la imprenta que estaríamos perdiendo a manos de la Red nos estaría privando del diálogo reflexivo, profundo, pletórico de reverberaciones, asociaciones inferencias y analogías que son la estopa de la cual están hechas nuestra propias ideas. ¿No afirma acaso la citada Maryanne Wolf que la lectura profunda es indistinguible del pensamiento profundo? Con lo cual abandonar ese estilo de lectura es ipso facto abandonar el propio pensamiento

Las subjetividades letradas las únicas que vale sostenr

Al final de su nota Carr se extravía mas que nunca. Le resulta impensable que así como nuestra identidad fue construida durante 5 siglos (pero no antes) por una interiorización creciente y decantada del mundo sobre el papel (como bien dice David Olson en su libro del mismo titulo), cualquier versión del mundo en la pantalla necesariamente devaluará esa subjetividad, liquidará al yo reflexivo y crítico y en definitiva minará la democracia y destruirá a Occidente.

Con una contumacia que nos lo vuelve interesante como interlocutor a refutar, Carr sostiene -siguiendo a Richard Foreman– que a medida que perdemos nuestro repertorio interno de densa herencia cultural, nos convertimos en panqueques meméticos, disparados en nuestros estados emocionales y cognitivos por cualquier link berreta, por cualquier alusión mecánica o por cualquier trivialidad que no merecería un lugar salvo en un juego de mesa.

Carr incluso alienta mas piedad por Hal 9000 convertida en una chatarra mecánica al ser deprivada de la conciencia que le daban sus módulos de memoria (en su caso y en el de Blade Runner responsables a su vez de una intensa vida emocional), y contrasta el pobre destino de la máquina con la eficiencia catatónica y deprivada de emoción alguna de los astronautas que supuestamente debían ser servidos por ella y cuya amenaza de interferencia en la misión llevaría A Hal -capturado por un double bind instalado por sus prograamdores- a asesinarloa a todos, demostrando quizás en esto mas humanidad para Carr que el rencoroso Bowan «matando» a la máquina.

Una supuesta crítica política enmascara una lectura ideológica de pacotilla

Pero Carr al haber iniciado su lectura del terrible futuro que nos esperaría, en la medida en que Google se convierta en nuestra forma tecnológica de vida interiorizada (la conciencia pasteurizada de un algoritmo deshumanizado), deja al descubierto que su planteo no es político sino ideológico, que su nivel de análisis está totalmente limitado por su defensa paranoide de un narcisismo asechado, y en definitiva que en sus planteos filosóficos, anida tanto un resentimiento de clase, como sobretodo el riesgo profesional y corporativo que veremos crecer y crecer, a medida que Google, la red, el software social y muchas otras tecnologías nos brinden mas posibilidades emancipatorias, instantáneamente canceladas por los profetas de lo viejo.

Ayer fue Cassin, hoy es Carr. Ayer fue Andrew Keen en The cult of the amateur, hoy es Mark Bauerlein en The dumbest generation. Acostumbrémonos en el futuro inmediato a ver muchas mas reacciones como éstas, asi como violentas confrontaciones intentando enarbolar los estandartes del viejo orden cognitivo e intelectual.

Ideas claras y distintas

Estemos atentos asimismo a políticas educativas, culturales, tecnológicas que en nombre del viejo orden analógico, y diciendo defender a la humanidad que nos merecemos, que habría encarnado especificamente -como sucedio en Heidegger para quien la posibilidad de filosofar se reducia exclusivamente al griego y al alemán-, en ciertos contenidos curriculares, en ciertas formas argumentativas, en ciertos estilos narrativos y en definitiva en ideas claras y distintas encapsuladas en soportes definidos y codificados.

Lo cierto es que el mash-up, los cross-media la vj culture (ver VJ: Audio-Visual Art and VJ Culture: Includes DVD de D-Fuse) la cultura del reciclado, las ideologías del rip, mix & burn, pero sobretodo la cultura de la copia, la remediacion, la estética relacional, la post-producción y el remixado, están abriendo un mundo nuevo que esta siendo entusiastamente abrazado por las nuevas generaciones.

