18 años atrás
Cuando hace 18 años empezábamos esta deriva y navegación en la Universidad de Buenos Aires, muchas de nuestras certezas epistemológicas, y muchas de nuestras convicciones metodológicas estaban mas que firmes y asentadas. No éramos nenes de pecho cuando asumimos esta cátedra. En las faltriqueras contábamos con compañeros de ruta como Gregory Bateson y Francisco Varela, Fernando Flores y Bruno Latour, a la escuela de Frankfurt y a Michel Foucault, a Gilles Deleuze y a Baruch Spinoza, y a una panoplia no menos potente de pensadores y diseñadores portadores de conceptos de un nivel, una prolijidad y una capacidad de distinción, de mata-convenciones y disuelve-prejuicios poco común.
También veníamos de un romance trans- y meta-disciplinario de casi mas de dos décadas donde habíamos alternado sin solución de continuidad la tecnología con la economía, la filosofía con la lingüística, al estructuralismo con la fenomenología, a la sociología de la ciencia con la semiótica y a una decena mas de disciplinas o enfoques convergentes/divergentes, que en vez de haber convertido a nuestro cerebro en una papilla informe habían, al revés, servido para decantar conceptos y nociones, para refinar nuestra caja de herramientas que es la teoría. También nos habíamos abocado a ejercicios de gestión interesantes tanto en la universidad como fuera de ella, al punto de tener cierto know-how capaz de trascender el autismo académico y también de ser sensibles a los males de este mundo (que son grandes y muchos), e incluso habernos atrevido intermitentemente a lidiar con algunos de ellos.
The proof is on the pudding
Pero estas dos últimas décadas sacudieron todos esos ingredientes, cambiaron en forma definitiva nuestra convicción de lo que es una adecuada dieta cognitiva, alzaron hasta las nubes nuestra admiración por la gastronomía vivencial-experimental, y la tiraron por el piso cuando el mantra de los labs (antes que su práctica discontinuista) terminaron succionados por el mercado, la clonación indiscriminada y la domesticación de una forma cruel (ver Antonio Lafuente La cocina frente al laboratorio http://yorokobu.es/kitchen-vs-lab/). Porque cuando todo es Lab nada es Lab.
Hubo dos ingredientes en todo caso que relativizaron todo el periplo anterior y lo resignificaron al ponerlo en órbitas exteriores que antes no habíamos frecuentado. Uno fue la internetización de la sociedad, el otro nuestra experiencia intensiva en gestión en el portal educativo educ.ar y mas recientemente nuestra inmersión en la creación de labs de artes y ciencia, primero en Buenos Aires, después en Bogota, y próximamente en otras capitales latinoamericanas.
Y si bien se trata de dos procesos de enormes y diferentes órdenes de magnitud y con un decalaje temporal notorio entre uno y otro, hay una convergencia/divergencia que importa señalar por sus implicancias en el «devenir maker de la cátedra», incluso con estribaciones en el actual proyecto Youtube que merecen algunas consideraciones de monta.
Velocidad de Escape
No hay que ser un observador avezado, ni un practicante genuflexo del comentario fácil, para advertir que cada semana entre el aluvión de propaganda digital y el autobombo marketinero que pulula, especialmente en las redes sociales, emergen invariable y contraintuivamente pepitas de oro que amenazan con cambiar para siempre el antes y después de alguna práctica (en educación, salud, gobierno, manufactura, turismo o lo que fuera), y que hasta se dan el lujo de cuestionar, a través de la propia Internet, las nociones con las se que pretende descubrir sus efectos de red (suma para pensar los efectos del pensamiento en red la reciente obra de Paul Omerod Positive Linking: How Networks Can Revolutionise the World ).
Que la red no teme autocriticarse sin fin pasó hace días con el cuestionamiento demoledor a la propia noción de disrupción Let’s All Stop Saying ‘Disrupt’ Right This Instant. Porque cuando llega el momento -y este momento hace ya rato que ha llegado- de que todo es disruptivo, nada lo es. Quizás este sea el mejor argumento para terminar con la palabra disruptiva como mantra explicatvo de una buena vez (The Disruption Machine), aunque en el camino esto irrite sobremanera a su gurú favorito como es Clayton Christensen, o al menos a sus mas fervientes seguidoresThe New Yorker’s Takedown Of Disruptive Innovation Is Causing A Huge Stir.
