Antes y despues de Facebook
Lo bueno de un momento histórico hiperrelativista como el nuestro, es que cada uno puede adorar al Dios que mejor le venga en gana. Y el mejor modo de plantar bandera es dividir a la historia en dos, con el Dios elegido haciendo de bisagra entre la era anterior y la posterior a su bautismo. Por eso hablamos de AC y DC (antes de Cristo y después de Cristo), lo que históricamente es una aberración ya que la distancia y los jalones entre civilizaciones y acontecimientos paradigmáticos nada tienen que ver con el nacimiento de Cristo -especialmente para dos tercios de la población mundial que no es cristiana, y que tampoco quiere serlo.
Para los «digerati«, es decir los alfabetizados digitales, la Gran Divisoria está infinitamente mas cerca de nosotros que de Jesucristo. Es el mundo antes y después de la Red, de Google, de Youtube, de Twitter -pero sobretodo de Facebook- que con sus 1150 «habitantes» rivaliza con los dos gigantes mundiales: India (1.240M) y China (1354). Y que si le sumamos los 550 millones de usuarios de Twitter (aunque dificilmente mas de 200 millones estén activos) alcanzaría casi a un cuarto de la población mundial.
Y si bien cada uno de estos metamedios (incluyendo a los gigantes Amazon y Apple) merece dividir la historia en dos, quizás Facebook (mientras le dure su aura, ¿o acaso cada dos días no se habla de su inminente desplome?), sea el que mas trastornos y reinvenciones haya ocasionado en nuestro ser social. Todos los demás cambiaron nuestra forma de buscar información, de anunciar nuestra presencia en el mundo, de fabricar identidad, de reemplazar a Gutenberg como santo patrono de la cultura, de sancionar a la videoproducción como el nuevo alfabafetismo, y tantas otras cosas mas.
Pero Facebook -igual que y junto a ellos- hizo algo mucho mas radical y desestabilizador. Se entretejió con nuestro ser social, bajó los costos cognitivos y emocionales de estar en red de un modo dramático, y empezó por ser una neoalfabetizador de velocidad y profundidad únicas (permitiendo ingresar a la red a centenares de millones de personas que nunca antes se habian sentido picadas por el bichito de Internet), para enseguida aspirar a mucho mas.
Antes y despues de Facebook, pero siempre alrededor de Facebook
El camino le había sido allanado por los otros metamedios, por el uso cada vez mas masivo del correo electrónico, la navegación, el uso de aplicaciones y programas, pero todo lo anterior en su medida y armoniosamente. La unión indisoluble que desde el Renacimiento había soldado nuestro cuerpo con nuestra mente a través de la escritura y de sus correspondiente formas de sociabilidad en las capas letradas, se disolvió como azúcar, por un lado, cuando Facebook destruyó la noción de amigo (lazos fuertes) y la sustituyó por la de amigo en red (lazos débiles). Y otro tanto sucedió con capas masivas de la poblacion (de todos los estratos sociales) que nunca antes habian imaginado conectarse a traves del ciberespacio y que hoy -mediando la telefonía celular- ingresan en un 50% de las veces a la red a través de los smartphones.
A medida que la red social se fue apropiando de nuestro tiempo de atención, (lo único inelástico en nuestro modo de ser), cuando hizo converger en el entelado virtual innumerables funciones desperdigadas en medios distintos y temporalmente separados (caja de los recursos, albumes de fotos, grabaciones, filmaciones, registros, experiencias, contactos, historias, deseos) y los brindó al mundo, una de las características distintivas de la modernidad también sucumbió a su yugo: la privacidad.
La enumeración se podría hacer mas detalladamente (algo que ya entrevimos en El proyecto Facebook y que fue profundizada por Clara Ciuffoli & Guadalupe Lopez en Facebook es el mensaje. Oralidad, escritura y después), y no hay rincón de la experiencia humana que no haya sido trastornado o reinventado por la plataforma Facebook.