No es menos cierto como bien nos recuerda el maravilloso informe de Roma Shore The power of pow wham! Children, Digital media & our nation’s future. Three challenges for the coming decade (The Joan Ganz Cooney Center at Sesame Workshop, 2008), que debemos prestar tanta atencion al viejo dipolo brecha analógica/brecha digital, como a la nueva vieja brecha digital/nueva brecha digital. No lo es menos que el tic tac de las tecnoculturas es imparable, y que si bien apreciamos las criticas políticas de todo, cada dia nos resultan mas indiferentes y poco inspiradoras las criticas ideológicas del nuevo orden (en nombre del viejo) como las de Cassin, como las de Carr, como las de Barcia (amontonado en una compañía que lo excede) y muchos mas.

Comentarios

  1. Marcelo de la Torre

    Piscitelli ya lo creo que «que desde hace unos pocos años alguien (como Bowen hizo con HAL) está jugando con su cerebro» Por este excelente entre que has posteado me permito insistir en la lectura de uno de los trabajos de Peter Sloterdijk Actio in distans «toda historia de los medios es una historia de las transferencias de pensamientos.
    Para entender la especificidad de este proceso en relación con los nuevos fenómenos mediales,…

  2. ximena

    a propósito de las nuevas practicas: http://www.buscarjusticia.linefeed.org/

  3. Sergio Loiacono Com: 15

    Sobre los videos vistos y lo trabajado en el teórico de hoy, acá van mis respuestas y consideraciones:

    ¿Qué me dice y qué le digo?
    Me dice que la forma de hacer y producir arte cambió, y sigue cambiando, de la mano de la tecnología. Siempre, los cambios se dan por avances técnicos o nuevas formas de apropiarse de la tecnología, pero la marca actual son las producciones multimedias para tener alerta todos los sentidos.
    Le digo que debo aprender y conocer más sobre esto para poder ser un productor y no sólo consumidor.

    ¿Qué tiene que ver conmigo, aquí y ahora en la cátedra?
    Los conocimientos y autores sobre los que aprendimos van en la dirección de un aprendizaje multimedia, donde además de poner los sentidos, va la apropiación legítima de la tecnología para producirlo y aprehenderlo.
    Con legítimo no me refiero a una cuestión legal, sino que toda apropiación de la tecnología para producir conocimiento lo es.

    ¿Qué haría y cómo lo haría?
    Primero tendría que formarme más en aspectos de programación y demás, pero seguiría lo multimedia en mis trabajos, así como lo hicimos en la materia y en nuestro trabajo práctico con Googlemaps.
    Partiendo de estos conceptos, seguramente no podía «volver» al óleo y lienzo, sino que mi lugar de partida sería la utilización capital de todas las posibilidades tecnológicas.

    Sobre el video del canal Encuentro y Educ.ar:

    ¿Qué hubiese dicho yo, valorado y pensado, al principio del cuatrimestre y ahora?
    Al principio hubiese dicho que Internet es un elemento más, pero no necesario en la formación educativa, y que era demasiada la exaltación que se le hace en el video.
    Ahora digo que tanto Internet y las nuevas tecnologías son condición necesaria para el aprendizaje. Además, de que el conocimiento se debe apropiar y transmitir de manera que capte toda la atención y sentidos de las personas.

    Sergio Loiacono
    Com: 15

  4. Federico Gaston Rudich

    1) ¿Qué me dicen? ¿Qué les digo?

    Son diferentes formas de contar, de decir, de comunicar, formas de producción social, que al igual que el arte trandicional nos llenan de sensaciones. Percepción visual y auditiva que se entremezcla con la táctil: «Vida diferente», «Relajate y goza», «Sueltate y divierte». Transmisión de distintas ideas mediante la posproducción, que son puestas delante nuestro para que las devoremos con los sentidos. Les digo cuidado «son más que juegos infernales de luces, más que un bombardeo descontrolado de efectos especiales» son mensajes repetidos técnicamente, manipulados y recortados a drede en busca de un objetivo en particular. También son arte, son creación destinada al consumo, fábricas de sensaciones construídas con equipos tecnológicos con una finalidad como meta.