Como a nosotros nos cabe en particular el sayo del futuro «disruptivo» de la educación y de la educación del futuro, y cuando disruptivo se puede ser en este territorio o no, estos días hubo al menos 4 o 5 perlas que nos muestran que el agenciamiento Red/Personas/Instituciones está alcanzando una velocidad de escape, y que ya hemos pasado el punto de no retorno (cuando frente a un accidente o imprevisto conviene seguir volando el avión hasta un próximo punto porque es mas corto el itinerario que volver al origen). Aunque dejemos de llamar a estos emergentes disruptivos y nos quedemos mas bien con la tesis de Paul Krugman para quien a lo mejor necesitamos menos disrupción y hacer lo que haya que hacer lo mejor posible (como hacen los alemanes con sus diseños no tan disruptivos pero si perfectos:-).
La web y en particular Twitter (uno de sus mejores escaparates y catalizadores) están alcanzando velocidad de escape, superando la fuerza de atracción de lo viejo y adocenado y poniéndonos en órbita no solo con lo nuevo sino con el deseo.. de los consumidores, de los alumnos, de los trabajadores, de los necesitados.
Porque por mas que se habla incansablemente de la necesidad de transformar las instituciones: la educación, la política, la industria, la economía, salvo excepciones, y especialmente en el campo de lo público estamos utilizando conceptos roídos, modelos mentales que ya no habitan en la cabeza de casi nadie, y nos tomamos los problemas (que encima generamos con nuestra lentitud, ineficiencia y desparpajo) con una tranquilidad supina, como si pudieran esperarnos indefinidamente, mientras nosotros nos aferramos a nuestras sillas/certezas, a nuestra oficinas/convenciones, a nuestras rutinas/tranquilizantes como si no pasara nada.
Inventariaremos algunas de esas noticias/dispositivos que nos intranquilizan (por suerte) al azar, pero todas están concatenadas(generando efectos de red y mostrando no solo su dimensión amenazadora frente al status quo epistemológico y ontológico, sino también rasgos emergentes (de nuevas prácticas educativas) que hay que empezar a tematizar y a encarnar (como estamos haciendo en la Cátedra de Procesamiento de Datos desde hace muchos años).
Classroom y Discover: Plataformas y Badges
CLASSROOM Google (que es un monstruo que pisa fuerte y donde mete el ojo mete la bala) acaba de sacar la versión 1.0 de una plataforma educativa (Así funciona Classroom, la nueva herramienta educativa de Google). Primitiva y demasiado parecida a Moodle, muchos la han desestimado demasiado raudamente. Probablemente Classroom en su encarnación actual no sea otra cosa que una variante de los denostados LMS, pero inserta en la ecología de las apps de Google y convertida en un jugador importante dentro de su ecología, mas de uno debería preocuparse. ¿Servirá para consolidar el status quo educativo o terminará desestabilizándolo como ha hecho la empresa madre en mil territorios mas?
DISCOVER Mozilla cuyo Firefox ya tiene mas de 450 millones de usuarios, acaba de generar una solución propia Discover un prototipo de una herramienta que permitirá a los jóvenes identificar carreras prospectivas, asi como el mapa de competencias y experiencias que pueden llevarlos a la tierra prometida
Discover conecta los Open Badges con la educación, experiencias, rasgos de personalidad e intereses de los jóvenes. Los OB delinean un portafolio de sus habilidades, y hacia donde deben crecer, para postularse para el trabajo de sus sueños, voluntariado u oportunidades de aprendizaje.
Los aprendices comienza navegando los itinerarios de carrera de profesionales de carne y hueso de precursores reales en el sitio Discover. Las habilidades y las competencias aparecen como «badges» en mapas editables. Los aprendices pueden querer clonar esos itinerarios o crean nuevos desde 0. Los itinerarios vienen con indicadores de avance y están abiertos a la calificación.