Las letanías acerca de su nimiedad desconocen su desvastador poder destructivo. Del constructivo tenemos numerosos testimonios, sobre los que podriamos abundar. Aunque es claro (nos acaba de ocurrir con un circunstancial compañero de desayuno proveniente de la Universidad Politécnica de Valencia), que el pensamiento letrado abjure de Facebook y este a años luz de asimilar su convivencia, pero sobretodo de acompasar sus tremendos efectos antropogénicos.
Discursos incoherentes, receptividad acortonada, incommensurabilidad cognitiva y emocional
El mundo cambió (para todos, incluso para los que no lo usan) para siempre gracias a la existencia de Facebook una herramienta inventada para «flirtear» quizás, pero que fue reapropiada por 1/4 de la humanidad descubriendo un nuevo modo de conjugar nuestro superpoderoso ser social. Y en esta mediamorfosis tan bien ilustrada en «The social Network», poco importa la intención original de Mark Zuckerberg, mucho menos la intencionalidad perversa y marketinera que se le atribuye, o un mesianismo desenfreneado(sin el cual no hubiese llegado a la esquina) gracias al cual una startup de exito improbable se convirtió en una rival de Google y de Amazon, sin que nadie lo imaginara o intuyera.
Personalmente (aunque poco importan aquí los gustos o las intenciones) Facebook no es un lugar en donde pase ni mucho, ni poco tiempo. De todas las plataformas y herramientas que uso a diario que son muy muchas, es la que menos interés o atención me concita. No subo fotos de los lugares que visito (que son innumerables), jamás aceptaria reconectarme con mis compañeros del secundario o del primario para hacer alguna celebración, no uso las páginas de fans para celebrar ningun afinidad musical o audiovisual, rara vez chateo en su seno, y son pocos los mensajes que intercambio entre no mas de una decena de personas que estan entre mis favoritos.
Pero esta falta de experiencia, de la cual no hay nada que enorgullecerse, no puede confundirse con el uso intensivo que hacen de la plataforma centenares de millones de personas. Ya hay decenas de libros escritos sobre el coloso en donde se abunda acerca de sus múltiples dimensiones, sin embargo hay poco o nada interesante que examine en detalle como Facebook mató (o reinventó) la privacidad, como Facebook destruyó (o contribuyó a hacerlo) la cultura, como Facebook encarnó como ninguna otra plataforma la vida en red cambiando, justo cuando estábamos empezando a entenderlo «qué es vivir en red«.
Ridiculizar a Facebook, aceptarlo nominalmente como un entretenimiento light, o imaginar que se lo puede clonar con fines específicos: periodísticos, educativos, políticos, publicitarios, marketineros,etc. es de una ingenuidad supina. Facebook está del lado de acá de El Paréntesis de Gutenberg, de hecho es uno de los protagonistas mas estelares en cuanto a certificar su defunción. ¿Cuánto tiempo mas habrá que esperar para empezar a entenderlo, dejar de sufrirlo y sobretodo rediseñarlo muy especialemente en contra de sus creadores, y de quienen lo veneran como a un Dios o Iídolo pagano?
Haciendo ingentes esfuerzos para adaptarnos a la vida bogotana y en medio de mucha incertidumbre y minuettes varios les decimos bye hasta mañana AP, empezando a resolver algunos intríngulis mayores.
Comentarios
Lucia
Muy bueno el articulo, hice un intento de dejar el facebook, alejarme, no abrirlo y es casi imposible. hoy es una herramienta de trabajo, comunicación. el máximo de días que contuve mi ansiedad fueron 6… =(
vanina vera- lu 17 a 19hs
coincido con que facebook ha llamado la atención de personas que en otro momento no habían encontrado algún tipo de entusiasmo o inquietud por windows o navegar en la red buscando información- Parece que el éxito de las redes sociales es la interacción en tiempo real con personas que están en cualquier parte del mundo. Creo que antes de facebook no cualquiera se sentia parte de las computadoras, programas etc pero después de facebook ni la edad ni la formación educativa son excluyente. No quisiera llevarlo al extremo pero creo que sería algo así, no cualquiera utiliza un word o planilla de exel pero si cualquier persona puede utilizar , entender e interactuar por medio de facebook.