    2) ¿Qué tienen que ver conmigo, aquí y ahora en la cátedra?

    Nos llaman a la reflexión y eso ya los justifica, nos hacen debatir acerca de su origen y de su lectura. Todos pensamos diferente y nuestras sensaciones no se parecen en nada a las que nuestros pares tienen al someterse a los mismos estímulos. Sin caer en el relativismo necesitamos entender que la mano del hombre está detrás de la tecnología, detrás de la maquinaria que se presenta como libre de ideología.

    3) ¿Qué haría y como lo haría yo?

    Es importantisimo empezar a asociar las nuevas técnicas al campo académico para poder formar comunicadores modernos. Puede no interesarnos, inclusive no gustarnos, pero negar el avance de la tecnología y del pensamiento es como intentar leer un texto con los ojos tapados. Sin caer en el extremismo de la tecnolatría es importantisimo que la «sociedad universitaria» tome conciencia de las soluciones que la práctica nos pone hoy día al alcance de la mano.

    4) Sobre el último video de Futuro ¿Qué hubiese dicho, valorado y pensado, al principio del cuatrimestre y ahora?
    Realmente reforcé durante la cursada la idea referente a la necesidad imperiosa de incorporar las nuevas técnicas y tecnologías digitales al campo académico, tanto del lado de los profesores como del alumnado. No son futuro, son presente, son realidad y lamentablemente resistida por una gran capa de intelectuales en formación. Tenemos que educar, de eso se trata, enseñar a mostrar que son palaca de transmisión de cultura, espacio de generación y creatividad que rompe con las concepciones tradicionales.

  5. Laura Regueira (Com. 15)

    Acerca del Teórico, quiero destacar que me gustó participar y ser parte de ello. Fue una muy buena clase. Aunque éramos pocos, fue suficiente para llevar a cabo una última clase excelente.
    Me encantó la materia. Había empezado con pocas ganas, pero me terminó gustando todo lo visto, el modo de tratar los autores en los Prácticos y la manera de tratar la materia. Mismo, el hecho de ver autores diferentes a los vistos en las demás materias, que no son tan «Tradicionales».

    1) ¿Qué me dice? ¿Qué le digo?
    Me transmite sensaciones. Cautiva mi atención, me dice mil cosas distintas, transformadas en emociones y estados que puedo innovar desde otro punto a través de la tecnología.
    Cambia la música, el ritmo, provocan cosas diferentes en cada dibujo o forma que se proyecta, en cada nota o melodía que se crea, que se produce en ese arte.
    Le entrego mi atención, embobándome y siguiendo las luces, coordinando su movimiento con los sonidos que entran en mi. Moviéndome a su ritmo. Busco formas y sonidos escondidos.

    2) ¿Qué tiene que ver conmigo, aquí y ahora, en la cátedra?
    Tiene que ver con sentimientos; perderse y encontrarse en esos colores. que siguen un ritmo y a la vez no siguen nada. Sólo son, sólo se expresan.
    Fundirse en una dimensión diferente, pero no tan lejana de la realidad.

    3) ¿Qué haría y cómo lo haría yo?
    Usaría un fusión de luces que bailen al compás de los sonidos que se van escuchando. Mezcla de percusión que acelere su ritmo y baje a la calma.
    Colores vivos y fuertes, que cautiven la atención y llene de sentimientos a quien lo ve y escucha, impidiéndole no perderse en ese mundo.
    Música que sea pegadiza, que su ritmo no cese y que impida perder el movimiento, pero que no sea repetitiva, que varíe todo el tiempo.
    Usar imágenes que provoquen esa sensación de no dejar de contemplarlas, de buscar formas escondidas en ellas, de imaginar algo distinto según quien lo vea. Una puesta en escena que acompañe todo este movimiento, actores o bailarines acordes a la temática.