Siguiendo la propuesta de Carol Dweck en MindSet. The new psychology of success, Discover se asienta sobre la noción de MIndset de crecimiento siendo la inteligencia y el talento habilidades adquiribles. Los itinerarios de aprendizaje son maleables, lúdicos (Patrick Bateson & Paul Martin Play, Playfulness, Creativity and Innovation y narratológicos Savitz-Romer & Bouffards Ready Willing and Able: A Developmental Approach To College Access and Success. No están centrados en conocimientos, ni siquiera en competencias abstractas sino en performances. Cuando queremos construir carreras tirándosela por la cabeza a los adolscentes en etapas tan tempranas del desarrollo, no necesitamos encorsetarlos para que tomen decisiones que duren para toda la vida (disparadas por roles profesionales consagrados, sueldos altos y seguridad contra la turbulencias económicas) sino en formatos de formación flexibles, modulares, escalables y sobretodo altamente vivenciales.
La novedad aquí no es este truismo sino que un sitio (alguna forma algoritimizada de experiencias acumuladas alimentadas por conocimiento colaborativo) se está ocupando de entrenarnos y salvo excepciones, lo hace igual o mejor que los tutores y los expertos humanos (cada vez los jóvenes aprenden mas del grupo que en grupo). Y esto hace ruido ¿o no?
Udacity sigue rompiendo esquemas
UDACITY
En un momento de altísimo descreimiento frente a los MOOC’s (que solo retienen al 10% de sus inscriptos, con la revancha de las universidades presenciales que insisten en la no sustitución del factor «aquí y ahora» como precondicionante para el aprendizaje, con la proliferación de Universidades de muy bajo nivel que expiden certificados al garete, la propuesta de Udacity de brindar títulos en línea de 6 meses a 1 año de duracion por U$ 200 mensuales patea otra vez el tablero (A Smart Way to Skip College in Pursuit of a Job
Udacity-AT&T ‘NanoDegree’ Offers an Entry-Level Approach to College).
La propuesta es que cualquier estudiante de escuela secundario con un manejo aceptable de las matemáticas podrá desarrollar las habilidades de programación mínimas para entrar a trabajar en compañías telefónicas o tecnológicas como analista de datos, diseñador de apps o cosas por el estilo.
La paradoja es que siguiendo esta ruta el mejor modo de «situar» a los estudiantes en el terreno de la educación superior es extrayéndolos del sistema de educación formal. Y si bien los MOOC’s han fracasado como educación de calidad para los pobres, paradójicamente han triunfado en un nicho inesperado: son mas que útiles para quienes ya tienen cierto nivel de educación universitaria e incluso un trabajo, pero que necesitan nuevas competencias profesionales y no están dispuestos, ni las encuentran en las universidades tradicionales. Y menos estan dispuestos a invertir toneladas de plata y tiempo en recibirlas allí.
Las «nanonotas» van en la misma dirección. Ofrecen un conjunto muy limitado de habilidades que pueden servir para desempeñar trabajos ad hoc y brindan a los aprendices un conocimiento modular con amplio reconocimiento del mercado y una motivacio? casi instantánea para adquirirlo.
@SebastianThrun el genio que lanzó hace 3 años el famoso MOOC sobre inteligencia artificial, y que abandonó su posición tenured en Stanford cree que este es el inicio del fin para las carreras universitarias de 4 años, ya que de funcionar plausiblemente bien podrían convertir en modulares a casi todos los aprendizajes, y permitir un estudio a medida según demanda (Announcing nanodegrees: a new type of credential for a modern workforce).
Dado que inevitablemente habrá en 2020 un déficit de al menos 85 millones de puestos de trabajo especializados, la iniciativa que compañías como Cloudera, Salesforce.com, Autodesk, Technet, Silicon Valley Leadership Group, sf.citi, y el Business Roundtable estan acompañando, si bien no tiene garantizada su viabilidad es al menos imaginable (Is flexible study the future for universities? ) como futuro deseable.
