Complejidad
– Cuál es gran secreto de la vida?
– Respirar
Un movimiento simple, mecánico nos permite sobrevivir. La respiración es un acto involuntario y tan natural que apenas tenemos demasiado tiempo en detenernos siquiera a pensarlo. La misma forma parte del sistema autónomo del organismo. Las funciones que componen ese sistema, como la digestión, operan sin que se lo ordenemos. Sin embargo, la respiración es la única actividad sobre la que podemos ejercer un control.
Podemos pasar varios días sin comer, beber o dormir. Pero no sin respirar. Respirar es mucho más que llevar oxígeno a los pulmones y eliminar dióxido de carbono. La inhalación o inspiración, oxigena cada célula de nuestro cuerpo. La exhalación o expiración, ayuda al drenaje linfático y desintoxica al organismo.
Respirar. Fuente de energía. Aumento de nuestra vitalidad física, psíquica y espiritual.
Muchos investigadores señalan que este movimiento mecánico, nos ayuda a restablecer el equilibrio emocional. Cuando sentimos miedo, cuando algo nos impacta lo primero que hacemos es cortar la respiración a nivel de plexo solar, dificultando enormemente absorción del oxígeno.
Indudablemente, el ser humano es sumamente complejo. Somos uno: nuestro cuerpo, nuestras emociones, nuestros pensamientos. Sobre ellos queremos ahondar.
Wallace Stevens es un poeta americano nacido en 1879. Trabajó como abogado pero su pasión eran las letras formando parte de la corriente vanguardista americana de las primeras décadas del siglo XX. “La lengua es un ojo” señalaba en sus textos que rayaban el campo de la filosofía y de la interrogación. En 1957, dos años luego de su muerte, se publica Opus Posthumous, condensando en el mismo, algunos poemas, aforismos y ensayos. Es allí, donde encontramos la siguiente frase: Ante una realidad extraordinaria, la conciencia toma el lugar de la imaginación.
Lo real y lo ideal, el valor de las palabras para generar sentidos; el valor de la poesia en el mundo moderno. Claro, “el poeta es el sacerdote de lo invisible”.
Desde la mirada de la complejidad, todas las contradicciones son ciertas. Esto nos permite observar y analizar el mundo desde otra perspectiva que de la lógica cartesiana. Nos invita a preguntarnos sobre la ambigüedad, sin temor a caer en una respuesta plagada de dualismos.
La validez de estas preguntas (y la incertidumbre que generan) refuerza nuestra convicción de que estamos profundamente inmersos en una transformación trascendental, alimentada por una nueva cosmovisión de la naturaleza esencial de los asuntos humanos, una nueva manera de pensar sobre la forma en que se desenvuelve lo social, lo político y lo cultural.
Nos agitan las contradicciones, nos perturba lo complejo. Nos deja sin aliento.
La tendencia a pensar en términos de decisiones entre «esto o aquello» comienza a dejar paso a una formulación de los retos como problemas «esto tanto como aquello». Ahora comprendemos que tanto emocional como intelectualmente, que los sucesos inesperados son comunes, que las anomalías son circunstancias normales, que incidentes menores pueden devenir rápidamente en desenlaces graves, que procesos fundamentales desencadenan fuerzas contrapuestas, que lo que una vez fue transitorio ahora puede ser duradero, y que las complejidades de la vida moderna están tan arraigadas que le imprimen un carácter ordinario al desarrollo sorprendente y a las ansiedades que lo acompañan.
Nuestra mención de Stevens (Opus Posthumous) vuelve con fuerza: “En la poesía al menos la imaginación no debe desvincularse de la realidad”.
La imaginación nos permite comprender que los seres humanos, decodificamos la realidad de forma distinta, ya que podemos sentir, ver, una dimensión que es invisible al resto de nuestros congéneres.
Nuestras visiones del mundo son traducciones del mundo. Traducimos la realidad en representaciones, nociones, ideas, teorías. Traducimos porque creamos conocimiento. Traducimos porque imaginamos.
Memoria
El pueblo griego creó diversos mitos para entender e interpretar todo lo que rebasaba las dimensiones humanas y a sus ojos parecía inconmensurable. Sus narraciones se transmitían oralmente de generación en generación, y de acuerdo con el grado de desarrollo de una época, se enriquecen o se modifican. Por medio de la combinación de tradiciones mitológicas con innumerables conceptos morales, crearon seres supremos, los dioses, que gobernaban el universo y determinaban el destino de los hombres. Estos dioses constituyeron el objeto de su adoración y sus actos divinos sirvieron a los hombres como guía para la elección de un destino virtuoso.
Las sociedades humanas, las sociedades arcaicas, tienen mitos fundacionales, mitos comunitarios, mitos sobre ancestros comunes, mitos que les explican su situación en el mundo.
Eduardo Galeano a través de Mitos de la Memoria del fuego, nos enseña a descubrir el imaginario precolombino a través de los mitos indígenas. En el mismo, se relatan diferentes formas de interactuar con la naturaleza y con el “otro”. Los pueblos originarios se convierten en agentes de la historia en este movimiento. La recuperación de la memoria a través de la voz del “otro”, es el eje fundamental de la obra. En ella, nos encontramos con la historia perdida, fundamental para entender y reconstruir el presente.
Paul Auster nos relaga la idea de que la memoria, puede comprenderse no tanto como el pasado contenido dentro de nosotros, sino como una prueba de nuestra vida en el momento actual.
Para que un hombre esté verdaderamente presente entre lo que lo rodea, no debe pensar en sí mismo sino en lo que ve. Para poder estar allí, debe olvidarse de sí; de este olvido surge el poder de la memoria.
Cambiar la mirada. Ver lo que no se ve. Sorprenderse, asombrarse. Disfrutar de la contradicción. Sonreirle. Respirar
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