    4) ¿Qué hubiese dicho al principio del cuatrimestre y cómo ahora?
    Mi percepción al principio era completamente ajena a Internet. Si bien trabajo con ella, nunca llegué al nivel que puedo decir que logré hasta ahora.
    Nunca le había dado el lugar que hoy tiene a través de los trabajos prácticos y del blog.
    Interactué mucho y lo sigo haciendo. Ya no lo hago desde la postura de «Boludear», sino más en serio de investigarla, buscar cosas nuevas, darle un uso diferente al que le venía dando.
    No me había parado a pensar en su magnitud hasta que no empecé a estudiarla y usarla desde otro punto diferente.
    Logré experimentar más sobre su uso y a la vez aprender mucho de lo que no tenía ni idea.

    Gracias, fue un placer cursar esta materia.
    Nos vemos en el final =)

  6. Soledad

    Hola! que tal? Pasó una semana exactamente de la última clase, hoy sentí un gran vacio a las 19.00 horas. Jamás me pasó sentir algo así con una materia, que ganas de seguir… Me fui con las sensación de que no terminaba la cursada, recuerdo decirle a Heloisa al final de la última clase que esto recién empezaba. Es decir que la materia que terminaba, recién empezaba para mi.

    Disculpen la demora para dejar el comentario la semana anterior me resulto complicada. Con respecto a las preguntas del último teórico, mis respuestas fueron las siguientes:

    1¿Qué me dice, qué le digo?
    Las muestras del video de arte moderno, me dicen «interpretame». Nos someten a un juego de luces, imágenes, figuras, formas y sonidos que conllevan un sentido, un mensaje oculto a descifrar. Su creación, su éxito, su consumo dependen de las nuevas formas tecnológicas de vida.
    A ese estilo de arte nuevo le digo, «me cuesta entenderte», sus formas rebuscadas provocan la dispersión de la atención, distraen, es como sí mirará algo pero no viera nada, invitan a la relajación. Desde ya, hay un notable juego estratégico, un juego para acaparar la atención de la imaginación y percepción, de una forma sutil.

    2) ¿Qué tiene que ver conmigo, aqui, ahora, en la cátedra?
    La relación, de este estilo de arte, que encuentro conmigo, con la cátedra, aqui y ahora es la sensación que tenía al principio de la cursada, veía un monton de imagenes y tenía varias ideas de lo que era internet pero no comprendía sus efectos. Siento que para poder percibir mejor a este tipo de arte, debería informarme más acerca de él, como me paso con el fenómeno de internet, en la cursada para percibirlo y entenderlo tuve que estudiarlo y utilizar sus herramientas.

    3) ¿Qué haría y cómo lo haría yo?
    Utilizaría toda la tecnología posible, la que esté al alcance de mi mano y formaría nuevos trabajos artísticos. Pero trataría de hacerlo de una forma que llegue al alcance de muchos, y provocar de paso que ese arte modifique las condiciones de vida de muchos, que podrían ampliar su competencia cultural, y utilizarlo para el beneficio de la comunidad.

    4) Qué hubiese dicho yo, como lo hubiese pensado y evaluado al principio del cuatrimestre, y ahora al fin?
    Con respecto a la propaganda del programa educativo acerca de internet, al principio del cuatrimestre no hubiera comprendido muchos conceptos y herramientas. Ya en el fin de la cursada no sólo entendía los conceptos, sino que conocía a muchos escritores e investigadores. Hoy puedo decir que estoy bien al tanto de un montón de cosas de internet, y que me encanta pensar en el alcance que este medio tecnológico tiene. Por ésta razón decía yo que esto recien empieza, nos han formado para entender a éste mundo virtual que nos rodea, y nos han formado para poder utilizar ésta arma poderosa que es la internet.

    Gracias por todo!!, igualmente pienso ir a otras clases teóricas para escuchar porque me encanto la materia.