Edmodo no se queda atrás
EDMODO
Mientras que los docentes se siguen peleando tratando de que los estudiantes no entren a Facebook (al menos durante las clases), y se imaginan soluciones novelescas de como construir una red social educativa para encerrarlos en ella,
The Next Big Thing You Missed: A Social Network That Could Truly Reform Our Schools«>Edmodo ha creado un Facebook educativo… para educadores de escuelas primarias y secundarias
Edmodo hace posible el intercambio de sugerencias y estrategias par-a-par, permite la creación y el intercambio de vídeos y de software que puede competir (o al menos eso pretenden ellos) con los posts de Facebook o los vídeos de Youtube, que supuestamente distraen a los estudiantes de su magna tarea
Pero más alla de ironías y de retruécanos, fundada en el 2008, ya cuenta con 35 millones de usuarios, incluyendo a estudiantes y padres. Ha enrolado a cerca de 60.000 colegios en USA incluyendo a 91 de los 100 distritos mas poblados.
Superponiéndose en parte con Classroom y con muchos LMS hoy en retirada, permite que los profesores asignen tareas a los estudiantes, las corrijan en línea, creen cuestionarios interactivos compartan contenido como vídeos. Los estudiantes pueden hablar entre si con parte o la totalidad de su cohorte y hay mucha viralización en su seno.
Nada nuevo bajo el sol, solo que nadie se hubiera imaginado quen alguien pudiera competir con esos monstruos comerciales y todavía seguir creciendo y apostando a modalidades propias de socialización educativa.
Otros anuncios que la rompieron
Mas en la periferia de este círculo educativo Amazon anunció la venta de su teléfono Fire con tecnología Firefly (muy parecido a Amazon Flow) que permite hacer búsquedas contextuales, comparar precios sobre 70 millones de productos y bypasear a los negocios tanto físicos como virtuales y hacer la compra directamente desde Amazon cuando ésta es mas barata (la mayoría de las veces lo hay). ¿Hablando de competencia desleal, pero qué es la deslealtad en este mundo vertiginoso y cruel?
Mientras tanto HP pretende revolucionar el mundo de la informática con The Machine un dispositivo que podría procesar cantidades de datos hasta la increíble valor de 160 petabytes en 250 nanosegundos permitiendo fabricar smartphones con 100 terabytes de almacenamiento.
Contexto conceptual
No solo de dispositivos, plataformas y programas viven el hombre y la mujer. Si en esta panoplia de ofertas vemos riesgos y amenazas descomunales para el sistema educativo tal como lo conocemos, no es tanto porque los órdenes de magnitud que anticipamos en el procesamiento y almacenamiento de información destruirán todas las convenciones y rutinas inamovibles durante siglos, acunadas en la era de la escasez de información, que ahora esta siendo hundida por la era de la abundancia de información.
En rigor lo que nos llama la atención es algo muy diferente y totalmente ajeno a esta carrera armamentista de los gadgets y la fiorituras, de los juguetes y la trivialidad devenida admiración. Nos referimos a conceptos, formatos, intuiciones y disposiciones y dispositivos emanados de proyectos como Wolfram Alpha, o los Badges para reconstruir reputaciones o clonar habilidades de Discover Open Badges, que sin hacernos recaer en las fantasías apocalípticas de la Inteligencia Artificial, nos muestran cuanto mas cerca estamos de automatizar procesos, de generar máquinas de reconocimiento de patrones, y sobretodo como estos dispositivos permite amplificar nuestra heurística y encontrar relaciones e intersecciones donde nuestros cerebros mas que humanos lo hacen solo en ocasiones (de eso trataba la categoría genio), o inesperadamente o rezando a troche y moche.
Por eso fuera de esos circules concéntricos del hardware y del software nos topamos de lleno con la problemática del diseño especulativo que gracias a una astuta intervención de Anthonny Dunn y Fionna Ruby en Speculative Everything se ha convertido en una herramienta mas en nuestro portafolio de expansión de los futuros gracias tal como empezamos a mostrar en Panamá en el evento de Digital Signage y Educación coorganziado pro Samsung y Crambo.
