En 1972, el escritor italiano Italo Calvino publicó un precioso libro llamado “Las ciudades invisibles”. Estaba compuesto por micro descripciones imaginarias de las ciudades que Marco Polo podría haber visitado en sus viajes. Cada ciudad tiene un nombre de mujer, y una particularidad. Algunas se caracterizan por sus símbolos, otras por su terreno, o por sus habitantes. La ciudad de Ottavia se caracteriza, por ejemplo, por estar colgada en el vacío entre dos peñones de una montaña, sostenida por una red. Todos sus objetos son colgantes y penden de hilos y redes que pasan por encima de Ottavia: las plantas, las luces, las escaleras. Todo en Ottavia pende de una red.
Así como las tecnologías de comunicación, las ciudades también han pasado ciclos transformadores vinculadas a transformaciones tecnológicas. Sería muy posible una mirada mcluhaniana a las ciudades. Primero dedicadas al abrigo y al reposo de las personas, siendo su esqueleto el de los duros materiales de construcción, muy pronto se convirtieron en lugares de intercambios ecónomicos y simbólicos. Luego, redes de cañerías subterráneas fueron añadidas a su arquitectura: agua, cloacas, electricidad, gas. Finalmente, el telégrafo, el teléfono y los medios masivos de comunicación construyeron la piel de las ciudades. La revolución digital no se quedó atrás y añadió información e inteligencia a esa piel. Podemos decir que la digitalización de las ciudades es añadir inteligencia a su cuerpo vivo, cambiante, y dinámico.
Así como existe Ottavia, imaginemos por un momento que existe Digitalia. ¿Qué elementos penderían de sus redes? Gps, Mapas, protocolos de geolocalización, sensores de sonido y contaminación, cámaras de monitoreo inteligentes, Smartphones, tarjetas electrónicas, información pública y digital, medios sociales, serían los componentes ideales de nuestra Digitalia.
Estos artefactos que en mayor o menor medida van apareciendo en todas las ciudades, dibujan también nuevos paisajes: mapas colectivos hechos en tiempo real, en conjunción con tecnologías biométricas de desplazamiento, manifestaciones de la ciudad en redes sociales, visualizaciones y aplicaciones que manejan información pública, nuevas proyecciones de las ciudades en las plantallas digitales que dejan ver similitudes, brechas y diferencias entre diferentes urbes del mundo. Los proyectos Human Cities, On Broadway e Hypercities son interesantes e inspiradores para acercarnos a estos nuevos modos de medir el pulso a las ciudades. Todos ellos usan una o alguna de estas características: big data, tiempo real, procesamiento colaborativo, cultura participativa, mapeos colaborativos. Al menos los dos últimos se encuentran muy vincualdos a los temas conceptuales que nos interesan: On Broadway es uno de los últimos proyectos de Lev Manovich, el autor de conceptos de peso como el de “cultura del software” o “analítica cultural”, mientras que Tod Presner es un autor principal de la corriente de las Humanidades digitales. Todas estas, posturas a revisar próximamente.
La digitalización de las ciudades se vincula perfectamente con el andamiaje conceptual de la cultura del software: la ciudad es parte activa de los intercambios comunicacionales mediados por software y generadora de una cantidad ingente de información que precisa de herramientas analíticas para ser analizada y comprendida. La digitalización de las ciudades no sería posible sin algoritmos sociales, sin internet de las cosas, se calcula que en los próximos años se alcanzará un promedio de siete objetos conectados a Internet por persona, sin cultura participativa, y sin gobierno abierto.
Ciudades y algoritmos
Por Estela Dominguez Halpern
El mes pasado Beijing ingreso en Alerta ambiental al tiempo que se desarrollaba la XXI Conferencia Internacional de Cambio climático en Paris. La ciudad había sido declarada por sus autoridades en alera roja por los altos niveles de contaminación atmosférica.
Los testimonios de los sensores y anemómetros eran ineludibles: relataban a través de sus registros, el grado de polución que arrojaba la actividad industrial, las obras en construcción como así también la emisión de gases que provocaba la red de transporte (camiones, buses, automóviles).
La gran metáfora de Oesterheld se hizo visible en sus calles. Hospitales, escuelas, universidades, edificios públicos fueron cerrados. Se recomendó a la población la permanencia en sus casas o en su defecto, usara protectores nasales para circular en la vía pública.
Industrialización, masificación, grandes urbes. Escenarios que se constituyen realidades en todo el globo. Qué elementos los unen? Qué trazos son comunes con Beijing, Madrid, Mumbai, México City, New York o Buenos Aires.
Algoritmos, Big Data, socialización de la información, multitudes inteligentes, visualización de datos, cultura del software son algunas categorías que caminarán junto a nosotros para comprender no sólo estas Smart Cities sino también generar propuestas y miradas sobre nuestra nueva habitabilidad en el mundo.
Los invitamos, por último, a revisar la bilbografía general de la Cátedra, publicada aquí: http://catedradatos.com.ar/recursos/, y el listado de recursos, que incluye proyectos, videos y tutoriales, disponible aquí https://docs.google.com/document/d/1WTt15UrnV9vbDSFuQf-IcfMfKrhDQrJKlxILd6JKsq8/edit?usp=sharing
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