Bienvenidos a la cursada 2015

Cuando esta materia pisó la cancha hace ya casi exactamente 20 años, la web era el Far West, no había en el mundo más de un millón de cibernautas, y si bien muchos creíamos alborozados en ese momento que el ciberespacio era una alucinación consensuada, a casi nadie se nos hubiese ocurrido circa 1996 que Internet cambiaría todo y a todos, incluyendo la idea misma de ciencia y sobretodo la de investigación (que no decir de la enseñanza y del cuestionamiento de todas las instituciones jerárquicas de Broadcast con la universidad y los medios a la cabeza).

Entonces no nos imaginábamos que existirían “métodos digitales”, métodos propios delmedium Web o métodos embebidos en los dispositivos online. Entonces no podíamos saber que la navegación, el scrapeo, el crowdsourcing y las folksonomies -como bien dice el gurú Richard Rogers en Digital Methods (2013)- son todas técnicas para la recolección y selección de datos. Allá lejos y hace tiempo no nos anoticiábamos de que Pagerank y otros algoritmos servían para ordenar y rankear páginas. Que las nubes de tags revelaban relevancia y resonancia. Ahora sabemos que todas estas distinciones y conceptos sirven para dar cuenta de los hipervínculos, los hits, los likes, las etiquetas, el fechado y otros objetos digitales nativos pero con fines inesperados..

Confundidos por los usos comerciales y marketineros de las métricas y el SEO no teníamos claro entonces que lo interesante no era recombinar los objetos digitales (tweets, retweets, hashtags, usernames, user locations, URLs acortados, @replies, etc) para buscar y mejorar nuestro posicionamiento en Twitter, sino para hacernos preguntas culturales y sociales en el terreno digital.

Más importante que apreciar los resultados de las búsquedas de Google en términos de optimización o manipulación era leer (por encima y por debajo de los mismos) las condiciones sociales de producción de la cultural digital. Investigar la red no era solo investigar la red, sino la red como superficie proyectiva, como test de de la conducta social encarnada. Lo que Rogers y otros autores de punta como Charles Kadushin, Robert Ackland, Deborah Lupton, Christine Hine, Robert Kozinets, Christina Prell están proponiendo, es desarrollar lecturas, miradas y modelos mentales para hacer investigación social (la de siempre) con la web.

No se trata pues de refugiarnos en el estudio de la cultura online o del comportamiento de los usuarios de las TIC (desde el trabajo hasta la escuela, desde la política hasta el turismo) hasta el aburrimiento. En los últimos 20 años la investigación de lo social, cultural, político y económico hechos posibles por la web fue pasando del análisis singularizado de sitios webs y directorios a fines de los años 1990, a la crítica de los motores de búsqueda y la blogosfera hasta mediados del año 2000, la emergencia de los locativos, la web 2.0 y los medios sociales (fines del 2000) hasta llegar a la analítica cultural de los últimos 2 o 3 años.

Estamos viviendo en la era de la eversión (de la sutura analógico/digital), tenemos herramientas inesperadas para tratar ingentes cantidades de datos. Las prácticas colectivas mutan al ritmo de la aparición de nuevos programas y aplicaciones. La cultura genera nuevos soportes y se encarna en nuevos objetos.

Esta cátedra ha participado activamente de las mutaciones del paisaje digital a lo largo de estas dos décadas. En el último lustro decidió aparte de analizar esos objetos también en producirlos, y en los dos últimos años trabajamos intensamente en la recopilación, sistematización y uso de programas y herramientas para entender el poder creativo de esos mismas programas y herramientas, en un ejercicio de recursividad que venimos practicando desde nuestros inicios.

Bienvenidos  entonces a nuestro enésimo intento por exorcizar al fantasma en la máquina. Con la pequeña/gran diferencia de que el compromiso con ese fantasma ya no es prerrogativa de pocos y letrados sino que está ocupando la vida y las tribulaciones de cada vez más amplios sectores de la población. Y hay que entender cómo y porqué cuanto más hacemos por exorcizarlo más se enquista en la vida cotidiana.

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