Heidegger vs Whitehead
En su libro Without Criteria: Kant, Whitehead, Deleuze and Aesthetics, Steven Shaviro emprende una fantasía filosófica: ¿Qué tal si Heidegger no hubiera sido la figura que es ahora para el pensamiento post-estructuralista y continental? ¿Qué tal si la pregunta guía del proyecto postmoderno no hubiera sido «¿Porqué es el ser y no mas bien la nada?» ¿Qué tal si otro pensador diferente hubiera tomado el puesto de Heidegger y hubiera influenciado a una generación de filósofos en el siglo XX?
Shaviro propone, a través de una lectura cuidadosa de Kant y Deleuze a Alfred N. Whitehead como la figura principal de esta fantasía filosófica. Y la pregunta -introducida por Leibniz y puesta en escena por Heidegger muta radicalmente a una pregunta sumamente interesante para el pensamiento actual: ¿Porqué siempre hay algo nuevo?.
En nuestros años mozos que pronto habrán ocurrido hace la friolera de 50 años atrás, y de los cuales ya se confunden lo vivido con lo escrito, lo experimentado con lo convertido en historia reciente, lo sentido por uno con lo sentido por una época, hicimos carne la pregunta de Heidegger y nos la repetimos innumerable cantidad de veces.
Tan profunda fue la inmersión que hicimos en Don Martín -de quien aun tenenemos en la biblioteca una cantidad imponente de sus obras como ….Questions 1; Questions 2; La pregunta por la cosa;
¿Qué es la metafísica?; Lettre sur l’humanisme; Sobre la cuestión del ser; Essais et conferences; Chemins qui ne mennent nulle part y El ser y el tiempo, la mayoría comprada en nuestras épocas de estudiantes de Filosofía y Letras recién trasladada la carrera a la calle Independencia, que hasta no hace mucho la pregunta nos seguía pareciendo pertinente.
A pesar de que nuestras lecturas de su legado fueron convulsionadas por nuestro afortunado peregrinaje a París en 1969 (con reiteraciones en 1974, 1981 y muchas veces mas) y nuestro encuentro presencial, ya no solo literario, con Michel Foucault, con Gilles Deleuze, con Jean Francois Lyotard, y Felix Guattari quienes no eran precisamente muy amantes de Heidegger y de sus coqueteos con el ser.
Y sin embargo fue recién hace pocos días cuando nos encontramos con un post de Giancarlo Sandoval donde se hacia precisamente esta pregunta inquietante, invitándonos a desalojar a la pregunta heideggeriana de su pedestal encandilador sustituyendola por la de Alfred North Whitehead (a quien solo leímos poco y mal y de quien solo contamos en los anaqueles con Science and the modern world (1925) y Aventura de las ideas, que se volvió clara la necesidad de hacer esta sustitución, y la imposibilidad de seguir conviviendo con estas dos monedas: la heideggeriana y la whiteheadeana (o deleuzeana en su versión actual).
Lo mas pintoresco es que esta sustitución nos fue disparada no tanto por la ingeniosa propuesta de sustituir una pregunta por la otra en términos filosóficos sino en térmimos de análisis musical y de lectura del presente. Porque fue el mismísimo Giancarlo Sandoval quien en Del sonido intrascendente a la imagen viral: sobre OK Go sostuvo que esa pregunta le era relevante en el contexto musical actual dado que considera que el espectro de lo nuevo (que nosotros tematizamos en la cátedra hace unos años recurriendo a las criticas que hiciera Boris Groys de lo nuevo en el libro del mismo nombre), guía para bien o para mal el paradigma en el cual se encuentra enmarcada la industria musical: volverse viral.
¿Y que tiene que ver todo esto con la educación?
A nosotros el abandono de la pregunta heigedeggeriana por la whitehedeana nos atraviesa desde el punto de vista pedagógico y educativo, y mas en particular por la controversia que ha despertado internamente esta Carta, ligada a nuestra concepción de la necesidad de una pedagogía de transacción y no de transmisión y de la mejor forma de plasmarla, que mas arriba sostuvimos debía ser en términos de clínicas y no de clases.