    SAludos

    SOle

  7. Mariana Bagnato

    Una reflexión al final de la cursada, quizás obvia, pero que me parece interesante marcar es la importancia del conocimiento del idioma inglés. A lo largo de la cursada queda más que en evidencia el hecho de que es una herramienta indispensable que debemos poseer. Lo relaciono con la idea fuerte del texto de Verdú, con respecto a su concepción de la cultura y EEUU, y con la idea de alfabetización digital. Incluso me hacía ruido la oralidad de la proyección del video de Educ.ar, me parecía raro escucharlo en castellano. Quizá halla sido un prejuicio personal (el de relacionar linealmente un idioma con cierta temática virtual, tecnológica), pero también creo que el oído está acostumbrado a cierta estética.
    En cuanto a lo mostrado en el video, al finalizar la cursada siento que comprendí los conceptos y objetos pautados, y que, posiblemente, al inicio no los hubiera entendido completamente.
    Con respecto a la inquietud planteada acerca de qué prácticas modificamos creo que una es el haberme interiorizado en otros aspectos de Internet (sin ser los mails y la mensajería instantánea) y de explorarlos. Comprendí la importancia de ser productores audiovisuales y del perfil colaborativo.
    Una práctica diferente es esta misma de plantear un tipo de interacción con el docente, en este caso con el blog. Práctica que hice extensiva a otras materias del cuatrimestre.

  8. ANACLARA DALLA VALLE

    Estimado Alejandro..
    Casualmente, investigando en la página, que me parece MARAVILLOSA, y a la que comencé a recurrir diariamente, me descubrí como esa «mocosa, pequeña David», que dí «vuelta al presidente de la Academia Nacional»
    No pude sino, reconocer mi gratitud. Que en algún momento, se hallan acordado del trabajo realizado por estos pagos, me produce demasiada satisfacción.
    Soy, entonces, esa joven… ahora ya estudiante de Comunicación Social, cursando el primer año, tratando de dar una materia libre para aprovechar las vacaciones. Me pongo de pie ante tu artículo, me pareció más que interesante, incluso admito que ciertas frases, me provocaron mucha gracia, creo que la peor forma de explotar la infinidad de ventajas que nos ofrece la tecnología, es sembrando ese temor apocalíptico sobre el que muchos intelectuales mantienen sus ideas. Leí el de Carr (me pregunto por qué él no escribio un artículo mas breve, entonces) y como le comenté anteriorimente, la página me lleva a leer, día tras día, algún otro artículo. Simplemente le escribo para agradecer la mención a mi persona, y para entablar una especie de contacto con usted. El trabajo al que hace referencia es «El lenguaje del chat: transgresión o barbarie», el cual voy a presentar también en la facultad, debido a que están desarrollando, una investigación relacionada. Espero su contestación (mi mail es anaclaradvalle@hotmail.com o el de casa -que es el que figura aquí: fliad@dat1.net.ar)
    Un gran saludo

  9. Martin Borja, Comision 15

    No lei la nota de Nicholas Carr, pero sí otro comentario sobre ésta, escrito por Andrew Sullivan (Sunday Times News Service) que levantó la revista de La Nacion del domingo pasado. Es un comentario a mi juicio bastante equilibrado sobre los cambios que produce Google en las formas de lectura y procesos de pensamiento. Me gustó y por eso se los recomiendo:
    http://www.lanacion.com.ar/nota.asp?nota_id=1027034

    Saludos
    MB

  10. diego oscar ramos

    Flor de naranjo!

    Leer, amar, partir. Primero hay que saber sentir.
    Pensar, saltar, creer. Primero hay que ver que aparecieron jerarquías y órdenes.
    Jugar, tocar, mover. Primero hay que mirar los caminos que toman las redes neuronales para crear la realidad.
    Percibir, andar, palpar. Primero hay que recordar que somos un cuerpo, que sentimos con toda la piel.