Volvamos después de este excurso a la Carta Abierta, después del desvío hecho por la velocidad de escape que están generando las plataformas y herramientas modulares desaclándonos de la idea misma de universidad que ya cumplió casi un milenio de existencia, y de esta necesidad de separarnos (como si se tratara de etapas anteriores de un cohete que abandona la atmósfera) de la filosofía heideggeriana (como coronación de la metafísica occidental y de su crítica) y volvamos a los inicios de esta Carta a la Cátedra.
Y mas específicamente en relación al trabajo que venimos haciendo desde hace al menos un quinquenio en ella, y que se está profundizando estos dos últimos, partiendo de la inmersión en las humanidades digitales (en el año 2013) y haciendo una lectura distante de Youtube (en este año 2014).
Como bien dejó documentado Julio Alonso en su tesina de grado, la carrera de comunicación de la UBA está presidida por una serie de lecturas (de autores consagrados la mayoría hoy muertos, incluyendo a Eco, Barthes, Barbero, Foucault y Eliseo Verón que nos dejó hace pocos meses atrás sobre un total de 2500 textos y 1200 autores únicos), de materias «idealistas» (con un curriculum anclado alrededor de temas tales como colonialismo, dependencia, historia de los medios), o de orientaciones tales como marxismo, teoría crítica de la sociedad, funcionalismo, teorías hipodérmicas), con un peso majestuoso de la teoría y de los conceptos por encima de las prácticas (reducidas a talleres instrumentales), los artefactos, los dispositivos, y la mutación tecnológica en curso.
No nos corresponde hipotetizar acerca del porque de esta configuración, de la tracción de la coyuntura política (local) y de la imposibilidad/incapacidad de cambiar el Plan de Estudios (hoy casi a punto de concretarse), ni de los motivos por los cuales esta práctica teórica que es la teoría de la comunicación, sigue presidiendo los destinos de la carrera, mas allá de las modificaciones que sin cesar alteran nuestra concepción de la comunicación en muchas otras universidades nacionales, latinoamericanas y sobretodo norteamericanas y europeas.
Pero si es pertinente imaginar clínicas whitehedeanas o deleuzianas, frente al modo en que es impartida, y es recibida la cursada de Datos cada año, con permanentes altibajos, con cuestionamientos intermitentes -pero constantes- acerca de nuestros desvíos empiristas, tecnofílicos y finalmente pro-mercado. En tanto la mayoría de las otras materias de la carrera que serían mucho mas críticas, historizantes, tecnocríticas y mas que nada atentas a tradiciones de investigación y de reflexión de alta alcurnia filosófica, sociológica, se verían favorecidas por el amor de los alumnos.
Las arquitecturas del aprendizaje
Todo lo anterior está sumamente vinculado a factores de orden mucho mas pedagógico que conceptual (aunque es difícil ver los cortes por lo sólidamente enraizados que están unos elementos con los otros) vinculados a:
1) ¿Cómo concebimos la arquitecturas de aprendizaje, especialmente de los teóricos?
2) ¿Cómo entendemos que debe estar armado un programa y/o syllabus y cómo debe ser «enseñado» o «entrenado»?
3) ¿Cómo enmarcamos nuestra labor pedagógica dentro de la ecología mas amplia de la carrera y de la universidad?
4) ¿Cómo generamos un sistema de evaluación que sea coherente con los postulados anteriores, y hasta qué punto es posible alinear todos estos puntos de vista (discordantes respecto de muchas otras materia de la carrera) volviéndolos mas accesibles al interés/desinterés de los alumnos, de nuestros colegas pero también del estado del arte de las disciplinas de la comunicación?
En lo que sigue nos referiremos someramente a algunos de estos items (hemos tocado ocasionalmente estas cuestiones en los siguientes posts correspondientes a cursadas anteriores que han levantado cierta polémica), a la luz de dos factores:
a) la recurrente demanda de los alumnos de la materia, de que Datos dé teóricos «tradicionales» y la respuesta positiva (o no) de los docentes a hacerlo;
b) la dificultad de convertir al programa (el qué) en un syllabus (el cómo) que genere en el corto espacio de las 14 semanas de la cursada productos significativos.
Comentarios
De porque necesitamos muchas mas clínica...
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