    Primero hay que saber rastrear huellas de la verdad que no estén sólo en las palabras. Después oler la caída de una manzana sin pensar en la gravedad, escuchar los caminos de las hormigas sin contarlas o tocar la cáscara de un kiwi. Y después amar a todas esas mismas palabras escritas o susurradas que permitieron darle un tipo de cuerpo simbólico a esas experiencias.

    Primero lo primero, después lo segundo, lo tercero, las secuencias, que podemos cantar en un tango popular, o escribir en una pizarra, o en la arena húmeda de una playa al amanecer, en un papiro hace cientos de millones de segundos, o en un libro hace un rato incontado o en un artículo que será hallado por robots de un buscador usado por millones de personas para dar saltos entre los símbolos, como una rayuela que nos puede hacer llegar a paraísos de la comodidad, la rapidez y también a la profundidad. Si fue en un segundo cuando David vio el instante donde liberarse de las ideas preconcebidas donde la gigantez es la vía única de algunos tipos de triunfos. Y un mamotreto de miles de páginas tiene tantos caminos para llegar a un testimonio de lo que es – o de algún aspecto – como una percepción sensorial o por qué no un pensamiento que nazca de emociones, recuerdos o percepciones que llegan hermanando lo que la cultura impresa supo separar a lo largo de insistentes dinastías de libreros.

    Primero hay que saber sentir, después amar, después partir de la creencia historizable de que sólo el objeto libro, la tecnología del alfabeto constructor de páginas y la aparatología fértil de la linealidad es lo que necesitamos para tener una vida digna de ser vivida.

    Y vaya este comentario, también gustoso de lo más placentero de las secuencias y los órdenes constructores de sentido, como un canto a la completud, a la totalidad que nos da forma, a la celebración de la multiplicidad que modelamos y nos modela. Aquí mismo, en uso de estos ceros y unos que se lanzan al ciberespacio, siento que lo mejor que tenemos suele hacerse en comunidad, ya sea integrando las partes personales que la cultura separa como las distintas formas en que cada individuo da su testimonio del todo en las comunidades diversas que lo conforman y hasta le regalan manifestaciones de sí mismo que él mismo puede ignorar.

    En este entramado continuo y eterno de percepciones, opiniones, creaciones, acciones, pensamientos, que sea un libro, miles de libros, películas, artículos teóricos, ensayos científicos o amados buscadores en una red digital lo que nos vaya provocando desarrollos, movimientos, cambios y formas de lo que vamos siendo, acaba siendo un detalle. Que se pueda estudiar, analizar o por qué no intuir esos procesos de constitución de nuestra subjetividad – por tomar un aspecto que nos sea cercano y valorizable con pocas dudas para nuestro ser humanos – ya merece una declamación festiva, por nuestra riqueza, por nuestros desplazamientos a lo largo del tiempo y por saber que, en una marco discursivo analítico donde tan presente han estado palabras como neurosis como lente teórica de lo inmóvil, lo obsoleto y lo rígido, tenemos pruebas de que es posible salirse de lo que nos limite y nos condicione a ser sólo de una manera. Porque un libro es algo increíblemente bello, que puede ser gozado por las neuronas o por las células olfativas. Pero algo extraño acontece dentro de una cultura que ponga como dogma que ese objeto esté en un orden de superioridad con respecto a un naranjo, más aún si está en flor y nos inspira una canción eterna.

    Diego Oscar Ramos

    PD: Ahora bien, más tarde podríamos discutir si merecía una belleza de la naturaleza asociarse a sentimientos tangueros que den sentencia de sufrimientos necesarios. Y también reafirmar que la alegría no es solo brasileña, baste recordar que fue un carioca quien dijo que para hacer un buen samba es preciso un bocado de tristeza.

  11. Martin Araneda

    Lo inevitable. Promediando el articulo (o tal vez no), dejé de leer y prestarle atención. Tal vez no este acostumbrado a la lectura extensiva a través de la red, ya sea por el uso voraz de internet, porque mis ojos no estan acostumbrados a este medio o simplemente por trabajar frente un monitor durante horas.
    Es mas, ya ni tengo ganas de escribir.

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